Resurrección, metáforas y subrayados
crítica de Su-zakana (2x08) | Hannibal (Temporada 2)
NBC | EEUU, 2014. Director: Vincenzo Natali. Guión: Scott Nimerfro & Bryan Fuller & Steve Lighfoot. Creador: Bryan Fuller. Reparto: Hugh Dancy, Mads Mikkelsen, Laurence Fishburne, Caroline Dhavernas, Scott Thompson, Aaron Abrams, Jeremy Davies, Chris Diamantopoulos, Katharine Isabelle. Fotografía: James Hawkison. Música: Brian Reitzell.
«La sociedad necesita psicópatas para que los demás nos mantengamos alerta». Esta frase, dicha por la estupenda Caroline Dhavernas en una escena clave de este episodio, no es solo cierta sino que da una buena idea de la manera en que la serie de NBC está articulando su gran discurso sobre el Mal. El Mal es necesario, nos dice Bryan Fuller cada semana, como nos los dijo hace años Thomas Harris. Sienta bien matar a alguien que ha hecho algo mal. Nos sentimos con derecho a sentenciar sobre lo divino y lo humano, más allá de las capacidades de la justicia, cuando se comete un crimen. El caso de Su-zakana juega con esto, pero también tiene otros interesantes niveles de lectura. Con Will fuera de la cárcel e insertado de nuevo en su vida anterior, casi como si nada hubiera pasado, la serie ha decidido recuperar una estrategia clásica del policíaco y que tuvo varios ejemplos en la primera temporada: el crimen de la semana funciona como metáfora de lo que están pasando los protagonistas personalmente. En un momento de la trama en que Will es plenamente conscientemente de lo que Hannibal le hizo, el FBI se encuentra ante un crimen donde los sospechosos son un hombre que bordea la enfermedad mental y su trabajador social, una figura socialmente intachable y que puede estar culpando de sus numerosos crímenes a su inestable “paciente”. El único problema de este caso metafórico es que Fuller, Scott Nimerfro y Steve Lighfoot sienten la necesidad de dejar bien claro que es una metáfora de la relación de Hannibal y Will, de forma que plagan el último acto de subrayados innecesarios, desesperantes incluso cuando el doctor Lecter verbaliza en varias ocasiones que Will no se sentirá bien matando a Clark Ingram. Tanta reiteración es rara en la serie, que normalmente respeta la inteligencia del espectador y no subraya lo obvio a cada paso. Ahora, el acercamiento –literalmente– entre Will y Hannibal momentos de que el episodio termine está lleno de ambigüedad.
Pero el capítulo tiene muchísima más miga que esta metáfora, muy eficaz por otro lado. En primer lugar, está dirigido por el interesante Vincenzo Natali, en la enésima prueba de que el talento cinematográfico se pasa a la pequeña pantalla. Es toda una sorpresa encontrar su nombre en los créditos, y una de lo más bienvenida. Respecto a las tramas, se nos cuentan varias cosas importantes sobre los personajes. Brian ha perdonado a Will por creerle culpable de ser el Destripador de Chesapeake, y ambos han compartido por un segundo el dolor por la pérdida de Beverly; Alana prosigue su relación sexual con Hannibal (ya que estamos en una cadena en abierto y el sexo debe ser comedido, se transmite el polvo entre ambos por el tacto, un juego entre las sábanas y la piel de lo más sensual), y está muy preocupada de que Will pueda seguir queriendo matarle; y Jack cree más a Will que a Hannibal, pero guarda las apariencias. El arranque del capítulo, con otra metáfora en la pesca sobre hielo, nos dice que el agente Crawford quiere pruebas para poder encerrar al caníbal. Pero todo esto pasará a segundo plano cuando empiece a desenvolverse el crimen de la semana, una nueva muesca para la galería de imaginería retorcida de la serie. Una mujer dentro de un caballo y con un pájaro en el pecho, poesía oscura. La idea de la resurrección, dar y quitar vida como trasfondo para tan macabro crimen. El principal sospechoso es Peter Bernardone, interpretado por el extraordinario Jeremy Davies, con confusas ideas sobre el tiempo y el bienestar de los animales. El caballo como crisálida es digno de estudio y psicoanálisis, y el desenlace del capítulo no aclara si los personajes de Peter y Clark volverán a salir en la serie. Una pregunta, eso sí, es inevitable: si Clark tenía el martillo en el último acto, ¿cómo acabó inconsciente dentro del caballo, cuando Peter ve su mundo como una inestable realidad?
Terminada la trama de la cárcel, regresa la terapia entre el agente especial y el psiquiatra que come personas. El plan de Will sigue sin estar claro, pero es evidente que no ha retomado las sesiones solo porque necesite hablar con alguien. Quiere saber, aunque es consciente de que Hannibal nunca admitirá nada. Lo que no sabe es que Hannibal tiene otra paciente que puede ser perfecta para él: Margot Verger. A lo largo de 21 episodios, esta fascinante serie ha jugado mucho con la idea de la simetría imperfecta: dos psiquiatras con método poco ortodoxos, dos mentes confusas como resultado de ese tipo de terapias, varias parejas (de asesinos, de asesinados, sentimentales, profesionales); y ahora una enfermiza relación fraternal. Aunque no hemos visto propiamente a Mason todavía, la introducción de Margot (a la que interpreta Katharine Isabelle, actriz con tendencia por personajes en climas enfermizos y que parece nacida para actuar en Hannibal) y las sesiones con el buen doctor hacen pensar que la joven y el agente especial van a cruzar caminos, ya que ambos tienen un Mal en sus vidas del que se sentirían muy felices de librarse. La presentación en flashback de Margot juega con varios recursos de montaje, lo que unido a la escena del principio en la que Hannibal prepara los peces para la cena empuja a este cronista a destacar el estupendo trabajo de edición de Michael Doherty. Como curiosidad, y siguiendo la feliz tradición de la primera temporada, Fuller sigue contando con gente con la que ha trabajado en otros proyectos. Jonathan Tucker, que interpretó al enfermero asesino unos episodios atrás, y el versátil Chris Diamantopoulos formaban parte del piloto de High Noon, que la cadena SyFy le rechazó al creador hace unas semanas, mientras que Katharine Isabelle formó parte de la adaptación para televisión que Fuller hizo de la novela de Stephen King Carrie, y que dirigió David Carson en 2002. El tupido universo del creador sigue ramificándose en Hannibal. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla