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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Los huéspedes

    Los huéspedes | The Innkeepers, de Ti West

    El fantasma del Yankee Pedlar Hotel

    crítica de Los huéspedes | The Innkeepers, de Ti West, 2011

    Ti West pertenece a esa selecta estirpe de nuevos cineastas que están devolviendo al género del terror la dignidad perdida. Nombres como Rob Zombie, James Wan, Eli Roth, Jim Mickle o Alexandre Aja, que han cultivado su cultura cinéfila adorando las películas de los 70 y 80, salpican sus propuestas de múltiples y gozosas referencias y guiños a aquellas, sin perder por ello sus personalidades como creadores. En el caso de West, la película que le colocó en el punto de mira para los aficionados al género fue la notable La casa del diablo (2008), un modesto ejercicio de mimetismo hacia las cintas de temática demoníaca de los 80, donde demostró un gran poderío visual pese a la economía de medios. Aquel título, que argumentalmente bebía de fuentes clásicas como La semilla del diablo (1968, Roman Polanski) o La centinela (1977, Michael Winner) –auténtica joya a reivindicar–, fue la antesala de unos trabajos que no han logrado mantener el listón tan alto, como sus contribuciones a las películas de sketches V/H/S (2012) y The ABCs of Death (2012) y, sobre todo, la decepcionante Cabin Fever 2: Spring Fever (2009), secuela del título de culto de Eli Roth. Ahora, en plena efervescencia del éxito de títulos sobre casas encantadas como Expediente Warren: The Conjuring (2013, James Wan) o la interminable saga de Paranormal Activity, llega a España –con tres años de retraso– Los huéspedes (2011), otro particular homenaje del realizador al horror ochentero, salpicado de un saludable sentido del humor.

    Los huéspedes | The Innkeepers, de Ti West

    La película presenta algo ya transitado otras veces con anterioridad como es el escenario de un hotel habitado por los atormentados fantasmas del pasado. Stephen King fue uno de los maestros en presentar estos enormes edificios como temibles amenazas paranormales en obras literarias de las que luego salieron filmes como El resplandor (1980, Stanley Kubrick) o Habitación 1408 (2007, Mikael Håfström). El Yankee Pedlar Hotel de Los huéspedes, al igual que el mítico hotel Overlook, está poblado de fantasmales apariciones y fenómenos inexplicables. Se trata de un complejo sobre el que existe una maldición centenaria, ya que se dice que el fantasma de una mujer que se suicidó tiempo atrás en una de sus habitaciones, se pasea por los pasillos clamando justicia (de nuevo, la sombra de El resplandor es alargada). Claire y Luke son los dos únicos empleados que quedan en el hotel y, ante el inminente cierre del lugar, se proponen probar la existencia de este tipo de manifestaciones del más allá. La llegada de dos huéspedes como Leanne Reese-Jones, una enigmática actriz dotada de ocultas capacidades como psíquica, y un misterioso anciano que se empeña en alojarse en la habitación 353, ya que le trae recuerdos de un pasado lejano, desencadena una serie de acontecimientos que pondrá en peligro las vidas de los protagonistas. Estamos, como puede verse, ante la típica historia de fantasmas mil veces vista en la gran pantalla, tratada, eso sí, con un tono mucho más ingenuo y juguetón de lo que es habitual en el último cine de terror, caracterizado por la escabrosidad y la truculencia. Podría decirse que Los huéspedes, pese a referencias explícitas a clásicos como Al final de la escalera (1980, Peter Medak) –ese piano que toca solo, con último y perturbador golpe de tecla incluido– o Terror en Amityville (1979, Stuart Rosenberg) –la música de Jeff Grace recuerda en ocasiones a la brillante creación de Lalo Schifrin para aquella–, jugaría más en la liga de comedias de terror menores (aunque nada desdeñables) como House, una casa alucinante (1986, Steve Miner) o Arrástrame al infierno (2009, Sam Raimi), en donde los personajes y situaciones no pueden ser tomados demasiado en serio.

    Los huéspedes | The Innkeepers, de Ti West

    Por desgracia, el resultado final se queda más en las buenas intenciones que en algo excesivamente memorable. La presentación de los personajes de Claire y Luke se alarga más de lo necesario, mostrándolos como dos pánfilos encantadores que se divierten gastándose continuas bromas relacionadas con la leyenda que se cierne sobre el hotel o viendo los videos que sobre el tema existen en la web. Sorprende en West que demore las primeras explosiones de terror hasta bien pasados los primeros 40 minutos de metraje, perdiendo el tiempo en situaciones pretendidamente divertidas que solo consiguen desconcertar al espectador. A nivel interpretativo, únicamente Kelly McGillis –reciclada en presencia habitual del género gracias a Stake Land (2010) o We Are What We Are (2013), ambas de Jim Mickle– con su interesante caracterización de la vidente Leanne, logra elevar el nivel, apoderándose de las pocas escenas verdaderamente inquietantes de la función. Por su parte, Sara Paxton y Pat Healy dan el pego en los pasajes humorísticos de la cinta, pero se muestran bastante fuera de lugar cuando el horror hace su aparición. En lo positivo, hay que decir que Ti West saca un buen partido del escenario del hotel –en realidad la posada Yankee Pedlar Inn, situada en Connecticut y con su propia leyenda negra tras de sí–, pese a que visualmente, el filme sea mucho más convencional y soso que La casa del diablo, con una estética más cercana a la de un telefilme que a la de una obra cinematográfica. A esta decepcionante sensación contribuye la economía de efectos especiales o los obligados golpes de efecto que el público busca en este tipo de entretenimientos. Innecesariamente dividida en cuatro capítulos, no es hasta el epílogo –demasiado tarde, en sus últimos cinco minutos– cuando Los huéspedes muestra leves señales de lo que podría haber sido y no es. A West le ha quedado una película distraída e inofensiva; un fallido título que, en su intento de rendir tributo al horror ochentero, ya nació trasnochado, por lo que se olvida fácilmente nada más concluir los títulos de crédito. A pesar de ello, espero con ganas que algún día se estrene entre nosotros The Sacrament, el thriller de metraje encontrado sobre sectas que el director presentó con éxito en el Festival de Sitges de 2013. | ★★ |

    José Antonio Martín
    redacción Las Palmas de Gran Canaria

    Estados Unidos. 2011. Título original: The Innkeepers. Director: Ti West. Guión: Ti West. Productora: Glass Eye Pix. Fotografía: Eliot Rockett. Música: Jeff Grace. Montaje: Ti West. Intérpretes: Sara Paxton, Pat Healy, Kelly McGillis, George Riddle, Alison Bartlett, Jake Ryan, Lena Dunham, Brenda Cooney. Presentación oficial: SXSW 2011.

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