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    Cine Alemán Siglo XXI

    Berlinale 2014 | Cuarta jornada. Críticas: «Stations of the Cross», «The Monuments Men», «Historia del miedo» y «Journey to the West»

    The Monuments Men

    Retablos en Berlín

    Crónica de la 4ª Jornada de la Berlinale 2014 | Críticas de Stations of the Cross, Historia del miedo,
    Journey to the West y The Monuments Men.

    Día variado en estilos. Comenzamos a las 9 con la Sección Oficial. El cineasta alemán Dietrich Brüggeman abría la jornada con su debut cinematográfico Stations of the Cross. Agradable primera sorpresa del día, contenida, minimalista, con una estructura definida y una interpretación principal muy madura y sutil. Tras estas buenas sensaciones dejadas por Brüggeman, le toca el turno al veterano Tsai Ming-liang (que volvía tras su reciente retirada anunciada en Berlín). Más de 20 años de experiencia le avalan y su último filme confirma su variedad de estilos. El director de Goodbye Dragon Inn ofreció una propuesta tremendamente antipática en sus formas: seca, árida, extrema y difícil, pero en absoluto carente de interés o significado. Es uno de esos filmes que ponen al espectador en una situación comprometida, por cuentoa se resiste a ser reducida a una valoración determinada. Descolocó y puso a prueba la paciencia de más de uno pero aún así se tuvo en cuenta. Por la tarde, Clooney y los tres únicos pases de The Monuments Men, uno de los cuales conseguimos asegurarnos. Largometraje de formas mediocres, sustentado por un ristre de actores de sobrada experiencia. Alguna broma ingeniosa y la complicidad del casting consiguieron salvar el barco. La elección de un tema tan interesante quedó malgastado por una mano con más oficio para la alfombra que para la cámara.

    Kreuzweg (Stations of the Cross)

    Kreuzweg (Stations of the Cross)

    Alemania
    Dirigida por Dietrich Brüggemann (Move; Renn, wenn du kannst)
    Intérpretes: Lea van Acken, Franziska Weisz, Florian Stetter
    Premiere Mundial

    El punto de partida de Stations of the Cross despertaba recelos a primera vista. No es otro que la historia de una joven de 13 años llamada María, adscrita a la fe católica, de familia tradicional, apegada a sus creencias y que en pocos días realizará la Confirmación. La relación con su madre, una mujer que no duda en sacrificar el bienestar de sus propios hijos en beneficio de unos valores espirituales sobre los que girará toda la existencia de María; y el fervoroso intento de la niña por suplir las expectativas que su entorno ha depositado en ella respecto a estas esperanzas de cariz espiritual, marcan el desarrollo de la trama. Paralelamente a ésta, nace un hilo narrativo donde su hermano de 4 años no ha dicho una palabra y, mientras sus padres anhelan un cura que nunca llega o justifican su silencio con el consuelo de la gracia divina, María se pregunta si, como ya hicieran otras personas antes que ella, es posible sacrificar una vida ante el Señor por otra, sólo por amor.

    El director Dietrich Brüggemann estructura este relato en torno a 13 secuencias sin cortes, cada una de las cuales lleva por título un momento determinado de la crucifixión y muerte de Jesucristo. “Jesús llevando la cruz”, “Jesús cae por primera vez” o “Jesús conoce a la mujer de Jerusalén”. son los títulos de algunos de estos capítulos que mediante el paralelismo con la protagonista, metaforizan las fases por las que María va pasando en cada escena con la vida del mismo. Así, cada secuencia se plantea como una pieza independiente; un momento aislado que podría recordar en su concepto a la forma en la que Rodrigo García concibió 9 vidas. María dando un paseo con su hermano y sus padres o en el colegio enfrentándose a las burlas de sus compañeros, hablando con un chico en la biblioteca o siendo humillada por su madre en una comida familiar. Las presiones sociales y educacionales bajo las que la joven intenta mantener su rectitud son el eje del discurso. Y en ese dibujo que Dietrich realiza de este ambiente tan retrógrado y tradicional, tan peligroso incluso para la propia integridad física y mental, subyace una ambigüedad de contenido bañada de sutilidad. Un planteamiento parecido al que Fesser ejecutó hace unos años en España con Camino, aunque en la práctica ambas obras sean incomparables por tener tonos y estilos completamente diferentes. Donde una es minimalista, la otra es recargada y bastante más condescendiente. Ha sido una sorpresa inesperada. Y que se digiere mejor conforme más reposa. | ★★★(70|100)

