El cine polaco, que ha demostrado en sobradas ocasiones su solvencia para ofrecer productos de una calidad altísima, siempre nos ha sorprendido con algunas de las historias más descorazonadoras y duras sobre la Segunda Guerra Mundial. Un país castigado y torturado de mala manera, ha sido capaz de mostrar el horror por el que pasaron sus habitantes por medio de esta herramienta tan poderosa que es el cine. Jan Kidawa-Blonski (Little Rose) vuelve a traernos una historia sobre la ocupación alemana en Polonia durante los tiempos del Tercer Reich, aunque con un argumento muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Janka, una joven violonchelista, ha crecido junto a su padre con el horror de haber visto a su madre muerta después de ésta se suicidase. Para su sorpresa, su padre le ofrece cobijo a Ester, una mujer judía que se ha mudado a un escondite improvisado bajo el suelo de su apartamento. Los recelos de Janka pronto dan paso a la curiosidad y a una relación complicada que se vuelve más intensa cuando su padre es detenido por la Gestapo. Las dos jóvenes se quedan a solas e inician una pasional relación que lleva a Janka a una obsesión tal por su protegida, que sigue soñando con poder irse lejos de Polonia, que le oculta que la guerra a terminado con el fin de mantenerla junto a ella. Un argumento similar a la genial obra de Kusturica Underground. El reparto lo componen Magdalena Boczarska (Ixjana), Julia Pogrebinska (Uwiklanie) y Tomasz Kot (Yuma). El filme se estrenó el pasado 26 de diciembre en Polonia, y está pendiente de fecha de estreno en cines europeos.
texto| Alberto Sáez (Dublín, Irlanda)
fuente| pffamerica