Epidemias invisibles
crítica de La enfermedad del sueño | Schlafkrankheit, de Ulrich Köhler, 2011Una se pregunta cuál fue el propósito que impulsó a Ulrich Köhler a crear y dirigir esta impronunciable Schlafkrankheit, presentada hace un par de años en la Sección oficial de largometrajes del popular Festival de Berlín. ¿El interés por mostrarle al mundo las condiciones sanitarias, precarias en la mayoría de ocasiones, de Yaondé, una comunidad de expatriados, situada en el continente africano asolada por enfermedades, a través de un prisma cercano al docudrama? ¿Una crítica encubierta a la gestión de recursos económicos para este tipo de proyectos de ayuda por parte de Europa? ¿Las trabas y ángulos muertos de un sistema burocrático proclive al fraude y que desaprovecha las posibilidades de desarrollo? O tal vez, ¿la paradójica historia de un hombre que decide separarse de su familia para “salvar vidas” y se encuentra con una serie de dilemas éticos que resolver? Sea cual fuere el enfoque que justifique la razón del filme, o el fin último que Köhler se propuso para rellenar las páginas de su guión, se quedó a medio camino, obteniendo como resultado esta desangelada historia, que trastabilla entre un drama sin profundidad psicológica y un documental que no acierta a ahondar en sus principales diatribas.
La enfermedad del sueño, título que a mi parecer anticipa quizás otra clase de película o está dotado de un cierto magnetismo para ocupar butaca y llenar un plato de palomitas, comienza con una cuestión de índole familiar. El matrimonio formado por Ebbo y Vera lleva viviendo en diversos países africanos durante las últimas dos décadas, puesto que el dirige un programa sanitario dedicado a la erradicación de la enfermedad del sueño, considerada una importante y peligrosa epidemia desde los organismos del Viejo Continente. Mientras tanto, Helen, su hija adolescente, está como interna e un colegio alemán, y Vera se siente oprimida e incómoda en una comunidad que no es la suya y pretende regresar a Alemania, sumiendo a Ebbo en un dilema. Tres años más tarde, desde los organismos de los que emergen las partidas presupuestarias para los proyectos destinados a acabar con las malarias, envían a un supervisor para que realice una evaluación del proyecto comenzado por Ebbo y emita así un informe.
En un primer momento, esa pequeña franja de minutos que genera expectativas y dudas en la cabeza del espectador, que deberían ser avivadas y compensadas conforme al transcurso de la trama, el argumento y el ambiente lejano y de contexto para la gran mayoría desconocido parece interesante, con una fotografía correcta que no llama excesivamente la atención y una temática que no se toca a menudo en la filmografía europea. Sin embargo, y para que dar rodeos, el aburrimiento que al principio es una pequeña espinita latente, va in crescendo hasta alcanzar el sambenito de tostón, desaprovechando unas cuestiones temáticas y de trasfondo que hubiesen sido útiles para que el trasfondo de esta obra se alzase como una crítica interesante acerca de la burocracia y la gestión de recursos para las zonas menos desarrolladas del planeta. El doctor Ebbo, protagonista insulso a falta de competidores, en un desfile de, ya no estereotipos sino, mucho peor, vagos trazos inconclusos representados por sus correspondientes actores, no destaca como un personaje valeroso, ni con convicciones fuertes, ni siquiera resaltan en el peligrosas ambivalencias, maldades o una voz interior interesante que proyecte sus intenciones alrededor de la erradicación de esa “misteriosa”, y digo misteriosa porque poco o nada sabremos de ella, enfermedad del sueño. Los diálogos abusan de coletillas y están huérfanos de inspiración, la poderosa fuerza que podrían haber enfatizado la investigación, la enfermedad, o las dudas personales, no se canaliza en ningún momento, y la duración media-breve del filme anticipa tras el sopor sorpresas o giros que jamás llegan. Lo mejor, sin lugar a dudas, de esta bien realizada y montada Schlafkrankheit es su vertiente documental, que ilustra el trazado rudimentario y las deficiencias estructurales de Yaondé y que nos muestra la proliferación de armas y hasta su manejo por parte de los niños, o las carencias de sus hospitales, pero todo ello sin recursos que promuevan ningún posicionamiento ético o breve contagio emocional con los personajes. ★★★★★
Andrea Núñez-Torrón Stock
redacción Galicia | enviada especial al Festival Cineuropa de Santiago de Compostela
Alemania, 2011, Schlafkrankheit (Sleeping Sickness). Director: Ulrich Köhler. Guión: Ulrich Köhler. Productora: Coproducción Alemania-Francia; Komplizen Film / Ö-Filmproduktion / Why Not Productions. Fotografía: Patrick Orth. Reparto: Pierre Bokma, Jean-Christophe Folly, Jenny Schily, Hippolyte Girardot, Maria Elise Miller, Sava Lolov, Francis Noukiatchom, Ali Mvondo Roland, Isacar Yinkou. Presentación oficial: 2011: Festival de Berlín: Sección oficial largometrajes.