    Xi You (Journey to the West), de Tsai Ming-liang

    JOURNEY TO THE WEST

    Xi You
    Francia, Taiwan
    Dirigida por Tsai Ming-liang
    Intérpretes: Lee Kang-sheng, Denis Lavant.
    Panorama

    Tsai Ming-liang lleva dirigiendo más de 20 años. Ha cosechado premios en numerosos festivales, y Venecia y Chicago suelen incluirlo habitualmente en sus selecciones casi por sistema. Es un cineasta ecléctico y lo demuestran la variedad de su obra. La elección de Journey to the West en Berlin por tanto no desentona. El cineasta ya pasó con éxito por la ciudad alemana en 2005, año en el que se llevó a casa el Oso de Plata y el Premio FIPRESCI por su polémica El sabor de la sandía. Este año su propuesta —tras la mencionada retirada anunciada en aguas venecianas— viene incluida en Panorama, una sección dedicada tanto a nuevos talentos como a obras renovadoras de cineastas de recorrido, caso de Liang, cuyo primer trabajo reseñable data de 1992. Journey to the West se antoja un trabajo tremendamente difícil de valorar, pero muy fácil de echar por tierra.

    La idea es simple: un monje cruza una ciudad caminando a un pasomuy lento y metódico, casi fantasmal. La gente se gira a mirarle, le observa. Son ciudadanos reales y miran a la cámara muy puntualmente. El monje les resulta extraño y es lo que más les inquieta. El concepto es evidente: la alienación de la sociedad frente al individuo que es fiel a sí mismo, distinto y por lo tanto, provoca recelos; pero es la ejecución la que hace que la obra se resista al reduccionismo. La planificación cuenta con, aproximadamente, no más de 10 planos fijos en toda la película. El primero de 10 minutos, y otro de ellos de casi 15. Denis Lavant encarna a un hombre que, en un momento dado, decide seguir al monje, imitando su paso estático, y es él quien abre de forma abrupta la película con una primera imagen en la que su rostro ocupa toda la pantalla. El largometraje acaba con la misma brusquedad con la que empieza. Y no da tregua ninguna. Más que una obra de ficción podría considerarse algo cercano a cine experimental e incluso a ciertas corrientes artísticas de vanguardia, pues no es una cinta convencional ni digerible, pero tampoco merece desecharse por ser extrema con sus objetivos. | ★★★★(58|100)

    Historia del miedo

    Historia del miedo

    Argentina / Uruguay / Alemania / Francia
    Dirigida por Benjamin Naishtat – Ópera prima
    Intérpretes: Jonathan Da Rosa, Claudia Cantero, Mirella Pascual, Cesar Bordon, Tatiana Gimenez
    Premiere Mundial

    El argentino Benjamin Naishtat suponía la promesa hispana de la Sección Oficial. Su debut en cine, Historia del miedo se ha saldado con un tímido aplauso en su premiere aquí en la Berlinale, diversas deserciones y murmullos de disgusto. Hay división de opiniones, es inevitable, pero desde luego la obra de Naishtat no ofrece nada que no nos hayan enseñado antes, con mejor presentación y un desarrollo bastante más definido. Hablamos de un retrato coral en torno a unos ciudadanos residentes en una zona pudiente de Buenos Aires. Los de clase media alta, encerrados en sus jardines, y una familia de los suburbios cuya madre trabaja para uno de los chalets del resort residencial.

