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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Declaración de guerra

    Declaración de guerra

    La trinchera de los días

    crítica de Declaración de guerra | La guerre est déclarée, de Valérie Donzelli, 2011

    Cuando un tal Romeo conoce fortuitamente a una tal Julieta en una oscura discoteca francesa, y entre ellos surge un amor inevitable a golpe de música post-punk, ambos desconocen las trampas que el futuro oculta bajo su manga. El “destino terrible al que se verán abocados”, al igual que los protagonistas de la más famosa tragedia de Shakespeare, distará de huir de un final inexorable para enfrentarse a la guerra más dura de sus vidas; una lucha que ocupa este filme enternecedor y brillante que lleva por titulo La guerre est déclarée, (o en idioma patrio, Declaración de guerra). El enemigo de tan ardua batalla es la atípica enfermedad que aqueja a su pequeño hijo de cuatro años Adam, un tumor en la fosa superior derecha que acarrea asimetría facial, llantos, fiebres, vomitonas y muchas noches sin dormir para sus progenitores. Antes de enumerar el puñado de motivos que han hecho de esta cinta, representante oficial de Francia en los Óscar de 2011, una de las rara avis imprescindible de los últimos tiempos, es importante hablar de las raíces autobiográficas que impulsaron a su valiente y perspicaz directora, Valérie Donzelli, a deconstruir sus vivencias mediante el objetivo de una cámara. La historia que ésta retro y colorista, triste pero luminosa, sencilla pero ambiciosa, tan lúcida como conmovedora, Declaración de guerra, tiene su base en la propia vida de su autora, que encarna a Julieta; mientras que el padre de su hijo, Jérémie Elkaïm, se pone en la piel de Romeo y comparte además con Valérie la elaboración del guión. A raíz de estos factores surge un metraje capaz de preservar su sinceridad y la integridad de sus emociones junto a una galería de recursos cinematográficos libres, exuberantes y novedosos; una pequeña historia particular convertida en obra universal para todos los gustos, lejos del melodramatismo sintético de producciones taquilleras referentes al cáncer, como Patch Adams, La decisión de Anne, o la taquillera Un paseo para recordar, todas ellas encorsetadas por el mismo modelo lacrimógeno.

    El mismo día en que ingresan al pequeño Adam en el hospital, la guerra de Irak estalla, invadiendo las pantallas de los televisores y llenando de titulares las imprentas de los periódicos, una de las pocas referencias a la actualidad de su momento que hace la película. Entre visitas a hospitales, analíticas, biopsias y otras pruebas médicas, Romeo y Julieta comienzan su propia odisea personal, bajo las pinceladas de una estética retro a lo sixtie que la convierte en una digna y exquisita heredera de la nouvelle vague, aumentando la cota del nivel narrativo con una banda sonora brillantemente concebida, que salpica de ritmo y notas de humor este pulso a doble mano con la muerte. La voz en off dual, compartida por una voz femenina y otra masculina, tiene aquí una función de anclaje narrativo, haciendo del tono intimista pero a veces burlesco, vital y optimista de los dos enamorados uno de los mejores hallazgos de la película; como un diario cronológico en tercera persona de sus dos héroes cotidianos para escapar de la tristeza y aferrarse con ahínco a la esperanza. Esta profusión de recursos musicales y estéticos de gran amplitud y nostalgia sesentera coquetea con el humor sin rozar jamás el cinismo ni perder de vista el grave trasfondo de la enfermedad, ya que es la alegría de vivir de sus protagonistas el único remedio posible para salvarse de su propia guerra. Mientras en la otra punta del mundo Bagdad se tiñe de estallidos de bombas y en París los cirujanos pelean por la vida de Adam, Romeo y Julieta luchan por sortear las granadas de su desolación particular, y eludir el pesimismo cantando, distrayéndose, asistiendo a alguna fiesta y ocultando la realidad a sus familiares y conocidos. Son estos momentos de exagerado anticlímax, de aparente frivolización de la tragedia (“Tengo miedo de que se quede ciego, sordo, mudo, enano, negro, marica y que vote al Frente Nacional”, bromea Romeo una noche de nerviosismo y espera en el hospital) los que traslucen la verdadera humanidad de sus dos protagonistas. Pues sin la esperanza contenida tras su causa, sin la felicidad que destilan dos enamorados abrazados en tiempos de miseria, la parte desgarradora, el miedo, la soledad y la flaqueza de la salud de su hijo acabaría por derrotarlos antes de tiempo. Es también ésta la historia musical de un amor entre dos jóvenes vitales y llenos de nobleza y un tributo al sistema sanitario público (logro social que conviene recordar, alabar y subrayar también desde el apartado cinematográfico en los tiempos que corren).

    Parece increíble ser capaz de disfrutar y sonreír con ciertos pasajes de una narración, por momentos, tan insoportablemente triste, pero el punto de vista arriesgado, natural y ajeno a la sobreactuación dramática y al efectismo barato al que suelen recurrir otros filmes de temática análoga, consigue que Declaración de guerra pueda acongojarnos, enternecernos, vaciarnos, pero también llenarnos de ilusión y hacernos reír a carcajadas, formando parte así de una especie de corriente inédita a su tiempo. Las excelentes interpretaciones de Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm (reinterpretando de nuevo sus propias vivencias) sumadas a un guión inteligente salpicado de secuencias memorables y dulces condimentos musicales hacen de este filme una auténtica maravilla, un ejercicio de soberbia narrativa y personajes entrañables. Un canto a la vida capaz de torturar, conmover y enamorar a ti, a mí, y a cualquier espectador. | ★★★ |

    Andrea Núñez-Torrón Stock
    redacción Santiago de Compostela

    Francia, 2011, La guerre est déclarée (Declaración de guerra). Director: Valérie Donzelli. Guión: Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm. Productora: Wild Bunch Distribution / Rectangle Productions. Fotografía: Sébastien Buchmann. Música: Pascal Mayer. Reparto: Valérie Donzelli, Jérémie Elkaïm, Gabriel Elkaïm, César Desseix, Brigitte Sy, Elina Löwensohn, Michèle Moretti, Phillipe Laudenbach, Bastien Bouillon, Béatrice de Staël, Anne Le Ny, Frédéric Pierrot Presentación oficial: 2011: Premios Cesar: 6 nominaciones, incluyendo mejor película y director y Festival de Gijón: Mejor película (ex-aequo), actriz (Donzelli) y actor (Elkaïm).

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