Extraterrestres en el pueblo
crítica de Grabbers | de Jon Wright, 2012
Desde los añorados años 50, el cine de ciencia ficción ha llenado de fantasía las pantallas de cine con encantadoras producciones de serie B en las que pequeñas poblaciones se han visto puestas en peligro por amenazas de diversa índole. Alienígenas llegados del espacio exterior, animales de gigantescas dimensiones por algún tipo de mutación, seres monstruosos surgidos de fallidos experimentos, cualquier excusa fue buena para divertir a un público sin más ambiciones que la de evadirse durante hora y media de la realidad y disfrutar de un cine desprejuiciado y artesanal. Con los años y los avances en el campo de efectos especiales, cada vez se ha ido haciendo menos películas de este tipo, exceptuando puntuales (y agradecidas) monster movies que, de vez en cuando, nos hacen recordar aquel cine clásico. Temblores (Ron Underwood, 1990), Deep Rising (Stephen Sommers, 1998), Arac Attack (2002, Ellory Elkayem) o La plaga (James Gunn, 2006), pese a tratarse de títulos menores, recuperan gran parte del encanto de otros tiempos, algo que también podría aplicarse a Grabbers, este humilde y simpático filme irlandés que fue presentado a concurso en el Festival de Sitges de 2012. No se puede decir que ofrezca nada nuevo bajo el sol ni argumental ni estilísticamente, pero tiene suficientes atractivos para convertirse en un pequeño título de culto para los fanáticos del género.
La acción traslada al espectador a un pequeño pueblo costero irlandés en donde parece que nunca pasa nada pero que, de la noche a la mañana, se verá preso de una sanguinaria invasión por parte de unos monstruos con tentáculos provenientes de otra galaxia, una rara especie de pulpos gigantes que empieza a hacer disminuir su número de habitantes. La gracia del asunto radica en que los pueblerinos son muy dados a pasarse las horas muertas en la taberna del lugar e incluso los agentes de la ley tienen serios problemas para mantenerse sobrios en horas de trabajo, algo que les vendrá muy bien para mantenerse con vida, ya que estos seres parecen no tolerar el alcohol. También tiene su punto divertido en comprobar cómo se adapta una estirada agente de policía recién llegada a la comunidad a las costumbres etílicas de sus vecinos. Grabbers, por encima de sus toques de ciencia ficción y terror, es una comedia costumbrista que bebe muchísimo del espíritu de la estupenda trilogía de EdgarWright –Zombies Party (2004), Arma fatal (2007) y, sobre todo, Bienvenidos al fin del mundo (2013)–, confiando toda su efectividad cómica en la excentricidad de su nutrida galería de personajes secundarios y en el obligado romance incipiente entre el borrachín jefe de policía y la novata agente.
Por lo demás, destacan las bonitas localizaciones en donde se desarrolla la aventura y unos efectos especiales un tanto cutres pero que cumplen a la perfección en los momentos de más acción. El diseño de las criaturas está bastante logrado y, entre las escenas más memorables, hay un homenaje cinéfilo a aquel clásico de los 80 que fue Gremlins (Joe Dante, 1984), con multitud de crías de los monstruos invadiendo (y destrozando) la taberna como en su día hicieran aquellos en el bar de Phoebe Cates. En su contra, todo hay que decirlo, hay que reconocer que al director le cuesta algo de tiempo entrar en materia, tardando en encontrar el tono adecuado para la narración. En este sentido, Grabbers no es una obra tan redonda ni efectiva como la también similar y cercana en el tiempo Attack The Block (Joe Cornish, 2011), título que sí supo hacer maravillas con un presupuesto mínimo, dejando muchos más momentos brillantes para el recuerdo. De todas formas, cuando estos ciudadanos totalmente alcoholizados entran en guerra contra la horda de bichejos, la película se llena de ritmo y diversión, logrando fácilmente la sonrisa cómplice del espectador gracias al buen humor de sus diálogos y al encanto que siempre desprenden estos entrañables y campechanos personajes que parecen sacados de aquella olvidada joya del humor irlandés titulada Despertando a Ned (Kirk Jones, 1998). | ★★★★★
José Antonio Martín
redacción Canarias
Irlanda. 2012. Título original: Grabbers. Director: Jon Wright. Guión: Kevin Lehane. Productora: Coproducción Irlanda-Reino Unido; Forward Films / High Treason Productions / Samson Films. Fotografía: Trevor Forrest. Música: Christian Henson. Montaje: Matt Platts-Mills. Intérpretes: Richard Coyle, Ruth Bradley, Russell Tovey, Lalor Roddy, Bronagh Gallagher, David Pearse, Pascal Scott, Louis Dempsey.