Cuando el mal hace bien
crítica de Chapter 15 (2x02) | House of Cards (Temporada 2)
Este artículo contiene spoilers*
Netflix | EEUU, 2014. Director: Carl Franklin, Guión: Beau Willimon, Creador: Beau Willimon, Reparto: Kevin Spacey, Robin Wright, Molly Parker, Michael Kelly, Sakina Jaffrey, Kristen Connolly, Sebastián Arcelus, Michael Gill, Sandrine Holt, Rachel Brosnahan, Sam Page, Constance Zimmer, Larry Pine, Curtiss Cook, Reg E. Cathey, Fotografía: Igor Martinovic, Música: Jeff Beal.
Frank saca a relucir las debilidades del presidente. Claire debe acompañar a su esposo a condecorar a un oficial que la violó cuando era una estudiante. Lucas continúa buscando explicación para la muerte de Zoe.
El show tiene que continuar, aun sin alguna de sus estrellas. La sorprendente muerte de uno de los personajes más importantes de la serie no ha cambiado nada, al menos aparentemente. El episodio anterior dejó paralizados a muchos espectadores minutos antes del final. No fue por mostrar al Frank Underwood (Kevin Spacey) más cruel de la serie. Siempre lo ha sido cuando se trata de alcanzar un objetivo. Sino por el repentino adiós a la novata pero no tan ingenua periodista Zoe Barnes (Kate Mara), quien parecía uno de los pilares fuertes en la construcción de la historia. Con su ambición profesional y personal, Zoe daba a la trama cierto equilibrio, en la que ahora sus temidos protagonistas parecen imparables. Sin embargo, va quedando claro que en House of Cards, si habrá justicia, será muy al final o quizás nunca, porque la política no es un juego de buenos o malos, es una estrategia con ganadores y perdedores.
Tres líneas temáticas confluyen en este episodio: el Frank vicepresidente, el Frank esposo y el buscado Frank. El primero continúa tejiendo su retorcido plan para ascender a lo más alto de la política. Ahora muy cerca del presidente, solo parece faltarle una última estocada. Las negociaciones norteamericanas con China se convierten en un contexto propicio para potenciar la imagen endeble del líder de la nación. Frank llena de incertidumbre al presidente, quien no sabe si escuchar a su Secretaria de Estado o a su Asesor Comercial, y termina tomando una decisión que cancela las negociaciones comerciales con uno de los países ejes de la economía mundial. Interesante resulta que la discordia en las negociaciones acontezca por incluir en la agenda el tema de la seguridad cibernética. Tema de actualidad en cualquier agenda de negociación norteamericana, acentuado tras escándalos como los de WikiLeaks. Tampoco casual que sean con China, si tenemos en cuenta que el gigante asiático es hoy uno de los principales socios comerciales de EEUU. Será interesante entonces ver qué desenlace tendrá esta subtrama político-comercial, con un ancla fuerte en la realidad. Otro de los temas esenciales de este episodio es la relación entre Frank y Claire Underwood. Claire (Robin Wright) debe asistir ahora a los compromisos sociales de Frank, y el comienzo no puede ser más difícil. Su esposo tiene la misión de condecorar a Dalton McGinnis, un general de la marina recién comisionado. Dalton y Claire se conocían de sus tiempos de estudiantes en Harvad, cuando entonces el hoy héroe violó brutalmente a la esposa del Vicepresidente. Los Underwood, después de una magistral escena interpretativa, deciden cómo manejar la situación. La diplomacia impera, aunque queda claro que no es este un tema concluido. Sin dudas, se trata de un fuerte cuestionamiento moral que la serie hace a los héroes de la nación. No generalizan, pero de igual forma reflejan el caso. Y es que uno de los principales méritos del guión de House of Cards es su carácter provocador y comprometido.
El punto más flojo del episodio está en el tono detectivesco que parece ir dándosele a la muerte de Zoe. Lucas Goodwin (Sebastian Arcelus), periodista con que Zoe estaba involucrada no solo profesionalmente, comienza a investigar el porqué del “suicidio” en el metro. La búsqueda lo llevará a los archivos policiales, a contactar a antiguos amigos y a adentrarse en el mundo de los hackers cibernéticos. Para Lucas, la muerte de la periodista no fue fortuita, tiene claro el vínculo entre su final y sus relaciones políticas, específicamente con el vicepresidente. Nada sorprendente para un espectador que ya sabe con detalles lo acontecido. Queda así el personaje con menos fuerza, llamado a ser el nuevo justiciero de la temporada. Sin embargo, es solo el arranque, falta ver si puede Lucas tener la fuerza para, al menos, hacer que la audiencia lo tome más en cuenta, porque no parece que llegue a balancear nunca el equilibrio de fuerzas con los Underwood. El capítulo deja definido el terreno que pisará la serie en lo adelante. Continuará el Frank políticamente incorrecto con despiadada sed de poder, el mismo que cede a las endemoniadas sutilezas de su esposa, y existirá un débil vengador, tal vez más de uno, que busque la verdad a pesar de que nunca realmente la encuentre. Aun cuando para algunos pudiera parecer predecible, lo cierto es que el éxito de House of Cards no radica en los giros sorprendentes que va generando la trama, y sí en su mirada diferenciadora al panorama político norteamericano que construye esa trama. Para ello, no importarán cuántos personajes vayan y venga. Mientras vivan los Underwood para personificar el espíritu sarcástico y descarnado de la política, lo demás será secundario. Está claro que en la serie estrella de Netflix, este par de villanos es un mal necesario. | ★★★★★ |
Alain Arias
redacción Buenos Aires