La pesadilla de un drogadicto con afición al terror italiano
crítica de The Strange Colour of your Body’s Tears |
L'etrange couleur des larmes de ton corps, de Hélène Cattet y Bruno Forzani, 2013
Vaya por delante que el universo de Helene Cattet y Bruno Forzani es un universo cerrado, hermético, altamente críptico y cercano a la esquizofrenia. Su narrativa es frágil y fragmentada. Comienza con un punto de partida, en apariencia sencillo, y poco a poco se ramifica y se obsesiona. Cada detalle de la trama adquiere importancia. La atmósfera es parte esencial de la experiencia y el azul y el rojo son el prisma a través del que se mira el mundo. La saturación de colores rodea a los personajes. Y el tenebrismo del ambiente dota al viaje de cierta esencia gótica. The Strange Colour of your Body's Tears (2013) es todo lo coherente que una obra como esta puede ser en una filmografía como la de Cattet y Forzani. Sólo han dirigido dos filmes, y ya desde sus primeros cortos, allá en el lejano 2003, su identidad estética estaba presente. Desde la fantasía sexual sadomasoquista que representaba el primerizo Chambre jeune, o el esencial El retrato de la dama de amarillo, esta visión algo enfermiza y caótica, cercana al giallo y al vouyerismo, ya marcó a fuego unos comienzos en los que ambos cineastas tomaron el cine italiano como base de todo su discurso. Ver sus primeros cortometrajes es ver extractos de lo que contienen sus películas. Amer (2009) comenzó entregando un ejercicio menos ambicioso, pero igualmente muy particular. Una historia que mezclaba la brujería del mejor Argento con los terrores Fulcianos de algo como El destripador de Nueva York (1982). Un relato de horror infantil, crecimiento y venganza, divido en tres grandes secuencias, cada una de ellas filmadas en una única localización, con un diálogo casi nulo, y una cámara con obsesión por las miradas. El espacio, que tan importante parece a veces, se olvidaba, a través de unos primeros planos que descontexualizaban toda escena centrándose sólo en determinadas sensaciones. Su cine ha sido definido ya por algunos medios como el denominado “neo-giallo” del siglo XXI.
A la estela de un Berberian Sound Studio (2012) llevado a la enésima potencia, The Strange Colour of you Body's Tears es un filme que escapa a una valoración directa. Comienza entregando la historia de un hombre que, tras regresar de un viaje de negocios se encuentra con que su mujer ha desaparecido misteriosamente. No hay rastro de ella, y los vecinos parecen evitar el tema. Hasta que el protagonista llega al apartamento número 7, donde una anciana vestida de encaje negro, con un leve aroma de Suspiria (1976) en el aire, cuenta un relato que pondrá en marcha el mecanismo surrealista de la obra. Existen espacios invisibles tras las paredes de cada vivienda, incluso en el techo. Algo reside en el edificio obsesionado con el sexo y la muerte. Pareja indivisible en el terror italiano. En una escena que recuerda poderosamente a la icónica obra de Lucio Fulci, un cuchillo recorre los contornos del cuerpo de una mujer. En apariencia hay placer, hasta que llegan los primeros cortes. El montaje se fragmenta, y el placer se convierte en terror. El poderoso onirismo narrativo se alterna con escenas, en apariencia sencilla, contadas en blanco y negro, y a modo de fotonovela. El progreso de la investigación continúa y un policía hace acto de presencia, pero uno no termina de situarse. Capta destellos de lucidez, de cierta lógica, pero es imposible anclarse en tierra. Cattet y Forzani fuerzan la máquina del surrealismo y la experimentación hasta límites exhaustivos. El espectador debe poner muchísimo de su parte para formar parte del juego, de este puzzle conscientemente críptico del que nunca tendrá la respuesta y tan sólo podrá obtener conjeturas. Todo se cuenta con primeros planos. Muchos planos oculares. Ojos mirando un cadáver, ojos de terror, ojos suspicaces, pero todo son ojos. Un plano general que respira, que capta el espacio, aunque en estatismo. La cámara no viaja para darnos una sensación de lógica. Al contrario. Oscurece las esquinas, buscando desesperada una arquitectura casi malsana en la que los ruidos resuenan con una potencia que estremece, guturales y ásperos, dotando de importancia a dos aspectos clave (espacios y sonidos) que ya en la apertura de créditos quedan claramente remarcados.
En la tradición de los relatos de casas encantadas, o del Polanski del Quimérico inquilino (1976), una vez entramos en el edificio, nunca más volvemos a salir. Nos movemos por el apartamento del protagonista, decorado con un horterismo muy de los 70, mientras le vemos romper la pared del baño descubriendo un espacio negro detrás del cuarto. O cómo la escalera del hall se pierde en la oscuridad de las plantas superiores. Las cristaleras colorean la luz sin permitir ver nada claro. Y el papel de pared homenajea con insistencia el art noveau que hizo furor en Francia y Bélgica a finales del siglo XX. Toda la obra es un cúmulo de referencias constante, y aún a pesar de ello, es de un particularismo inapelable. Lo más cercano sería el David Lynch de Inland Empire (2006) —en cuanto a extremista en la propuesta— aunque también haya ecos de los bucles espacio temporales de Carretera perdida (1997) (atención a cierta escena que involucra un portero) y, como decíamos al comienzo, un vouyerismo marcadamente hitchcokiano. El de un ojo mirando a través de un hueco en la pared a una mujer que acabará asesinada. Cattet y Forzani han sabido trabajar una identidad propia y reconocible. Tal vez Amer (2009), su primer largo, fue más directo. Su historia y su afán estilístico eran más sensoriales y menos crudo, aún siendo casi idénticos en ocasiones. Esta segunda obra en cambio, no admite término medio. Se ama o se odia. Uno puede introducirse en ella, pero aún siendo consciente de lo que le espera, la paciencia se pondrá al límite. Y es tan fácil insultarla que es hasta injusto. Es imposible entenderla del todo y eso ha de tenerse en cuenta. La cinta ya ha confirmado a los directores como los nuevos cineastas de culto del cine de terror belga. Han pasado por festivales como Locarno, Toronto, Austin o Londres, y aún sin ganar ningún premio, han continuado su carrera de promoción con una reciente parada en el CHP PIX de Copenhague. De una u otra forma, esta pareja dará que hablar en el futuro. Su visión es poderosa y tiene sus seguidores. Por ahora, su segundo largometraje es la confirmación de un estilo que ya han hecho suyo. Como un Quentin Tarantino del terror surrealista italiano —en cuanto a la cantidad de referencias que manejan para construir una visión totalmente propia— The Strange Colour of Your Body's Tears es como una fiesta de drogadicción enfermiza y brutal de la que saldrás mareado hasta las cejas, o directamente mutilado, con un cuchillo en la cabeza. | ★★★★★ |
Gonzalo Hernández
redacción Madrid
Bélgica, Francia, Luxemburgo. 2013. Título original: L'etrange couleur des larmes de ton corps. Directores: Hélène Cattet y Bruno Forzani. Guión: Hélène Cattet y Bruno Forzani. Intérpretes: Klaus Tange, Ursula Bedena, Joe Koener, Birgit Yew, Hans de Munter, Anna D'annunzio, Jean-Michel Vovk. Fotografía: Manuel Dacosse. Montaje: Bernard Beets. Productoras: Anonymes Filmes, Tobina Film, Epidemic, Red Lion Sarl, Mollywood, Belgacom, Indéfilms. Fecha de estreno oficial: 12 de Agosto de 2013, Suiza. (Festival de Cine de Locarno).