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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | 3 días para matar

    3 días para matar

    Morir o matar

    crítica de 3 días para matar | 3 Days to Kill, McG, 2014

    Ethan Runner (Kevin Costner) lleva toda su vida dedicado a cumplir peligrosas misiones por encargo como parte de los servicios secretos de la inteligencia norteamericana. Durante 32 años su cometido ha pasado por la limpieza brutal a punta de pistola de los enemigos acérrimos del gobierno, con una salud de hierro que nunca ha traicionado su buen pulso en las matanzas. En contraposición, una desastrosa y caótica vida personal que ha resquebrajado sus cimientos familiares: su esposa apenas no le habla y su hija Zoey (Haille Steinfeld), recién entrada en la adolescencia, recibe una pobre llamada telefónica anual con motivo de su cumpleaños. Tras una misión fallida plagada de balazos, el frío y comedido Ethan recibe una fatal noticia sobre su futuro; un cáncer terminal lo está fulminando y sólo le quedan tres meses de vida, cinco con suerte, pero ni siquiera los suficientes para celebrar vivo las próximas navidades. Esta cruel sentencia del destino desata una alarma en el interior de este suspicaz y agudo asesino a sueldo, y lo hace reflexionar acerca del tiempo perdido que ha malgastado sin sentirse implicado ni unido a su familia; así, con la intención de emprender un último intento de redención personal, toma un vuelo a París para pasar el tiempo que le queda con su mujer y su hija, abandonando cualquier lastre de su despiadado trabajo anterior. Sin embargo, como la vida es impredecible, y muchas veces poco compasiva, es contratado sin elección por una hermosa y autoritaria agente rubia de la CIA llamada Vivi, a fin de que logre aniquilar a Wolfgang Braun, un notorio y poderoso traficante de armas también apodado como El Lobo, y su elenco de malvados colaboradores vinculados al terrorismo. Como recompensa, le ofrece una jugosa panacea: un medicamento experimental suministrado a través de una jeringuilla que podría alargar su existencia y mejorar su salud en decadencia.

    3 días para matar

    Con este panorama a caballo entre el thriller comercial nortemericano de tipos duros, heridas de bala, carreras frenéticas por tejados, piruetas mortales y tiroteos carentes de toda piedad, y una especie de pastelosa comedia familiar de reconciliación y recuperación de la paternidad perdida (muy a lo american way of life) comienza 3 días para matar, el nuevo filme de McG, con un veterano Kevin Costner cuyo rostro surcado de amigables arrugas sigue adaptándose a la trama de su género predilecto. El eje fundamental que guía sus casi dos horas de duración es la dicotomía (supuestamente antagónica) entre trabajar como un implacable asesino del gobierno, exterminador de dealers de gran alcance, talibanes propietarios de bombas radiológicas, enemigos de la CIA, y otras grandes amenazas del imperio yanqui, y a su vez ser un buen padre, dulce y compresivo con las nuevas necesidades de su hija (que comienza a exhibir los tópicos estándares de su edad, véase enamorarse de un chico de su instituto, hacer experimentos coloristas y arrebatados con su pelo, asistir a fiestas, planificar su graduación, o llenar su teléfono móvil de ruidosas radiofórmulas de pop) así como mejorar la deteriorada relación con su esposa (Connie Nielsen). Así ambas caras del protagonista se interrelacionan y contagian la una a la otra, pues súbitamente en sus nuevos interrogatorios hacia sus oponentes, Ethan comienza a pedir consejos paternales, desde cómo realizar una buena pasta real para espaguetis a que tipo de locales de moda acude la juventud, o (recurso que la película utiliza para proyectar la ternura de su oscuro personaje principal, en contraposición a la frialdad que adopta en sus encargos sangrientos para los servicios secretos), y está todo el tiempo pendiente de las llamadas de Zoey. Su actitud protectora y preocupada hacia su hija ablanda las viejas tensiones de su matrimonio y consigue que su mujer afloje ciertos nudos en su relación con Ethan. Éste, por otra parte, admite con benevolencia a una familia de ilegales que se instalado en su propiedad parisina, acusando en su apertura del grado de permisividad la habitual sensación de sensibilidad y flaqueza que acompaña a muchas enfermedades graves. 3 días para matar acopla así, esa almibarada (en muchas ocasiones ridícula) pretensión de el típico chico malo pero ya crecidito en edad, de remodelarse a uno mismo cuando es, o parece ser, demasiado tarde y muchos trenes han pasado delante de sus narices, con el entretenimiento banal de un thriller de espías y asesinos al que le faltan piezas, complejidad, e incluso, para tratarse de su género, velocidad, un poco más de sangre y unos personajes más elaborados.

    3 días para matar

    Asistimos a lo largo del metraje a varios estereotipos absurdos por gastados en muchas de las producciones taquilleras: Vivi parece una prostituta de alto standing exagerada y pretendidamente provocativa cuyas únicas intervenciones parecen ligadas a tirarle los trastos a Ethan y proferir amenazas que no resultan demasiado convincentes; Ethan halla en la violencia una respuesta conductual siempre positiva ante cualquier problema, y aunque el crecimiento de su personaje desde la más aséptica frialdad a una aceptable adquisición de valores morales (dentro de lo que cabe, claro) resulta interesante, su evolución cae en clichés aburridos y artificiales, más propios del moralismo y la glucosa de las comedias románticas, que de una cinta de acción con pinceladas humorísticas. No se puede negar que en todo momento resulta entretenida, que su fotografía es fantástica (incluyendo la luz del ocaso en la torre Eiffel, el encuentro escalofriante en la parada del metro, o la fiesta nocturna de la graduación de Zoey), y algunas secuencias consiguen hacernos reír, 3 días para matar se queda a media asta de las dos líneas argumentales que pretendía conciliar en la pantalla: el papá bueno y el espía malo, una vertiginosa vida de asesinatos en el apogeo de la salud, y la salvación a través del miedo a la enfermedad y la familia feliz y azucarada. Será un mero pasatiempo para los fans más asiduos de Costner, pero en el fondo acumula muchos más defectos que virtudes. | ★★★★ |

    Andrea Núñez-Torrón Stock
    redacción Santiago de Compostela

    Estados Unidos, 2014. Three days to kill. Director: McG. Guion: Adi Hasak, Luc Besson. Fotografía: Thierry Arbogast. Música: Guillaume Roussel. Productora: EuropaCorp / Relativity Media. Reparto: Kevin Costner, Amber Heard, Hailee Steinfeld, Connie Nielsen, Richard Sammel,Eriq Ebouaney, Tómas Lemarquis, Big John, Rupert Wynne-James, Peter J. Chaffey, Philippe Reyno, Eric Supply.

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