El día del cordero se acerca
crítica de Somos lo que somos (We are what we are, Jim Mickle, Estados Unidos 2013)
En 2010, el director mexicano Jorge Michel Grau presentó en el Festival de Sitges una curiosa película sobre una familia de caníbales que rompía con la imagen salvaje y deshumanizada que sobre este tipo de personajes se había creado desde los tiempos de clásicos del terror como La matanza de Texas (1974) o Las colinas tienen ojos (1977). Su título era Somos lo que hay y su éxito fue suficiente para que la industria norteamericana se fijara en este realizador y lo llamara a filas para el filme de episodios The ABCs of Death (2012) –en donde compartía créditos con otros autores consagrados del género–, además de comprar los derechos de Somos lo que hay para un inevitable remake que se titularía We Are What We Are (2013). Pese a que este tipo de maniobras comerciales suele despertar la suspicacia del espectador sobre la necesidad de retomar una historia que ya ha sido bien contada en un espacio de tiempo tan corto, por una vez (y sin que sirva de precedente) el remake atesora elementos de calidad más que suficientes como para que merezca la pena pagar una entrada. El primer acierto reside claramente en el fichaje de Jim Mickle como director. Con solo dos títulos en su haber –la poco conocida Mulberry Street (2006) y, sobre todo, la notable Stake Land (2010), una de las aproximaciones al género vampírico más atractivas de los últimos años–, Mickle ha conseguido hacerse un nombre a tener en cuenta dentro del cine fantástico actual. Como en Stake Land, el realizador vuelve a contar con la algo olvidada Kelly McGillis, despojada de cualquier atisbo de la belleza que nos deslumbrara en Top Gun (1986), como rostro más conocido de un reparto en donde todos los actores están impecables, especialmente las caras más jóvenes.
La historia de We Are What We Are presenta leves cambios respecto al modelo original, siendo el más importante el cambio de roles entre los padres de familia. En la versión americana es la matriarca la que fallece en extrañas circunstancias en medio de la calle –secuencia de gran impacto con la que se abre la cinta–, dejando desamparados a los miembros de una familia formada por el padre y los tres hijos –dos chicas adolescentes y un niño de corta edad–. Tan fatídico acontecimiento tiene lugar tan sólo dos días antes de que se celebre el misterioso “día del cordero”, una tradición que la familia Parker viene siguiendo desde hace más de 300 años y que, tras la muerte de la madre, deberá tener como organizadora a la hija mayor. A pesar del carácter huraño del patriarca, los Parker son muy respetados en la pequeña comunidad donde viven, un lugar azotado por sucesivas desapariciones de personas durante los últimos años. No hay que ser muy inteligente para unir todas las piezas del misterio y tampoco la película pretende ofrecer esos giros sorprendentes o efectistas tan de moda en el cine de terror de hoy. A los pocos minutos de metraje ya se desvela el cobertizo que la familia tiene cerrado con candados a cal y canto, al mismo tiempo que la policía pone en marcha la búsqueda de una chica del pueblo que ha desaparecido. We Are What We Are funciona más como un enfermizo drama rural que como película de horror o de intriga. La descripción que hace de los miembros de esta particular familia, las relaciones entre ellos y con los demás vecinos (la incipiente historia de amor de la hija mayor con el joven policía, la vecina solterona y solidaria que tanto les apoya en los malos momentos) y, sobre todo, los peligros que conlleva el fanatismo religioso llevado a sus últimas consecuencias, son los pilares principales sobre los que se sostiene el filme. Por otra parte, cabe destacar la elegancia extrema de la puesta en escena, con una magnífica fotografía de Ryan Samul que sabe sacar todo el provecho posible a los hermosos rostros de las rubias Ambyr Childers y Julia Garner, casi dos vírgenes suicidas como las de Sofia Coppola cuya luminosidad contrasta con la vida oculta y tenebrosa que les ha tocado sufrir (aún en contra de su voluntad).
Pese a lo truculento de una historia donde el canibalismo es un ingrediente esencial, Mickle hace un gran trabajo de contención y sobriedad, dejando la parte más sanguinaria para su violentísimo y brusco desenlace. Esto no quiere decir que We Are What We Are no tenga elementos más que disfrutables para los amantes del horror, ya que momentos como el del accidentado sacrificio en el cobertizo o el del acto sexual en pleno bosque son de los que ponen los vellos de punta. Sin embargo, donde la película gana en intensidad es en los pasajes en donde reina una calma más incómoda, como la tensa escena de la cena en donde las atemorizadas hermanas se miran cómplices, conscientes de que su padre ha emprendido un viaje sin retorno a la locura. Bill Sage representa a la perfección a este ejemplar padre de familia reciclado en lunático asesino por culpa de los fanatismos, un personaje tan cercano y de carne y hueso que da auténtico miedo. Del mismo modo que lo daban Bill Paxton en la reivindicable Escalofrío (2002) –de la que también fue director y que guarda muchos paralelismos con el título que nos ocupa– o Michael Shannon en la estremecedora Take Shelter (2011). En definitiva, si no se ha visto antes la película mexicana, We Are What We Are supone una de las propuestas más sugerentes y estilosas del género de terror de 2013 y una demostración de que los mayores terrores no tienen por qué provenir de lo sobrenatural. Puede venir de la casa de al lado. Nuestro amable y cristiano vecino puede ser un monstruo sin que lleguemos nunca a sospecharlo. | ★★★★★ |
José Antonio Martín
Redacción Las Palmas de Gran Canaria
Estados Unidos. 2013. Título original: We Are What We Are. Director: Jim Mickle. Guión: Jim Mickle, Nick Damici. Productora: Memento Films International / Uncorked Productions / The Zoo. Fotografía: Ryan Samul. Música: Philip Mossman, Darren Morris, Jeff Grace. Montaje: Jim Mickle. Intérpretes: Bill Sage, Ambyr Childers, Julia Garner, Michael Parks, Wyatt Russell , Kelly McGillis, Jack Gore, Kassie DePaiva, Laurent Rejto.