La verdad oculta
crítica de Circuito cerrado | Closed Circuit, de John Crowley, 2013
A lo largo de la historia del cine, no pocos han sido los títulos que han puesto en tela de juicio la transparencia del sistema legal y la oscura trastienda de los juicios, en donde los más débiles siempre tienen las de perder. Tal vez haya sido Sidney Lumet el director que mejor cultivó este tipo de cine que denunciaba cómo la corrupción también alcanzaba a los más altos estamentos de la ley, con obras tan célebres como 12 hombres sin piedad (1957) o Veredicto final (1982). Sin embargo, si hay un nombre que haya marcado las pautas del género conocido como thriller judicial en los últimos años, ese es el del escritor estadunidense John Grisham, cuyas novelas han sido adaptadas al cine con gran éxito en títulos como La tapadera (1993), El informe Pelícano (1993) o El cliente (1994). En la misma liga de estos filmes vendría a inscribirse Circuito cerrado (2013), la nueva película de John Crowley, director de la estimable Intermission (2003).
La historia arranca con un impactante atentado terrorista en un mercado del Reino Unido, donde la explosión de unas bombas acaba con la vida de más de un centenar de personas. Martin y Claudia son los abogados encargados de la difícil papeleta de defender al supuesto terrorista que ha sido encarcelado como principal sospechoso de la masacre. Ambos han mantenido una relación sentimental en el pasado, algo que deberán ocultar al Fiscal General. Se inicia así una ardua investigación por parte de los dos letrados, que también tienen prohibido intercambiar datos confidenciales o comunicarse durante el proceso, al mismo tiempo que cada uno de sus pasos es seguido de cerca por el servicio de inteligencia inglés M15. Como cabe esperar en este tipo de suspense, cuanto más datos van descubriendo, más estrecha se irá haciendo la línea que separa la legalidad de la corrupción. Tanto es así que no tendrán otra salida que desconfiar de todo el mundo si quieren salir vivos de este caso, manteniendo su integridad y lealtad a sus ideas intactas. Dentro del panorama actual del cine de acción en donde la espectacularidad y los efectos especiales parecen haber tomado el timón de las historias, resulta un auténtico placer encontrarnos con un trabajo tan elegante y clásico como este Circuito cerrado que apuesta por una historia interesante, que invita a la reflexión y al debate, dosificando la información de manera inteligente y sin recurrir a forzadas trampas de guión.
Crowley dedica la primera mitad de su película a poner sobre la mesa las cartas del juego, con una sobriedad propia del mismo Lumet y apoyándose en la probada efectividad de su pareja protagonista, formada por el siempre correcto Eric Bana y, sobre todo, una espléndida Rebecca Hall. Es en este tramo, entre tanto interrogatorio y sesiones en las cortes, donde se presentan ligeros baches de ritmo, corriendo el riesgo de que el espectador se pierda en su trama debido a su densidad. Afortunadamente, este problema queda solventado en su segundo acto, mucho más dinámico y entretenido, en donde la acción sale más a menudo de entre las cuatro paredes de la sala de juicios y los personajes comienzan su carrera a contrarreloj por lograr que sus explosivas averiguaciones vean la luz. Circuito cerrado no oculta su carácter más comercial a la hora de presentar a la pareja de abogados como antiguos amantes, por lo que la tensión romántica y sexual se palpa en cada una de las escenas que comparten Bana y Hall, pero también es cierto que sin este añadido sentimental a la trama, la historia hubiera sido demasiado distante y fría para el gran público, especialmente si no está familiarizado con los tejemanejes propios del género judicial. De este modo, resulta más fácil la identificación con los personajes de Martin y Claudia, haciendo más claros sus intereses y motivaciones. Esta ligera concesión de cara a la taquilla no ensombrece, a pesar de todo, la enérgica crítica que traza contra el sistema legal y el valiente y arriesgado mensaje que lanza a través de un desenlace mucho menos complaciente de los que nos tiene acostumbrado el cine de Hollywood. | ★★★★★
José Antonio Martín
Redacción Canarias
Reino Unido. 2013. Título original: Closed Circuit. Director: John Crowley. Guión: Steven Knight. Productora: Coproducción Reino Unido-USA; Focus Features / Working Title Films. Recaudación en USA: 5.733.310 dólares. Fotografía: Adriano Goldman. Música: Joby Talbot. Montaje: Lucia Zucchetti. Intérpretes: Eric Bana, Rebecca Hall, Ciarán Hinds, Jim Broadbent, Lee Asquith-Coe, Riz Ahmed, Julia Stiles, Barbora Bobulova, Kenneth Cranham.