Matador en la distancia
crítica de Chapter 16 (2x03) | House of Cards (Temporada 2)
Este artículo contiene spoilers*
Netflix | EEUU, 2014. Director: James Foley, Guión: Bill Cain, Creador: Beau Willimon, Reparto: Kevin Spacey, Robin Wright, Molly Parker, Michael Kelly, Sakina Jaffrey, Kristen Connolly, Sebastián Arcelus, Michael Gill, Sandrine Holt, Rachel Brosnahan, Sam Page, Constance Zimmer, Larry Pine, Curtiss Cook, Reg E. Cathey, Fotografía: Igor Martinovic, Música: Jeff Beal.
Frank sigue con sus planes de desestabilización presidencial, ahora en política interior. Claire busca un responsable de prensa para su esposo vicepresidente. Mientras, Lucas continúa tras la pista de la muerte de Zoe y se acerca cada vez más a la Casa Blanca.
En palabras de Frank Underwood, hay dos tipos de vicepresidentes: los débiles y los matadores. Los débiles se contentarán con ocupar un lugar bajo la sombra del presidente. Los matadores no descansarán hasta ascender a la cima del olimpo político, aunque ello implique envestir cuanto toro furioso se atraviese. Sabemos a qué grupo pertenece Frank. El objetivo siempre ha estado claro: ocupar el centro de la foto presidencial y no permanecer al borde, como hoy acontece. Su estrategia predilecta ha sido el doble juego. No importa si entre demócratas o republicanos, si entre el senado o la cámara, entre seguidores u opositores. El fin justifica los medios para este Frank sediento de poder y carente de popularidad. Es un juego de uno contra todos en el que, salvo su esposa Claire, nadie puede interceder.
El episodio 16 de la serie de Netflix desarrolla una de las más retorcidas estrategias de Frank para desestabilizar el control presidencial y destacar su faceta de líder político. Anteriormente había logrado congelar la agenda comercial externa, potenciando protocolos incorrectos en las negociaciones con sus semejantes chinos. El presidente ha puesto en pausa el tema y se ha girado a la agenda interna, y al antaño conflicto sobre los seguros y la edad jubilatoria. Tema que no termina por poner de acuerdo a demócratas y republicanos. Una valiosa oportunidad para que Frank lance su retorcida red política, en la que puedan caer todos mientras disfruta como observador. Así, el equipo de House of Cards construye un capítulo que deja al descubierto con detalle las bambalinas de la política decisoria de la Casa Blanca. Sobornos, negociaciones poco ortodoxas, concesiones personales, chantajes; toda estrategia es válida para aprobar o no una enmienda. Aun cuando en la serie sea un personaje extremadamente negativo el que orquesta todo el plan, nadie niega que la realidad presidencial de muchos países esté marcada por procedimientos de los que hoy Frank ejecuta.
La elección de un responsable de medios para el equipo del nuevo vicepresidente es otra de las líneas argumentales que desarrolla el episodio. Será Claire Underwood la encargada de hacerlo. La caracterización del nuevo personaje acontece como mejor saben hacer los guionistas de la serie: en una escena de diálogo entre Claire y el candidato, llena de seducción, inteligencia y naturalidad por cada una de las partes. Como siempre, espléndida Robin Wright con esas expresiones llenas de segunda intencionalidad, que le han valido constantes elogios de la crítica. En otros focos del capítulo, Lucas Goodwin (Sebastian Arcelus) continúa acercándose al por qué de la muerte de Zoe (Kate Mara); la protegida Rachel Posner busca en la religión un espacio donde esconder sus miedos tras la muerte de Russo; y Jackie Sharp (Molly Parker), la favorita de Frank para sustituirlo, comienza a hacer el fino pero sucio trabajo político que el vicepresidente espera. Sin dudas, dimensiones argumentales que solo se enuncian pero que de seguro serán desarrolladas en lo adelante. Los guionistas de House of Cards no esconden, ponen sus cartas sobre la mesa aunque la próxima jugada no esté claramente definida.
En lo técnico es un episodio que cumple con todos los códigos asumidos por la serie: sobria y refinada estética, un montaje que alterna la historia contada con saltos a un narrador/protagonista extra-diegético, una fotografía compuesta con cuidado e intencionalidad y una música a tono con el patriotismo de la trama. El punto débil del capítulo, y de la serie en general, está en seguir construyendo un Frank demasiado omnipotente, tanto que a algunos pudiera parecer caricaturizado en determinado contexto. En este episodio aún más, al aparecer menos tiempo en pantalla el personaje de Claire. Si bien la esposa del vicepresidente refuerza el concepto del mal, ayuda a balancear la construcción del personaje, justificando alguna de las actitudes de Frank. No obstante, después de tres episodios continúa reafirmándose la calidad de esta propuesta de Netflix. Una serie que nos deja más cuestionamientos que certezas sobre quiénes nos gobiernan. Si esto es lo que nos enseña la ficción, podríamos incluso sorprendernos aún más con la realidad. Demasiado provocadora la tesis de esta propuesta televisiva como para dejarla pasar o desestimarla por detalles menores. House of Cards es hoy, sin dudas, uno de los mejores espectáculos audiovisuales tanto en lo formal como en su contenido. Y este nuevo episodio no decepciona. | ★★★★★ |
Alain Arias
redacción Buenos Aires