Epidemia interrumpida
crítica de The Walking Dead (2010-) | Primera mitad de la 4ª temporada
AMC / Primera mitad de la 4ª Temporada: capítulos 1-8 / EEUU, 2013. Creador: Frank Darabont. Directores: Greg Nicotero, Guy Ferland, Dan Sackheim, Tricia Brock, David Boy, Michael Uppendahl, Jeremy Podeswa, Ernest Dickerson, Guionistas: Scott M. Gimple, Angela Kang, Nichole Beattie, Matt Negrete, Channing Powell, Nichole Beattie, Curtis Gwinn, Seth Hoffman, Reparto: Andrew Lincoln, Lauren Cohan, Chandler Riggs, Norman Reedus, Steven Yeun, Danai Gurira, Melissa McBride, Scott Wilson, Sunkrish Bala, David Morrissey, Música: Bear McCreary, Fotografía: Michael Satrazemis.
Después de tres temporadas y media algo es incuestionable la estabilidad narrativa de The Walking Dead. Todo está finamente contado. Pero aun en los episodios en los que sientes que ha pasado muy poco, terminas justificando cuarenta minutos de valiosa construcción social. Y es que la serie ha logrado lo que pocas de su género, subordinar la dimensión zombies, con su efectista impacto visual, a una aguda mirada al mundo de los vivos enfrentados a situaciones extremas. De ahí se explica el fenómeno mundial en que se ha convertido. Para los que buscan entretenimiento, la serie de AMC ha presentado episodios trepidantes con una estética atractiva y dinámico montaje; para los que buscan reflexión, han encontrado un tratado plural sobre la condición humana y los límites a los que esta pudiera llegar cuando de sobrevivir se trata. “Aquí importan las historias” (Story Matters Here) es uno de los eslogans que desde 2009 ha utilizado AMC, y al que sin dudas honra The Walking Dead. Como para demostrar, en tiempos televisivos difusos, que todavía la columna vertebral de cualquier construcción audiovisual sigue estando en su guión.
Para esta primera mitad de la cuarta temporada, la serie ha ubicado su foco en dos dimensiones esenciales: un virus y el Gobernador (David Morrissey). Los iniciales 5 episodios retoman el ambiente intimista que había perdido la temporada anterior, y se concentra en la prisión y un mortal virus que comienza a afectar a los sobrevivientes. El sheriff Rick (Andrew Lincoln) y su nuevo Consejo buscarán detener la propagación de la mortal gripe mientras evitan el caos que internamente siempre genera tener cerca la muerte. Es así como unos vienen y otros van: Michonne (Danai Gurira) regresa y decide quedarse a ayudar, Tyreese (Chad Coleman) y un grupo salen a buscar medicamentos, mientras Carol (Melissa McBride) es forzada a seguir camino sola después de tomar decisiones que no le competían. Si a algo nos tiene ya acostumbrados la serie es que nadie es imprescindible (sino preguntemos a Lori, Andrea o Shane), y este concepto funciona de maravillas en una temporada en que ni siquiera las barricadas de prisión protegen. La vulnerabilidad aumenta con la enfermedad y el espectador lo siente. Cualquiera puede morir y “el show tiene que continuar”.
En los finales de esta primera mitad la atención cambia y se ubica en el Gobernador, antagonista por excelencia de la serie junto a los muertos vivientes. Tras la debacle que representó la destrucción de su Condado y la “muerte de su familia” en la temporada anterior, el Gobernador encuentra ahora un nuevo objetivo por el que luchar y darle un nuevo significado a su venganza. Con una familia sustituta y un nuevo grupo de seguidores ocupar la prisión se convierte en su única meta. Para el cierre de esta primera mitad, Too Far Gone (4.08), los guionistas se la juegan toda. Hay enfrentamiento, muertes inesperadas, reapariciones, dejando expectante el próximo regreso. Ya no habrá más lugar seguro y Rick y los suyos tendrán que salir afuera en busca de refugio, ahora dispersos y algunos debilitados por la gripe. Hay más interrogantes que certezas: ¿dónde está Carol?, ¿quién propagó el virus?, ¿cuáles fueron los sobrevivientes?, ¿qué fue de Judith, el bebé desaparecido?
Un breve inventario de los personajes de la serie nos lleva a los siguientes estereotipos: el sheriff, la vengadora con espada, el gobernador, el arquero, el chino, la ama de casa. Sin embargo, la propuesta de AMC ha logrado trascender estas construcciones, ya delineadas desde el cómic y construir personajes con una creíble humanidad a pesar del hostil ambiente. En ocasiones, sólo basta un diálogo, o en otras, alguna acción decisiva para entender como tanta brutalidad se justifica en un instinto de supervivencia que incluso termina valorizando de una forma diferente el concepto de vida. Carol, en una de las escenas más hermosas de la temporada, explica a dos niñas la necesidad de la muerte: “Solo hay una única forma de vivir, después ya no estamos vivos más, y morir se convierte en una necesidad”. Sin dudas, una parábola que incluso dialoga con los conceptos de vida digna que hoy colectivos médicos, activistas sociales, religiosos y políticos discuten sin encontrar demasiado consenso.
El 9 de febrero está prevista la continuación de esta cuarta temporada a la que restan ocho episodios más. AMC ya confirmó una quinta entrega y hasta un spin-off. Sin dudas, la consagración para una serie a la que parece irle bien tanto en críticas como en audiencia (recordemos que inició con 5 millones de telespectadores y hoy sobrepasa los 12 millones). Ahora solo se trata de sostener el interés narrativo que haga de los nuevos episodios la oportunidad para continuar disfrutando interrumpidamente. Confianza hay de sobra. Si de calidad se trata, junto a HBO, hoy no hay mejor competencia en la producción de series que AMC, de la cual han salido las ya clásicas Breaking Bad (2008-2013) o Mad Men (2007-). Por lo pronto, según ha anunciado recientemente Norman Reedus (Daryl Dixon), vendrán los ocho mejores episodios de la serie. No hay dudas de que tales declaraciones pone el listón bien alto para un producto que siempre ha sabido cumplir. | ★★★★★
Alain Arias Barreto
Buenos Aires