El exilio de Norman Bates
crónica de la cuarta jornada de la IV edición del Festival Internacional Cinema D’Autor de Barcelona
Cuarto día en Barcelona y menú con kazaja Harmony Lessons, la española Árboles y el cortometraje brasileño Redemption. La primera forma parte de la sección À Toute Vitesse, que nos acerca obras donde se describe el siempre atractivo salto de la adolescencia a la edad adulta. Árboles y Redemption están incluidas en la sección Directores. Tres propuestas muy diferentes, también muy sugerentes. Así es el D’A.
Harmony Lessons (Uroki Garmonii, 2013) [★★★★] [Crítica] es la ópera prima de Emir Baigazin que antes de aterrizar en el D’Autor había tenido un fructífero recorrido por festivales, ganando premios en Varsovia, Tokio, Sao Paulo, Seattle, Philadephia, Gante y Berlín. Baigazin dibuja la vida de Aslan, un chico que vive en un área rural indeterminado de Kazajistán que sufre bullying por parte un clan de delincuentes. En su habitual soledad, Aslan muestra interés por la física y química, al igual que por los postulados de Darwin que aprende en el instituto. Un encuadre que esconde un alter ego que explotará cuando ya no quede salida. Cocción lenta y mucha elegancia en la semántica mostrada por el prometedor realizador de Kazajistán. La trama va adquiriendo fuerza con el paso de unos minutos que esconden una tensión silenciosa y una sensación inquietante que mantiene al espectador hipnotizado delante de la pantalla. Además, posee la fotografía y la dirección de arte más potente que hemos visto en el festival hasta ahora. En pocas palabras, un producto complejo y estimulante que llena por completo al espectador. Imprescindible.
Tras el impactante epílogo de Harmony Lessons, llegaba la doble sesión con Árboles y Redemption. La primera está dirigida por el colectivo Los Hijos, tres realizadores audiovisuales que mezclan documental, reivindicación y videoarte en sus trabajos; la segunda está dirigida por Miguel Gomes y fue todo un éxito de crítica en la pasada Mostra de Venecia. Árboles (2013) [★] es una obra episódica que pretende hacer un paralelismo entre los restos colonialistas de una región de Guinea y las actuales familias que viven en un barrio residencial casi vacío a las afueras de una ciudad en el propio país. La película es un compendio de imágenes con cámara fija, la mayoría de ellas sin diálogos; un recorrido por bosques, poblaciones abandonadas y junglas de hormigón. Un largometraje que busca extrapolar desde el planteamiento más primario y remover conciencias. Por desgracia, sólo muestra una serie de ideas inconexas y, por ende, sopor. Por suerte, después llegó el turno de Redemption (2013) [★★★★], un políptico de apenas 26 minutos conformado por cuatro segmentos: el de un niño que escribe a sus padres que residen en las colonias y les explica lo triste que es Portugal; un hombre maduro italiano que se da cuenta que, a pesar de que lo ha tenido todo, siempre ha estado enamorado de su primer amor de niñez; un padre de familia francés que le cuenta a su hija que a pesar de que recibirá la mejor educación nunca tendrá un padre que juegue con ella todo el tiempo; y, por último, una chica alemana que el día de su boda con aspiraciones políticas que no puede sacarse de la cabeza a Wagner. Las historias se construyen a través de imágenes grabadas en Super 8 y monólogos interiores que hacen cómplices al espectador no solo de la personalidad, la melancolía y sinceridad de las palabras de los interlocutores, sino también de la idiosincrasia del país en el que residen. Con pocos y sencillos recursos, Gomes une personas y naciones logrando una obra de vigoroso mensaje. El descubrimiento de los protagonistas al final supone la perfecta guinda de un pastel dejó un gran sabor de boca a la platea, que se lo recompensó con una gran ovación. Perspicaz, original e ingenioso filme político.
Ginebra Bricollé Nadal
enviada especial al Cinéma D'Autor de Barcelona 2014