Por fin ha llegado el turno de David Cronenberg, el canadiense más controvertido de la cinematografía moderna vuelve a Cannes, un certamen que, pese a haber seguido bien de cerca su trabajo, nunca le ha recompensado con el reconocimiento que se merece. En su filmografía podemos contemplar grandes cambios de temática, aunque siempre centrado en experimentar con el cuerpo humano y los misterios de la mente. De esta manera, con Crimes of the Future (1970), el realizador comenzó a transmitir una clara repulsión hacia las personas y sus acciones, un cine visceral y sangriento, aunque eso sí, muy metódico y planificado. Luego llegaron Rabia (Rabid 1977), Cromosoma 3 (The Brood, 1979), y por fin, Scanners (1981), una obra mayor con la que Cronenberg ponía fin a su primera etapa más descarnada, donde planteaba los peligros de la desobediencia civil y la libertad de pensamiento sin dejarse influenciar por las masas. Posteriormente, siguió con estas metáforas (desde Videodrome -1983- y su manipulación informativa, hasta la sensacional Inseparables -Dead Ringers, 1988-), sobre la dualidad más metafísica. A continuación, llegarían sus thriller psicológicos, sin tanta sangre, pero sin perder su perturbador toque. En este apartado encontramos a Crash, la primera cinta del director que aterrizó en Cannes (1996), una obra maestra sobre los fetiches más enfermizos que se alzó con el premio especial del jurado, aunque su posterior alcance, ya como filme de culto, fuera inimaginable hace ya casi 20 años.
6 años después volvería a la Costa Azul con uno de los ejercicios psicoanalíticos más concienzudos que se han realizado: Spider, una exploración sobre la fragilidad de la mente humana con un sensacional Ralph Fiennes. Luego llegó Viggo Mortensen, y con él las dos películas más accesibles del realizador: Una historia de violencia y Promesas del este. Sólo la primera llegó a estar nominada para la Palma de Oro. Era cuestión de tiempo que, tras toda esa obsesión por la mente el director se propusiera experimentar con las dos figuras más representativas del psicoanálisis: Jung y Freud, Un método peligroso (2011) —exhibida en Venecia tras no llegar a tiempo a Cannes—, una película tan brillante como complicada, aunque injustamente olvidada. Al año siguiente se atrevió con la adaptación de la genial novela de Don DeLillo, Cosmópolis, un drama que atenta contra el materialismo aunque, por lo hermético de ambos (libro y cinta), destinado a una sección minoritaria del público. Con Maps to the Stars, el realizador vuelve a la rivera francesa (por quinta vez) para reincidir en sus inestables personajes que, basados en la ficticia familia Weiss, representan la idiosincrasia típica de la estirpe hollywoodiense: lujos, excentricidades, terapeutas… todo desde el punto de vista de las estrellas infantiles. Una de las grandes apuestas de este año para la que vuelve a contar con el protagonista de Cosmópolis, Robert Pattinson. Junto a él encontramos a Julianne Moore (¿Qué hacemos con Maisie?), Mia Wasikowska (Tracks) y John Cusack (Grand Piano) entre otros.
La sombra de Moneyball
Compitiendo con Cronenberg encontramos a Bennett Miller, un director que cautivó a la crítica con su drama biográfico sobre Truman Capote en la etapa en la que estaba escribiendo su novela A sangre fría. La genial actuación de Philip Seymour Hoffman (uno de los mejores papeles protagonistas de su carrera) le ayudó a conseguir un gran número de alabanzas y nominaciones (entre ellas a los Oscar). Para su siguiente película, también basada en hechos reales, volvió a contar con Hoffman, que en esta ocasión estaba acompañado de Brad Pitt, Moneyball logró 6 nominaciones a los Oscar y fue tachada como uno de los mejores dramas deportivos de la historia. Siguiendo con los biopics, que tan buenos resultados le están dando, Miller regresa a la gran pantalla con Foxcatcher, y con ella logra su primera nominación a la Palma de Oro. La historia del asesinato del medallista olímpico Dave Schultz a manos de su entrenador y creador del club deportivo de lucha Foxcatcher, John du Pont. La película narra la tempestuosa relación del hermano de Dave, Mark Schutltz, también luchador olímpico, y el multimillonario du Pont desde el momento en que este último propone a Mark que se instale en su mansión, convertida en gimnasio, para ayudarle con el entrenamiento profesional. Sin duda, una interesante propuesta en la que podemos encontrar a actores de la talla de Mark Ruffalo (Los chicos están bien), el carismático Channing Tatum (Efectos secundarios), un cambiadísimo Steve Carell (El camino de vuelta), Sienna Miller (Yellow), Anthony Michael Hall (Tombstone) y Vanessa Redgrave (El mayordomo). El filme llegará a cines estadounidenses el 14 de noviembre. En unas horas comenzaremos a publicar información de las primeras impresiones de esta sexta jornada con la que comenzamos la semana.
Alberto Sáez Villarino
Dublín (Irlanda)