    Naishtat va alternando entre unos y otros, dibujando un ambiente de tensión cotidiana en los apagones continuos, los ascensores parados, alarmas que saltan sin motivo, helicópteros que advierten del peligro con megáfonos rotos, perros ladrando en el extrarradio de las viviendas y hogueras junto a los hogares; los extraños que invaden nuestra casa y la desconfianza que todo esto crea en el entorno. La idea es poderosa. Es global y comprometida, pero la dispersión de personajes impide centrar la atención en ninguno y aunque no es tampoco lo que se pretende, la sensación que deja es la de juguetes de cartón piedra que no ofrecen nada y nada tienen que decir. Naishtat busca un concepto ambicioso. Lo deja claro desde el propio título. Pero no es hasta el final cuando decide arrojar toda carne en el asador construyendo una conclusión que, por lo menos, consigue transmitir algo de esa pulsión que la película va trabajando. Un trabajo estimable, aunque a nivel personal, me dejó algo frío. | ★★★★(59|100)

    The Monuments Men

    The Monuments Men

    Alemania / USA
    Dirigida por George Clooney (The Ides of March; Good Night, and Good Luck.)
    Intérpretes: George Clooney, Matt Damon, Bill Murray, John Goodman, Jean Dujardin, Bob Balaban, Hugh Bonneville,
    Cate Blanchett
    Premiere Internacional – Fuera de competición.

    La inclusión de Clooney en la Berlinale sobra explicarla. El Festival lleva años creciendo y como todo certamen de prestigio necesita nombres en mayúsculas entre sus filas. La última obra de Clooney llega en el momento justo y su naturaleza de cine evasivo la hace perfecta para incluirla en esa hipotética sección inexistente que es “fuera de competición”. La jugada funciona. Es evidente. El Berlinale Palast bullía cuando Clooney presentó su filme esa misma tarde. Todos tenían algo que ver con él. Y todos querían la misma instantánea, la mirada Nespresso. Pocos parecían acordarse de la razón que le había traído aquí: The Monuments Men. Una visión muy libre sobre un tema, en realidad interesante y poco explorado. El robo de obras de arte en la Segunda Guerra Mundial por parte de los nazis para el museo personal del Fuhrer, y la recuperación de las mismas por parte de un grupo de personajes relacionados de alguna manera con el arte. La excusa perfecta para que el director invite al casting a algunos de sus colegas de profesión, tales como Bill Murray o Matt Damon, para que sustenten el peso de un obra de mimbres muy mediocres.

    El actor americano se reserva el personaje estrella, el de mentor de su grupo. Ya sabemos que algunas de las obras en las que Clooney se involucra acaban convirtiéndose nada más que en una pequeña broma en el que, eso sí, se nota que los actores se lo han pasado en grande. The Monuments Men se beneficia de eso. Del placer de ver a un John Goodman ejerciendo de refuerzo cómico con su inmejorable talento para ello, mano a mano con el intérprete francés de la eterna sonrisa, un Jean Dujardin con el piloto automático, o comprobar la capacidad de Blanchett para sacar adelante lo que le echen, por más débil que sea lo que le ofrezcan. En este caso, en un registro parecido al de El buen alemán de Soderbergh, pero con bastante menos tino. Es importante hablar de estas estrellas, pues ellos son parte de la razón de ser de todo este desaguisado. En su oficio, el trabajo de Clooney es mediocre, grandilocuente en el peor sentido y con un demostración clara de que, salvo excepciones, el actor sigue teniendo más gusto en la alfombra que tras las cámaras. Sólo resta decir que ha cumplido su objetivo en la Berlinale, atraer público y llamar la atención de los medios. En sí misma, The Monuments Men aporta muy poco. | ★★★★(50|100)

    Gonzalo Hernández
    envíado especial a la 64ª edición del Festival de Berlín

    El protagonista del día|

    Sobran las palabras, pensó Mr. von Trier. Llegó al photocall de la Berlinale, donde presentaba la versión sin cortes de Nymphomaniac, sin hablar con la prensa y luciendo el famoso título con el que le condecoró la dirección del Festival de Cannes en una camiseta negra. Shia LaBeouf le robó el protagonismo por la tarde ataviado con una bolsa de papel y más eslóganes. El perro de Pascal espera el sonido de la campanilla.

    Lars von Trier en Berlín
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