EL AQUELARRE SE REAGRUPA
crítica de The Sacred Taking (3x08) | American Horror Story: Coven (Temporada 3)
FX | EEUU, 2013. Director: Alfonso Gomez-Rejon. Guión: Ryan Murphy. Creadores: Ryan Murphy & Brad Falchuk. Reparto: Sarah Paulson, Taissa Farmiga, Frances Conroy, Evan Peters, Lily Rabe, Emma Roberts, Denis O´Hare, Kathy Bates, Jessica Lange, Gabourey Sidibe, Jamie Brewer, Angela Bassett, Patti Lupone, Danny Huston, Josh Hamilton, Alexander Dreymon. Fotografía: Michael Goi. Música: James S. Levine.
Queenie revela su nueva lealtad al aquelarre. El plan de Cordelia es ejecutado. Fiona sufre los efectos de la medicación. Misty y Myrtle se refugian en la mansión. El trío Zoe/Kyle/Madison continúa.
Tras una larga ausencia de una semana, regresa American horror story: Coven con un episodio explosivo, donde no se ofrece respiro a la audiencia en 43 minutos de frenética televisión. Mutilaciones varias para abrir y cerrar el capítulo, y un complot de asesinato en medio de esta vorágine de locura y muerte. El co-creador Ryan Murphy ha escrito en este The Sacred Taking un par de retorcidas ideas sobre la venganza: una hija que desprecia a su madre; un espíritu enamorado que ayuda al objeto de su deseo y una bruja vudú que venga su raza. Además de una descripción extrema de la religión con el regreso de Patti Lupone como la madre de Luke. Sintonizando de nuevo a Margaret White/Piper Laurie, Joan purga los contactos impuros que Luke ha tenido con las tenebrosas vecinas a través de un enema. Los sucesos del capítulo parecen apuntar a un cambio de parecer en la intransigente mujer, aunque nunca se puede afirmar nada con seguridad sobre el comportamiento de estos personajes. Basta con ver la montaña rusa emocional –¿o quizá es perezosa escritura por parte de los guionistas?– que es la relación entre Fiona y Cordelia. Magníficamente interpretadas, ambos personajes pasan del odio a la camaradería en un instante.
Queenie se ha pasado al bando de Marie Laveau y está cumpliendo su cuota de “maldad”, a tenor de la espontánea cirugía que realiza a un vagabundo violador. En un toque muy Coven, vemos como Queenie le arranca las tripas alternando planos rodados desde dentro del vagabundo con otros desde el lugar donde todo sucede. Madison y Zoe quieren convencerla de volver a la mansión y reagruparse. El aquelarre debe estar unido para poder urdir con éxito la muerte de Fiona y también escapar del cazabrujas. La amenaza que cegó a Cordelia ha atacado ahora a Misty y a Myrtle (gran Frances Conroy), en pleno proceso de regeneración. Se ha hablado ya varias veces en esta crítica del gran reparto de Coven, y aunque cada intérprete tiene momentos de lucimiento en los episodios, este crítico se rinde ante Lily Rabe y su gran composición de Misty Day. El acento, el lenguaje corporal, la fragilidad que le inyecta a la bruja de los pantanos… un placer observar el trabajo de la actriz.
El trío con el que terminó el último episodio sucedió sin problemas. O eso parece, ya que Kyle sigue vivo. Pero esa relación a tres está condenada al fracaso, porque el chico de Frankenstein prefiere a Zoe. Y Madison lo sabe. Buena idea la metáfora del programa de aprendizaje del portátil, con sus “dos caminos a elegir”. Se avecina una pelea de gatas, de poderosas gatas con poderes. Pero antes, todas las brujas trabajan unidas en un ritual, de ahí el título del episodio, que pueda ayudarlas en su cruzada contra enemigos comunes. La primera parada es la muerte de Fiona, para la cual envían a Madison y Myrtle como fantasmas de las navidades pasadas. Todo ese segmento del episodio es brillante. La dirección, vestuario, escritura e interpretación de esas secuencias es irreprochable. Un paseo hacia la muerte más dulce que se ve interrumpido por un fantasma de verdad. Spalding sigue en la casa como una presencia espía, atento a susurros y complots. Una fuente infalible para Fiona.
En la última parte del episodio vienen las sorpresas. Luke y Joan reciben los disparos del cazabrujas (¿o de Hank?) y Fiona se acerca al gran poder de Misty, que resucita a la fervorosa creyente. Como remate, un grandioso colofón, Delphine vuelve a casa, pero de una manera completamente inesperada. La mujer es inmortal, así que Marie Laveau tiene que ser creativa con su castigo. Al fin y al cabo, el personaje de la maravillosa Kathy Bates también lo era cuando experimentaba con sus esclavos. Bocas cosidas, un minotauro, cataplasmas de sangre de bebé. La señora se merece lo que le está pasando. ¿No? ★★★★★