Todo queda en familia
crítica de Pie de página (Footnote) | Hearat Shulayim (Footnote), Joseph Cedar, 2011El segundo largometraje del director Joseph Cedar, de origen estadounidense pero con nacionalidad israelí, ha conseguido una gran aceptación por parte de la crítica. Pie de página se ha situado como uno de los estrenos en cartelera más apetecibles para todos aquellos amantes de un cine reposado, inteligente y estéticamente impecable. Película nominada a los Oscar 2012 como Mejor película de habla no inglesa, galardón que finalmente le fue arrebatado por la iraní Nader y Simin, una separación; sí alcanzaó el éxito en el festival de Cannes haciéndose con el premio al Mejor Guión. Y es que precisamente de todo esto trata esta película: de éxito, de competencia, del camino agotador por lograr el reconocimiento de los otros; esos otros que nos observan, nos juzgan y a los que tanto cuesta arrancar aplausos sinceros. La trama se centra en dos personajes, padre e hijo, ambos dedicados en cuerpo y alma al estudio del Talmud, el compendio cultural básico del judaísmo, pero desde perspectivas muy diversas. Por paradójico que parezca, esta vocación común y pasión por un mismo objeto de investigación les convertirá no en aliados sino en enemigos; rivalidad que solo abandonará el hijo cuando, por equivocación, el Premio Israel sea otorgado a su padre en su lugar y no se atreva a revelar dicho error.
Pie de página se encuentra dividida en una serie de capítulos, como si se tratase de un libro, que nos irán guiando a través de la historia y que, de forma inevitable, nos harán acordarnos de Amelie por el uso que este filme ya hizo de la narración fragmentada para presentarnos los gustos y las rutinas de su protagonista. De forma similar, en esta película conoceremos las manías y vivencias de ambos personajes a través de intertítulos o pies de página que mostrarán el contraste entre ambas personalidades: el hijo apreciado dentro del círculo de intelectuales, sociable y nada purista; el padre rechazado por las altas esferas, osco y de la vieja escuela en cuanto a su forma de entender la investigación del Talmud. La película tiene un inicio lento, al que cuesta engancharse, pero de gran relevancia pues ya adelanta la feroz competencia existente entre padre e hijo e incluso, la confusión de personalidades que constituirá su punto de choque. Desde el principio, la cámara juega a confundirnos y a hacernos creer que los elogios que oímos como voz en off se refieren al trabajo científico de Eliezer Shkolnik (padre) cuando en realidad está hablando del trabajo de su hijo, Uriel Shkolnik. A continuación, Uriel se dispone a dar un discurso de agradecimiento y el plano fijo en el rostro molesto de su padre enfatiza esta confrontación.
Las actuaciones de ambos actores son excelentes, en especial la de Shlomo Bar-Aba quien regresa a la gran pantalla después de veinte años de ausencia en la piel del profesor Eliezer Shkolnik. Bar-Aba nos transmite con total verosimilitud la visión de quien se ha quedado completamente fuera de juego tras fracasar profesionalmente. Los pequeños gestos del profesor, acudiendo a fiestas con sus deportivas en una bolsa de plástico o sintiéndose preso llevando una pulserita azul como el resto de invitados, llenan de magia a esta película y ponen de manifiesto el gran trabajo de dirección. Además, es evidente que Joseph Cedar ha hecho todo lo posible para convertir, no solo la caracterización de los personajes sino también el montaje y la música, en las fuerzas impulsoras de su obra. Destaca por contraste el montaje en paralelo en el que Uriel trata con dificultad de escribir rasgos positivos acerca del trabajo de su padre mientras este desprecia el suyo frente a una periodista. También, la incómoda escena en la que los grandes egos del mundo de la investigación no caben en un pequeño cuarto dominado por el género masculino y la hipocresía.
Finalmente, el uso del sonido y los silencios es magistral en esta sátira de base moral en la que se cuestiona el auténtico valor de palabras tan vacuas como honor, prestigio y sobre todo, verdad. Toda la película se debate en la difícil valoración de si dar a conocer la verdad detrás de cada suceso, objetivo final de todo método científico, merece la pena o si, por el contrario, preferimos medias verdades pero agradables a nuestros oídos. El final abierto no nos proporciona la anhelada respuesta y nos toca a nosotros decidir si la rigurosa metodología científica que ambos protagonistas tomaban por ética de vida cumplirá su eterno papel y dará a conocer la cruda realidad en forma de primicia. ★★★★★
Patricia Martínez
redacción Madrid
Israel, 2011, Hearat Shulayim . Director: Joseph Cedar. Guion: Joseph Cedar. Productora: Movie Plus / United King Films. Fotografía: Yaron Scharf. Montaje: Einat Glaser Zarhin. Música: Amit Poznansky. Intérpretes: Lior Ashkenazi, Shlomo Bar-Aba, Alma Zack, Aliza Rosen, Albert Iluz, Micah Lewensohn. Presentación Oficial: Festival de Cannes 2011.