La frustrada epopeya de Jodorowsky
crítica de Jodorowsky’s Dune | de Frank Pavich, 2013Hay películas que triunfan y se convierten en símbolos e iconos, ya sea de un género minoritario o grandes superproducciones; otra como La puerta del cielo o Waterworld que se convierten en sonados fracasos con una leyenda negra a su alrededor. Y después están miles de obras que se intentan tirar hacia adelante con el gran entusiasmo de director y productor pero que finalmente chocan con las duras exigencias de las majors, las grandes distribuidoras americanas; o de las pequeñas distribuidoras que no les ofrecen ni estrenar en condiciones su obra en su país de origen. Jodorowsky’s Dune nos habla precisamente este último caso; es decir, como Alejandro Jodorowsky después de haber conseguido tener un equipo técnico solvente y un reparto esperpéntico y espectacular a partes iguales, poco antes de empezar a rodar les cerraron el grifo. Alejandro Jodorowsky, tras el éxito de El topo y La montaña mágica, decidió adaptar la novela de Frank Herbert, Dune, a su particular imaginario creativo después de recibir carta blanca de su productor francés. Todo se quedó, tristemente, en nada. Por talento no sería. Una máxima que muestra el documental de Frank Pavich estructurado bajo una puesta en escena clásica con entrevistas a casi todos los participantes de una de las producciones jamás realizada más interesantes de la historia el cine.
Jodorowsky’s Dune es Jodorowsky y Dune a partes iguales. Con eso queremos decir que un elemento sin el otro no hubiera hecho del documental un producto tan curioso, divertido e imprescindible para todo cinéfilo. Dune es una obra magna y consagrada de la ciencia ficción americana con toda su riqueza de personajes y elementos. Y, por otro lado, está Alejandro Jodorowsky. El polifacético director y artista chileno nos muestra su cara más entusiasta con sus comentarios en primera persona y sin pelos en la lengua de todo lo que recuerda del proceso: detalles, conflictos y encuentros extraños. Vemos a un hombre con un objetivo, que esquiva todos los obstáculos como buenamente puede. Las circunstancias en las que se desarrolló el proyecto hace que los encuentros surrealistas con la gente con la que deseaba trabajar Jodorowsky contengan grandes dosis de humor y hasta un punto de tragicomedia que hace que el espectador se plantee de forma divertida si realmente es verdad todo lo que le cuentan. Aunque en el fondo no importa, simplemente hay que dejarse llevar por el ritmo ágil y ligero del documental con ganas de saber hasta el mínimo detalle.
Jodorowsky’s Dune tenía que ser la mejor película jamás filmada superando a 2001: Odisea en el espacio, la que por aquel entonces era la mejor muestra de ciencia-ficción. Y tenía que revolucionar el género en 1975, dos años antes que saliera el episodio IV de Star Wars. Travellings imposibles, escenarios espectaculares y un reparto con Dalí, Welles, Jagger y su hijo Brontis, entre muchos otros. Y con un equipo técnico con Pink Floyd para la banda sonora, Moebius y Giger para el diseño… A parte de ser un divertido relato, Jodorowsky’s Dune nos muestra un claro ejemplo de como evoluciona una producción. Desde el momento en que se tiene una idea y se escribe un guión, hasta que se comienza a armar el equipo técnico y artístico. Y, secundariamente, también nos recalca como a veces lo importante no es tener dinero para conseguir a la persona, sino convencerlo con el proyecto o elementos extracinematográficos. Un ejemplo de esto último es como convencieron a Welles a cambio de que el cocinero de su restaurante favorito de París hiciera el catering. Además, nos muestra claramente como la parte del rodaje en sí es, por momentos, anecdótico, dando la justa importancia al proceso de producción sin el cual sería imposible llegar al filme.
La obra de Pavlich va in crescendo hasta el momento en que nos cuentan cómo fueron avisados de que se cancelaba la producción poco antes del rodaje. Pero lejos de cambiar el género y volverse un drama, el documental nos muestra un convincente discurso de Alejandro Jodorowsky sobre cómo afrontar el fracaso en el mundo del séptimo arte. Un discurso que va dirigido directamente a todos aquellos espectadores que han hecho sus pinitos en el mundo del cortometraje o sueñan con ello. Una arenga motivacional sobre persistir, sobre no rendirse nunca, en el que ves la clarividencia de un autor que supo digerir el fracaso y adaptarlo a su futuro. Como en el final que dio Jodorowksy a Dune dándole una gran importancia a la colectividad en representación del héroe, el documental nos muestra que su Dune como tal no existe pero si muchos de los detalles presentes –en un gran storyboard, que guarda el director con mucho cariño— en otras creaciones como Alien o Blade Runner; convirtiéndose, de esta manera, en la película jamás realizada más influyente en la ciencia-ficción moderna. Jodorowsky’s Dune es un divertidísimo trabajo sobre el arte de hacer cine y sobre la figura apasionante, extravagante y enigmática de Alejandro Jodorowsky. Y nos demuestra lo poderosa que puede llegar a ser nuestra propia imaginación. Una imaginación que está convencida que el Dune de Jodorowsky hubiera sido un filme apoteósico. ★★★★★
Ginebra Bricollé Nadal.
redacción Barcelona | Enviada especial al Festival de Sitges 2013.
Estados Unidos, 2013, Jodorowsky’s Dune. Dirección: Frank Pavich. Invitados: Alejandro Jodorowsky, Nicolas Winding Refn, H.R. Giger, Richard Stanley, Gary Kurtz, Brontis Jodorowsky, Devin Faraci, Drew McWeeny, Michel Seydoux, Chris Foss. Productora: Snowfort Pictures. Música: Kurt Stenzel. Fotografía: David Cavallo. Presentación oficial: Quincena de los Realizadores (Cannes 2013).