Las posibles vidas de un chico cualquiera
crítica de Nice Guy | de Pascal Bergamin, 2012
“Cuando la autodestrucción entra en el corazón, al principio parece apenas un grano de arena. Es como una jaqueca, una indigestión leve, un dedo infectado; pero pierdes el de las 8:20 y llegas tarde para solicitar un aumento del crédito. El viejo amigo con quien vas a comer de repente agota tu paciencia y para mostrarte amable te tomas tres copas, pero el día ya ha perdido forma, sentido y significado. Para recuperar cierta intencionalidad y belleza bebes demasiado en las reuniones, te propasas con la mujer de otro y acabas por cometer una tontería obscena y a la mañana siguiente desearías estar muerto. Pero cuando tratas de repasar el camino que te ha conducido a este abismo, sólo encuentras el grano de arena.” No hay mejor presentación para hablar del conflicto en la vida de David, que este fragmento tomado de Diarios, del escritor norteamericano John Cheever. Y es que, un acto cotidiano aparentemente anodino puede condenarnos a una realidad nueva, opresiva e infernal, y trastocarlo todo sin vuelta de hoja. Como la mayoría de la gente sabe, la consigna de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, suele ser un viaje de ida con precios de vuelta demasiado caros. Bienvenidos, pues, espectadores, a la historia de David.
Tras un año en la cola del paro y sin perspectivas de empleo en el campo de la creación de páginas web en el que se especializó, David asume con languidez su condición de amo de casa, mientras su desbaratado matrimonio con Hanna se ahoga en una espiral de discusiones y malentendidos, y, Ray, su encantador hijo de tres años constituye una de la pocas alegrías de vivir que le quedan. Hastiado por la precariedad laboral y colmado por la pereza, acude cada noche a emborracharse al Men´s Club, un ruidoso local de dudosa reputación, poblado de ladronzuelos, strippers, granujas y almas que se atiborran a cerveza para borrarse a sí mismas, una madrugada más. Entre tragos, palmadas y carcajadas, comienza a frecuentar el mismo grupo de colegas, compañeros de evasión sin oficio ni beneficio, o con oficios y beneficios oscuros y retorcidos. Nada vuelve a ser lo mismo desde que una deuda se cierne sobre David, en torno a un histérico criminal de impulsos violentos incontenibles llamado Tommy Evans, habitual en el Men´s Club, y rodeado de esbirros. Y el buen chico otrora dedicado a sus tareas domésticas debe afrontar la losa pesada de las amenazas de un puñado de matones de bar que oscila sobre su familia.
Esta potente historia repleta de tensiones lleva por nombre Nice Guy, una cinta británica estrenada en su país el pasado año, que mezcla de manera inteligente las secuelas dolorosas del desempleo con el mundo del crimen y la delincuencia, acertando en la elección de su elenco de actores e inyectando al hilo argumental dosis constantes de nerviosismo. El personaje principal, Cavan Clerkin, es también responsable de la creación del guion, y protagoniza una lúcida interpretación a lo largo de todo el filme, que está fraccionado cronológicamente mediante días clave en el conflicto de David. Nice guy es rápida, entretenida y contiene algunas secuencias que provocarán una conexión automática con su protagonista, lanzando al aire una interesante pregunta: ¿Hasta qué punto somos inocentes o culpables de nuestro destino? ¿En qué medida ese fortuito grano de arena puede convertirse en una bola gigantesca que nos aplaste y devore? La paranoia, la rabia y la culpabilidad emanan de los calderos del infierno en el que, poco a poco y con el avance de la trama, va convirtiéndose la vida de David, que hace unos meses bostezaba hirviendo pasta o fregando la cocina, con la única y pobre ambición de otro día más en el mundo, desalentado por las circunstancias de la crisis y las bajezas de su gris matrimonio. ¿Hasta dónde llegará su empeño por proteger a su familia y ocultar los chantajes en los que se ha visto inmerso? También el filme contiene una cierta crítica al aumento de delincuencia y desesperación que la crisis conlleva, en el medio de una sociedad-espejo que incita a los logros externos y a la competitividad extrema. El que se no tiene trabajo se siente un fracasado y un inútil, el fracaso conlleva a la evasión, la evasión en ocasiones conduce a salidas turbias, y esas salidas turbias a callejones repletos de problemas de los que es difícil salir. Sobre todo cuando sientes el aliento de Tommy Evans todo el día en la nuca. | ★★★★★
Andrea Núñez-Torrón Stock
redacción Santiago de Compostela
Reino Unido, 2012, Nice guy. Director: Pascal Bergamin. Guión: Cavan Clerkin. Productora: Red Bike Films. Fotografía: Jon Wood. Reparto: Cavan Clerkin, Abigail Blackmore, Kiko-Ray Clerkin, Martin Askew, Doug Allen.