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    Cine Alemán Siglo XXI

    Cine Club | Cuenta conmigo (1986)

    Cuenta conmigo, de Rob Reiner

    El verdadero significado de la palabra amistad

    Cine Club | Cuenta conmigo, Stand By Me, de Rob Reiner, 1986

    “Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve a los 12 años. Dios mío, ¿alguien los tiene?”. Con esta nostálgica reflexión, realizada por la voz en off de Richard Dreyfuss, culmina Cuenta conmigo (1986), una película especial y maravillosa que se ha ganado, por méritos propios, su hueco entre lo mejor que dio la década de los 80. Hoy vamos a desgranar los ingredientes que hicieron que esta receta perfecta obtuviera tan magníficos resultados, no sólo a nivel artístico, sino instalándose en los corazones de los espectadores que, generación tras generación, encuentran en la película el verdadero significado de la palabra amistad. La adolescente, toda camaradería incondicional y sinceridad, lejos de cualquier interés o doblez. Lo primero que llama la atención de este proyecto es el origen de su historia, una novela con tintes autobiográficos titulada The Body, obra de Stephen King. Este escritor, un auténtico superventas, es más famoso por sus novelas de terror, las cuales comenzaron a ser adaptadas al cine sucesivamente tras el gran éxito de Carrie (1976, Brian De Palma). Hollywood es capaz de reconocer la gallina de los huevos de oro a la legua y así lo hizo con King. El resplandor (1980, Stanley Kubrick), Christine (1983, John Carpenter), Cujo (1983, Lewis Teague) o La zona muerta (1983, David Cronenberg) dieron buenos dividendos en taquilla y, prácticamente todos, están considerados clásicos del cine de terror hoy en día. Con Cuenta conmigo, sin embargo, descubrimos a un Stephen King más emocional, con una delicadeza inaudita a la hora de retratar la adolescencia. No cabe duda que sabía de lo que escribía. Existe, eso sí, algo de su gusto por lo macabro en el leitmotiv de la historia (la búsqueda del cuerpo sin vida de un muchacho por parte de los cuatro protagonistas), pero ahí acaban los puntos de conexión con sus anteriores obras adaptadas. Solo faltaba la buena mano de un director con sensibilidad para llevar el proyecto a buen puerto, aun con las dudas sobre si el público recibiría igual de bien este cambio de registro del autor. La elección de Rob Reiner no pudo ser más acertada. Acababa de tener un moderado éxito comercial con Juegos de amor en la universidad (1985), pero no fue hasta esta película cuando comenzó una inspirada etapa en la que nos entregó títulos tan memorables como La princesa prometida (1987), Cuando Harry encontró a Sally (1989) o Algunos hombres buenos (1992).

