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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Sunlight Jr.

    Sunlight Jr.

    Los perdedores también aman

    crítica de Sunlight Jr. | de Laurie Collyer, 2013

    Tres películas en catorce años es el escueto legado de la interesante directora y guionista independiente Laurie Collyer, suficientes para percatarse de que estamos ante uno de esos nombres a los que conviene seguir muy de cerca. Su carta de presentación fue con el documental Sueño nuevorriqueño (1999), que mostraba la vida de una familia de Puerto Rico en Nueva York y logró hacerse con el Premio del Público en el L.A. Outfest (festival de cine de temática LGBT de Los Ángeles). Inexplicablemente, la realizadora tardó siete años en lanzarse a dirigir su primer largometraje convencional y lo hizo con Sherrybaby (2006), un drama social en el que Maggie Gyllenhaal interpretó a una joven que debe salir adelante en la vida tras salir de prisión y haber dejado atrás su adicción a la heroína. Resultado: Mejor película en el Festival de Karlovy Vary y figurar entre los diez títulos independientes más importantes del año para el National Board of Review. Tras esa excelente acogida, de nuevo siete años de silencio. 2013 es el año de su regreso y lo hace con Sunlight Jr., otro drama social indie que reincide en las inquietudes ya mostradas en Sherrybaby sobre personajes inadaptados, a los que la sociedad da cruelmente la espalda por equivocaciones del pasado. De nuevo, la protagonista principal de su historia es una mujer que saca fortaleza de donde no la tiene para sobreponerse a los duros golpes de la vida. Y para interpretar a esta heroína de lo cotidiano, nadie mejor que una actriz de carácter como Naomi Watts, que continúa labrándose una sólida carrera combinando películas comerciales con estos pequeños proyectos de ambiciones más artísticas.

    Sunlight Jr. nos presenta una complicada historia de amor entre dos perdedores que malviven en una habitación de motel en Florida. Melissa trabaja como empleada en una tienda donde sufre las continuas presiones de un tiránico jefe y echa muchísimas horas extras para sacar algo de dinero, mientras que Richie se pasa los días bebiendo y esclavo de su silla de ruedas. Para colmo, Justin, la violenta ex–pareja de Melissa, no deja de acosarla. A pesar de su precaria situación, Melissa y Richie se aman y, pese a no ser los perfectos ejemplos de conducta –él roba gasolina de otros coches y ella ha tenido un tormentoso pasado junto a Justin–, siempre encuentran la manera de ver la luz al final del túnel. Pero un hecho imprevisto pondrá a prueba la solidez de esta relacióna: un embarazo que hace que Melissa pierda su empleo y la única fuente de ingresos para poder permitirse pagar por un techo. Sobre el papel, Sunlight Jr. puede sonar a auténtico dramón lacrimógeno más propio de un telefilme de sobremesa, pero lo cierto es que Collyer logra esquivar con inteligencia el sentimentalismo barato. En ningún momento edulcora las situaciones o la personalidad de sus personajes para que el público sienta cariño por ellos. Debido a ello, gran parte del público será incapaz de entender cómo Melissa puede aguantar a un hombre que, pese a sus constantes promesas de protegerla y de lograr un futuro mejor, siempre termina alcoholizado y siendo un verdadero lastre para ella. Como suelen decir, el amor es ciego.

    Sunlight Jr.

    No se trata de una obra de fácil digestión, ya que adolece de un ritmo pausado, que se recrea en la cotidianidad de los problemas diarios de la pareja. Invadida por un profundo halo de tristeza, la cinta confía su efectividad en la capacidad de entrega de sus actores. En este sentido, Naomi Watts está estupenda en un rol que la obliga a desnudarse física y emocionalmente como no la veíamos desde los tiempos de 21 gramos (2003). Sin embargo, es Matt Dillon en su complejo papel de Richie (capaz de transmitir al espectador sentimientos encontrados que van desde la lástima al rechazo) quien se hace con las mejores escenas de la película. Casi habíamos olvidado lo bien que se le dan este tipo de antihéroes desvalidos y descarriados al actor, que había logrado su más alabado trabajo con la similar Drugstore Cowboy (1989) de Gus Van Sant, por lo que resulta un auténtico placer encontrarnos con el mejor Dillon en muchos años. Él y Watts logran una química que traspasa la pantalla (no solo por las muy tórridas escenas sexuales entre ambos) y que se convierte en el mayor aliciente de un filme que sin ellos habría sido mucho menos llevadero. Sunlight Jr. es una obra deprimente, sí, pero porque refleja perfectamente los tiempos de crisis, desempleo y desesperanza que atraviesa la sociedad actual. La gente no está por la labor de ir al cine a sufrir o a ver historias que ya vivimos a nuestro alrededor cada día, por lo que pronostico que pasará silenciosamente por las salas comerciales. Es el precio que tendrá que pagar su directora por su valentía al abordar tan espinosos temas. Esperemos, no obstante, no tener que esperar otros siete años para que nos entregue un nuevo trabajo. ★★★★★

    José Antonio Martín
    Redacción Canarias

    Estados Unidos. 2013. Título original: Sunlight Jr. Directora: Laurie Collyer. Guión: Laurie Collyer. Productora: Gravitas Ventures/ Original Media/ Freight Yard Films/ Alchemedia Films/ Empyrean Pictures. Fotografía: Igor Martinovic. Música: J. Mascis. Montaje: Curtiss Clayton. Intérpretes: Naomi Watts, Matt Dillon, Norman Reedus, Tess Harper, Antoni Corone, William Haze, Keith Hudson, Nicolette Noble, Vivian Fleming-Alvarez. Presentación oficial: Tribeca 2013.

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