Un primer plano de Van Damme con los ojos cerrados. Voz en off: “He tenido mis subidas y bajadas. Mi ración de carreteras con baches y vientos fuertes. Eso es lo que me ha hecho ser lo que soy hoy. Ahora estoy aquí delante de vosotros. Lo que veis es un cuerpo trabajado a la perfección. Un par de piernas diseñadas para desafiar las leyes de la física. Y una mente preparada para lograr la más épica de las aperturas”. La cámara se va alejando y vemos a Van Damme de pie sobre los espejos retrovisores de dos camiones que van hacia atrás. Los ojos como platos. De fondo, la música de Enya: “¿Quién puede decir a dónde nos lleva el camino? ¿Dónde el día fluye? Sólo el tiempo…”. Y nuestras bocas abiertas: el belga comienza a hacer una de sus míticas aperturas frontales, uno de sus rasgos más característicos y uno de los motivos por los que se hizo tan popular a finales de los ochenta. Y lleva la acrobacia hasta el final, consiguiendo una de las imágenes más bellas e impactantes que hemos visto este año en las pantallas de nuestros ordenadores.
Se trata de un spot publicitario de Volvo que pretende demostrar la estabilidad de la dirección de sus nuevos camiones. Rodado en una sola toma después de tres días de ensayos, en el inactivo aeropuerto de Ciudad Real, el vídeo se ha convertido en uno de los fenómenos virales más contundentes de los últimos meses. De hecho, se ha convertido en la campaña publicitaria de una marca de coches más vista de la historia, superando el anuncio de Volkswagen protagonizado por un pequeño Darth Vader en 2011. En estos momentos, la suma de visionados en la red asciende a más de 60 millones. El director del anuncio, Andreas Nilsson, dice que no hay trucos en la proeza de Van Damme y que tan solo tuvieron que eliminar por ordenador unos arneses que sujetaban al actor para evitar que cayera al suelo en caso de que algo fallara. Pero nada falló. Y ahora Jean-Claude Van Damme vuelve a estar en boca de todos. Bravo.