    Cuenta conmigo, de Rob Reiner

    Cuenta conmigo comienza con Gordie Lachance (Richard Dreyfuss) montado en su coche y deshecho por una noticia que acaba de leer en un periódico, el asesinato de un amigo de la infancia. A continuación, su voz en off nos remonta al imaginario pueblo de Castle Rock en Oregón, en el remoto septiembre de 1959, cuando Lachance (interpretado por Will Wheaton en su etapa juvenil) tenía 12 años. Pese a que ya mostraba un enorme talento para inventar relatos, el muchacho vivía acomplejado y sintiéndose invisible para unos padres que habían perdido en un accidente automovilístico al hijo mayor, el prometedor jugador de rugby del que se sentían tan orgullosos. Como cualquier joven de esa edad, comparte su tiempo con sus tres inseparables amigos Chris Chambers (River Phoenix), Teddy Duchamp (Corey Feldman) y Vern Tessio (Jerry O´Connell), con los que se divierte en una cabaña del árbol charlando de cosas tan triviales como programas de televisión o chicas, aunque su pasatiempo favorito es descalificar a sus respectivas madres con los insultos más denigrantes imaginables. Chambers es, sin duda, el mejor amigo de Lachance, un muchacho noble y justo que, muy a su pesar, acarrea una mala fama en el pueblo debido a la problemática familia de la que procede y por un pequeño hurto que cometió en la escuela y por el que ha sido repudiado por la mayoría de los vecinos. Actúa como la voz de la conciencia de Lachance, diciéndole todo aquello que no quiere escuchar, con la intención de que abra los ojos y se dé cuenta de todo el potencial que tiene y debe explotar para no ser un fracasado como ellos. Teddy y Vern siempre están a la gresca, mostrando caracteres bastante más inmaduros que los de sus otros amigos. Teddy tiene fama de lunático y la verdad es que acarrea serios problemas psicológicos desde que su padre, ingresado en una clínica mental, cometiera abusos sobre él desde muy pequeño, ocasionándole también secuelas físicas en una oreja que llegó a quemarle en el fuego de la cocina. Vern, por su parte, es el más ingenuo, soñador y optimista del grupo. Es el gordito débil y, por lo tanto, objetivo de las constantes bromas y burlas de sus amigos. El final de aquel verano supondrá la ruptura de la inocencia de los protagonistas y un paso descomunal hacia la madurez, cuando deciden embarcarse en la búsqueda de un chico (se presupone muerto tras varios días desaparecido) a través del bosque, a bastantes kilómetros de sus casas. Un trayecto repleto de aventuras, risas y lágrimas, y una experiencia vital tras la que ninguno de los chicos volverá a ser el mismo.

    Cuenta conmigo, de Rob Reiner

    El principal acierto de una película de las características de Cuenta conmigo es el acierto de casting a la hora de elegir a sus jóvenes protagonistas. “Nunca se le ocurra hacer una película con animales, ni con niños, ni con Charles Laughton” solía decir Alfred Hitchcock, pero Reiner supo encontrar a los perfectos Will Wheaton, Corey Feldman, Jerry O´Connell y, sobre todo, River Phoenix que lograron que la amistad de sus personajes resultara tan auténtica. A golpe de carisma y gracejo natural, los cuatro chicos consiguen meterse al público en el bolsillo desde la primera escena, haciéndole partícipe de sus alegrías y sus frustraciones. Es una auténtica lástima que ninguno de ellos tuviera una carrera excesivamente interesante después, más trágico en el caso de Phoenix, muerto a causa de las drogas cuando empezaba a convertirse en una de las estrellas más prometedoras de su generación. Predomina en la narración un tono nostálgico, que no carga demasiado las tintas en lo dramático (pese a que resulta tremendamente conmovedora), ayudándose en unas dosis adecuadas de humor y aventura. Momentos como la persecución del temido (más que temible) perro de la chatarrería a los chicos al grito de “¡Chopper, a por las pelotas!”, la escapada por los pelos de ser arrollados por un tren en el puente o el accidentado baño en una laguna infestada de sanguijuelas suponen una válvula de escape para el dramatismo de la historia. Podría decirse que respiran el mismo espíritu aventurero y de camaradería de aquel clásico ochentero titulado Los Goonies (1985, Richard Donner) –que curiosamente comparte a uno de los jóvenes actores con Cuenta conmigo, Corey Feldman–, solo que en esta ocasión no caben más ingredientes fantásticos que no sean el brillante cuento sobre el orondo “Culo Grasa” que Gordie le cuenta a sus amigos a la luz de una hoguera. Un pequeño relato, surgido de la desbordante imaginación del incipiente escritor, sobre un ser marginado e incomprendido (como ellos mismos), objeto de vejaciones por parte del resto de la gente, que emprende su “dulce” venganza durante una competición de comer tartas. Como dice Vern, la mejor historia del mundo. Es en este breve segmento donde aparecen los rasgos más identificativos de Stephen King, ¿o acaso no es la venganza de “Culo Grasa” un remedo del mucho más sangriento ajuste de cuentas de Carrie?

