Eran un poco más de la 11 de la mañana. Sentado en la butaca del Victoria Eugenia, esperando el comienzo de la proyección de Un toque violencia, un pequeño alboroto recorre el patio de butacas. Alertas, tecleados y alguna que otra carcajada. Por timidez, decidí que lo mejor era dejarme de preguntas y comprobar mi móvil y, precisamente, ahí estaba el quid, el santo quid de la cuestión: ya se conocía la representante de España en la próxima edición de los Oscar; 15 años y un día, la ganadora del Festival de Málaga, dirigida por Gracia Querejeta. Las redes sociales estallaban en una enorme risa de complicidad. Las típicas bromas, los mensajes derrotistas, eran la antesala de la sentencia final: España este año no aspirará al Óscar. Siendo sinceros, es algo que se podría esperar, fuera cual fuera la candidata. La Academia de Cine Española no entiende que para competir en Estados Unidos no vale llevar lo que unos académicos consideran mejor. Hay que llevar a la cinta que pueda ganar. Almodóvar sabe mucho de eso. Tremenda tuvo que ser la risotada del director manchego cuando El baile de la victoria no superaba el primer corte mientras que su Los abrazos rotos, probablemente unos de sus trabajos más flojos, camelaba a la crítica estadounidense en 2009.
Esta temporada, Alacrán enamorado, La gran familia española, Caníbal y, la finalmente elegida, 15 años y un día, dejaban claro que sería otro año de transición. Tan sólo el largometraje de Manuel Martín Cuenca, un ejercicio estilizado y original, podía otorgar una brizna de esperanza. No ha sido el mejor año artístico para el cine de nuestro país. Lo dicen los números y lo dice el espectador. Para competir en la dura categoría de Mejor Película de habla no inglesa, hace falta convencimiento unido a un enorme apoyo de la crítica y una campaña de marketing eficiente. En los últimos años, ninguno de esos factores se ha dado. Hace dos cursos, Pa negre, elegida casi de rebote y a destiempo, pasó sin pena ni gloria por los test-screening de los exigentes académicos. Se comentó que algunos de los estandartes del cine español prestaron su apoyo, pero, tristemente, no se trata de un gran discurso de un día. La temporada de premios exige un trabajo arduo y soterrado para intentar estimular al éxito. Todo hace indicar que el filme de Querejeta tendrá una nula promoción. También, es probable que se lancen mensajes victoriosos tras los test. Y el resultado final, como siempre, no sorprenderá a nadie. Es un problema de raíz. Hace unos días, gracias a Sundance Channel, pudimos formular a la directora madrileña una pregunta sobre la reacción en España tras el anuncio de su candidatura –eso sí, acompañada de cierta censura/acomodo por parte del canal—. La respuesta fue esta: «No sé que les dirían al resto de candidatos, pero lo que a nosotros nos ha llegado es que ha sido muy celebrado y parece que la gente se ha alegrado mucho en España». Sin comentarios. Ahora, dicho esto, el apartado foráneo de los Oscar es, con probabilidad, uno de los más abiertos a la sorpresa. Grandes candidatas se han quedado fuera a la largo de historia tanto en los cortes como en el anuncio final. Algo que podría pasar en la próxima edición, lo que abriría el abanico de un algún corcel negro aparentemente rezagado y con el que nadie contaba. Si 15 años y un día tiene alguna opción (exigua, eso sí) pasa por los aspectos siguientes:
■ La competición de este año se presenta muy igualada, con más de una decena de filmes de similar nivel que podrían competir de tú a tú. Aunque sobresalen, por encima de todas, tres propuestas –La bicicleta verde, La caza y La gran belleza— el primer corte dejará alguna candidata fuera de la lucha. Ahí llegará el momento de outsiders como las representantes de Australia –The Rocket— , Islandia –De caballos y hombres— o Singapur –Ilo Ilo—. Pero si éstas fallan, será el turno de las cinematografías tradicionales; de naciones con blasones no demasiado distinguidos pero con algún as en su manga. Hablamos de Alemania, Francia, Canadá, Serbia y España. Competición igualada, más división de votos.
■ Maribel Verdú. La estupenda actriz madrileña tiene un buen cartel al otro lado del Atlántico, gracias, sobre todo, a su inmensa labor en el sleeper de Alfonso Cuarón Y tu mamá también (2001). Los americanos, tan amantes del show y de las caras conocidas, aunque se trate de una estrella menor para ellos, podrían apostar por 15 años y un día simplemente por la presencia de Verdú. Su labor en el filme, además, es más que notable.
■ La temática. Los dramas sobre la adolescencia siempre han sido uno de los tópicos más recurrentes históricamente entre las candidatas. Podría ser un punto a favor para el filme de Querejeta. Aunque, en este caso, una cinta como la La bicicleta verde se debería llevar todos los aplausos, por riesgo y originalidad. No es la única. La representantes de Colombia (La playa D.C), Finlandia (The Disciple), Hungría (El gran cuaderno), México (Heli) o Letonia (Mammu), abordan la materia de múltiples formas. Del Neorrealismo al Histórico pasando por el retrato social. El corte clásico de 15 años y un día podría ser un perfecto contrapunto al marcado acento autoral del resto de contendientes. Aun así, y centrándonos en este factor, Arabia Saudí es el frontrunner absoluto de esta contienda.
Tres variables en una situación casi imposible. Pasar el primer corte ya sería una proeza. De hecho así lo ha declarado su productora, Mariela Besuievsky (Tornasol Films): «Colarse en la lista corta sería un superéxito». También ha añadido el clásico «la recepción ha sido buenísima». Verdad o no, en los Óscar siempre hay una posibilidad. En unos días conoceremos las nueve primeras elegidas. Si la cosa no funciona, siempre nos quedará Esteban Crespo y su cortometraje Aquel no era yo. Una baza segura.