Nada nuevo pero nada desdeñable
crítica de Peaky Blinders (2013-) | Episodio pilotoBBC2 | Reino Unido, 2013. Director: Otto Bathurst. Guión: Steven Knight. Reparto: Cillian Murphy, Sam Neill, Helen McCrory, Paul Anderson, Annabelle Wallis, Iddo Goldberg, Sophie Rundle, Joe Cole, Ned Dennehy, Benjamin Zephaniah. Fotografía: George Steel. Música: Mearl.
Lo mejor que se puede decir de esta primera entrega de Peaky Blinders es que se abre y se cierra de manera sorprendente. Tras meses leyendo sobre cómo esta serie británica, que acaba de ser renovada por una segunda temporada, es “el Boardwalk empire británico”, pues va Steven Knight y comienza con una escena de asiáticos que corren desesperados porque parece que viene el lobo a comerse a sus bebés. Pero no es un lobo, sino el siempre sólido Cillian Murphy a lomos de un caballo y en busca de un hechizo. Primera de las varias artimañas que el Tommy al que da vida Murphy pondrá en marcha a lo largo de estos 57 minutos de vibrante aunque nada novedosa intriga criminal. Lo más interesante de la propuesta del creador es que, a la manera de María Antonieta (Marie-Antoinette, Sofia Coppola, 2006) o Django desencadenado (Django unchained, Quentin Tarantino, 2012), se usa música contemporánea para contrastar con una ficción situada hace muchos años. A lo largo del episodio oiremos varios temas de rock para puntuar una serie de eficaces montajes explicativos donde los personajes se preparan para algo. Aunque la primera canción entra para acompasar un plano-secuencia que sigue a Tommy a lo largo del pueblo, y que es aprovechado para listar a los miembros del reparto y mostrar el estado de la ciudad tras la I Guerra Mundial. Una presentación inmejorable por lo que tiene de chocante oír a Nick Cave o The White Stripes en el Birmingham de 1919.
El resto es más mecánico. No hay nada en particular que se pueda reprochar a Peaky Blinders, pero las tramas y personajes desplegados en el capítulo dejan una sensación de déja-vu constante. Al ser una serie británica, estamos ante una temporada corta. Eso explica que no haya tanta explicación sino que los conflictos empiecen a desarrollarse (el misterio de la camarera se resuelve enseguida) para que dé tiempo a todo en 5 capítulos más. Pero se avecina con más o menos claridad conflicto entre Tía Polly y Tommy, más excesos de las fuerzas del orden para encontrar las armas, un perfil inestable del hermano pequeño del protagonista, amores traicionados, traumas de la guerra… pero todo esto escrito con la demostrada buena mano de Steven Knight, guionista de Promesas del este (Eastern promises, David Cronenberg, 2007) o Negocios ocultos (Dirty pretty things, Steven Frears, 2002). Knight tiene el estilo suficiente para que nada suene mucho a ya oído y la estructura coral que ha elegido para la serie funciona, presentando varias caras de la misma situación. También beneficia mucho la dirección de Otto Bathurst, cuya cámara regala interesantes primeros planos y composiciones personales. Para cuando llega la última escena, tras casi una hora que se pasa en un suspiro, el ambiente está creado. La ambientación funciona, la violencia se siente y el riesgo se palpa. Varios personajes tienen motivos para sentirse inseguros. El tormento interior que se adivina en el protagonista se condensa en la última ilusión que crea para los italianos y en el primer plano de Murphy que nos envía a los créditos finales. La primera parte de Peaky Blinders ha concluido y uno quiere saber más. EAM| 70/100.