    Cuenta conmigo, de Rob Reiner

    Cuenta conmigo ha sabido soportar estoicamente el paso de los años, manteniendo intacto su poder emotivo, gracias al buen hacer de Reiner tras las cámaras en una realización sin fisuras. Todo en la cinta brilla a un alto nivel, desde la excelente ambientación hasta la preciosa fotografía de Thomas Del Ruth, capaz de sacar el mayor partido de los paisajes naturales en donde se desarrolla la mayor parte de la acción. Las actuaciones, impecables todas, no ya solamente de los cuatro chavales, sino también de todos y cada uno de los secundarios, entre los que destaca un joven Kiefer Sutherland en uno de esos típicos papeles de matón de medio pelo que tan bien se le daban en los 80 –recordemos también su trabajo como líder vampiro en la reivindicable Jóvenes ocultos (1987, Joel Schumacher), también con Corey Feldman en sus filas– o John Cusack en el papel del fallecido hermano de Gordie, que aparece en diferentes flashbacks para mostrarnos la estrecha relación que tenía con el pequeño. Pese al lastre de tener que ser continuamente comparado con su hermano mayor, toda una celebridad deportiva en el pueblo, Gordie sentía auténtica adoración por él, ya que fue la primera persona que confió en su talento. Pero si hay una pieza clave, que ayudó a que la película calara tan hondo, esa fue su maravillosa banda sonora, especialmente en el precioso uso que hace Jack Nitzsche del tema Stand By Me de Ben E. King. Imposible no tener un nudo en la garganta al oír cómo la voz en off cuenta cómo tras esta escapada, la amistad de los niños se fue diluyendo hasta el punto que los rostros de Teddy y Vern llegaron a convertirse para Gordie en otros de tantos en los pasillos del instituto. Esta reflexión de que los amigos entran y salen de nuestras vidas, pero que mientras duran son lo más importante para nosotros, nunca se ha visto tan bien reflejada en una pantalla de cine como en este filme. Cuenta conmigo fue un gran éxito comercial, con más de 50 millones recaudados en todo el mundo, a la vez que fue unánimemente bendecida por la crítica. Optó a los Globos de Oro a mejor película dramática y mejor director, aunque en los Oscar solo la tuvieron en cuenta con una merecida nominación al mejor guión adaptado. King había demostrado estar capacitado para contarnos historias que se movieran fuera de los parámetros del horror –algo que corroborarían posteriormente obras como Cadena perpetua (1994, Frank Darabont) o La milla verde (1999, Frank Darabont)–. Hollywood quedó tan satisfecho con el trabajo de Reiner que en 1990 le volvió a encomendar la adaptación de otra obra de King, esta vez sí perteneciente al género de terror. El resultado fue la magnífica Misery, por la que Kathy Bates logró el Oscar a la mejor actriz en su papel de desquiciada. Cuenta conmigo se ha ganado a pulso su status de título de culto de los 80, una pequeña gran película que formará para siempre parte de nuestras vidas. Quien la ha visto, siempre la conservará en corazón y en su memoria cinéfila. Quien aún no haya tenido el placer de visionarla, se está perdiendo uno de los clásicos más mágicos y enternecedores de la historia del cine juvenil, emblemático de toda una generación en la que los jóvenes eran mucho más inocentes y la diversión se lograba montando en bici en compañía de los amigos o intentando el mayor número de piedras en una lata vacía.

    José Antonio Martín
    redacción Canarias

    Estados Unidos. 1986. Título original: Stand By Me. Director: Rob Reiner. Guión: Bruce A. Evans & Raynold Gideon (Novela: Stephen King). Productora: Columbia Pictures. Presupuesto: 8.000.000 dólares. Recaudación: 52.287.414 dólares. Fotografía: Thomas Del Ruth. Música: Jack Nitzsche. Montaje: Robert Leighton. Intérpretes: Will Wheaton, River Phoenix, Corey Feldman, Jerry O´Connell, Kiefer Sutherland, Casey Siemaszko, Richard Dreyfuss, Gary Riley, Bradley Gregg, Jason Oliver, Bruce Kirby, Marshall Bell, Frances Lee McCain, John Cusack.

    Póster de Cuenta conmigo, de Rob Reiner
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