Heroísmo
crítica de Hours | de Eric Heisserer, 2013Paul Walker viene a engrosar el ya nutrido grupo de jóvenes estrellas de Hollywood que, por unas circunstancias u otras, nos abandonaron prematuramente sin haber podido demostrar todo el potencial interpretativo que escondían. El 30 de noviembre de 2013, un desafortunado accidente de tráfico truncaba la vida del rubio protagonista de la franquicia más taquillera de la historia de la Universal, The Fast and the Furious, algo que los medios se apresuraron a definir como irónico al tratarse del hombre que dio vida a Brian O'Conner, todo un máquina al volante. Un personaje que le trajo la fama y a la vez le encasilló como actor de acción, no dejando ver las posibles cualidades dramáticas que Walker pudiera ocultar bajo esa imagen de héroe guaperas con la que gran parte del público se ha quedado tras su fallecimiento –obviando, por ejemplo, su estupendo trabajo en la notable La prueba del crimen (2006)–. La verdadera ironía aún estaba por llegar. Walker había dejado un título póstumo que, tristemente (llegó demasiado tarde), callaría más de una boca que cuestionara su talento. Hours (2013) es una pequeña cinta independiente presupuestada en 4 millones de dólares, un drama humano ambientado en un hospital de Nueva Orleans durante el devastador huracán Katrina, en la línea de aquella John Q (2002) que realizara Nich Cassavetes para mayor gloria de Denzel Washington. Walker da vida a Nolan, un hombre normal y corriente que ve cómo su joven esposa pierde la vida al dar a luz a su pequeña hija y, para colmo, deberá enfrentarse a todo tipo de adversidades para mantener al bebé con vida en unas circunstancias límites. La pequeña no puede abandonar la máquina de ventilación asistida y Nolan permanecerá durante 48 interminables horas a su lado aun cuando todas las personas del hospital (incluido el personal médico) sean evacuadas, luchando contra los cortes de electricidad, una batería de la que depende la vida de su hija a punto de agotarse, la inundación de las plantas más bajas y, por si fuera poco, la violencia de unos desalmados que aprovechan la confusión para cometer saqueos.
La película supone una auténtica oportunidad de oro para que Paul Walker se desmarque de sus personajes a prueba de bombas para meterse en uno de carne y hueso, vulnerable, con el que el espectador se identifica irremediablemente desde los primeros minutos a causa de su dramática situación. Un tour de force interpretativo en la que el rubio actor aparece en todas y cada una de las escenas y, lo que es más complicado, sin apenas secundarios que le apoyen. Walker actúa solo durante la mayor parte del metraje, algo arriesgado si no se trata de un actor con el suficiente carisma para sostener sobre sus hombros el total interés de la propuesta. Tom Hanks en Naúfrago (2000), Sam Rockwell en Moon (2009) o Ryan Reynolds en Buried (2010) lograron excelentes resultados dando vida a personajes que acaparan el exclusivo lucimiento. La duda radicaba en si Walker estaría a la altura de ellos y, sorpresivamente, su interpretación se convierte en el máximo atractivo de la cinta. Como era de esperar, cumple en las escenas más físicas, aquellas que muestran el desgaste de las continuas carreras a contrarreloj por los pasillos del centro médico. Pero también está perfecto en las escenas románticas junto a la guapa Génesis Rodríguez y, sobre todo, en los continuos soliloquios que tiene junto a la incubadora, narrándole a su bebé los episodios más relevantes de su relación con su madre. Nolan llora, suda, sangra, se desespera, desfallece…, en pocas palabras, le brinda a su protagonista el papel más dramático de su carrera, al que el actor responde con la mejor actuación que nunca se le ha conocido. Es entonces cuando lamentamos (más si cabe) la pérdida de un hombre que no había dicho su última palabra en esto de actuar.
Él está por encima de un filme que sabe mantener al público pegado al sillón durante hora y media, tocando la fibra sensible con la aportación secundaria de un perro de rescate que se convierte en gran apoyo de Nolan en su solitario calvario. La falta de medios se evidencia, eso sí, en una puesta en escena un tanto humilde, cuya acción se desarrolla íntegramente en interiores –lo que le confiere un carácter casi teatral a la obra–, dejando que los terribles estragos de la catástrofe del Katrina sobre la ciudad solo se reflejen a través de imágenes auténticas de los informativos del momento. Aun con el lastre presupuestario, Eric Heisserer consigue salir airoso como director –por su capacidad de mantener el ritmo con tan pocos personajes y en un reducido espacio– en esta interesante ópera prima que, también es verdad, habría tenido la profundidad y categoría propias de un telefilme de sobremesa de no haber contado con la estrella Paul Walker como cabeza de cartel. Sin duda, un más que digno testamento cinematográfico para un actor que, por fin, logró demostrar que es mucho más que Brian O'Conner. ★★★★★
José Antonio Martín
redacción Canarias.
Estados Unidos. 2013. Título original: Hours. Director: Eric Heisserer. Guión: Eric Heisserer. Productora: The Safran Company / PalmStar Entertainment. Presupuesto: 4.000.000 dólares. Fotografía: Jaron Presant. Música: Benjamin Wallfisch . Montaje: Sam Bauer. Intérpretes: Paul Walker, Génesis Rodríguez, Kerry Cahill, Christopher Matthew Cook, Renell Gibbs, J. Omar Castro.