El amor duele
crítica de Mother | Madeo (Mother), de Bong Joon-ho, 2009La mujer camina entre un campo espeso desconocido para todos, incluso para ella. Su mente está en otra parte, naufraga, se transporta hasta otro momento. Quiere olvidar. Ha llegado hasta ahí y no quiere recordar cómo. Es madre. Tiene más de sesenta años, y a su cargo el cuidado y protección de su único hijo, un joven de veintisiete años con problemas de retraso que además representa un peligro para una entera comunidad. Baila al ritmo que la melodía suena; no lo había hecho hace mucho, quizás estaba ocupada desvelándose por entregar a su retoño una mejor calidad de vida, o simplemente siguiendo sus pasos para que no se metiera en líos considerables ni tuviese problemas con las autoridades. Aun a su edad, es muy activa, se esmera por luchar y no bajar la guardia; muchos, posiblemente, se hubieran rendido ante el abandono, hubieran pronunciado un “ya basta” fuerte y estrepitoso; pero ella aún sigue en pie; porque es madre. ¿Qué es capaz de hacer una madre por amor? Es lo primero que me pregunto al finalizar el visionado del filme del surcoreano Bong Joon-ho, porque durante sus más de ciento veinte minutos he sido sacudido y abofeteado por su rudeza y a la vez he admirado la belleza y el sacrificio de una madre por proteger a su vástago hasta las más fuertes y duras consecuencias.
Mother (Madeo, 2009) es un retrato osado y oscuro sobre ese universal sentimiento maternal, esta vez acompañado de una trama turbulenta que sacude al espectador e invita a reflexionar y escarbar con premura y atención los pormenores de un suceso terrible mientras somos guiados por los ojos doloridos de una madre. Ella se llama Hye-ia y su hijo es su mayor tesoro; se palpa ese sentimiento desde el mismo inicio del filme cuando mientras corta con destreza manojos de una especie de planta, sus ojos se posan sobre el jugueteo inocente que hace su hijo con un perro; un inesperado incidente ocurre y ella sin importarle su estado se abalanza a su socorro. Basta eso para comprender el desarrollo psicológico y el carácter de la protagonista de la historia. Poco después su hijo (Do-Joon) es acusado de cometer un cruel asesinato, y declarado culpable sin mayores trámites; es allí cuando el drama se vuelve más tenebroso, cruento, violento y despiadado, cuando se desentrañan los más hondos recursos humanos con el fin de obtener lo deseado sin importar las rocas que el camino ofrece para superar.
El director nos ofrece un brillante estudio de personajes, seres conocidos por todos que son sometidos a horrendos episodios; nos muestra la disputa de una madre por su hijo para que éste sea liberado de las acusaciones vertidas en su contra; nos muestra que para el amor de una progenitora no hay límites. Sí, porque ese es el tema central después de todo. Una madre que por todos los medios busca la manera de demostrarles a todos la inocencia de su hijo. Bong Joon-ho apuesta por el rescate de una figura maltratada por muchos, y relegada a un segundo plano en la mayoría de países asiáticos, cuando en realidad se merece la exaltación por todo lo que es y representa. A través de la extraordinaria interpretación que nos ofrece Bin Won percibimos la impotencia que ella concibe, sentimos su dolor y desesperación recorriendo en su atestado cuerpo, la fragilidad en la soledad de su habitación, la humillación a la que es sumergida, el miedo a lo desconocido, arriesgando incluso su dignidad y su propia vida sin medir los resultados. Todo esto en un collage de géneros que van desde el drama al thriller llegando inclusive a tocar algo de comedia negra. El enfoque que se le da a la investigación, tratando a los policías como unos tarados, y que es liderado por la madre del acusado hace el juego interesante y efectivo captando la atención del espectador, haciéndolo parte de esta apabullante intriga.
El director nos ofrece un brillante estudio de personajes, seres conocidos por todos que son sometidos a horrendos episodios; nos muestra la disputa de una madre por su hijo para que éste sea liberado de las acusaciones vertidas en su contra; nos muestra que para el amor de una progenitora no hay límites. Sí, porque ese es el tema central después de todo. Una madre que por todos los medios busca la manera de demostrarles a todos la inocencia de su hijo. Bong Joon-ho apuesta por el rescate de una figura maltratada por muchos, y relegada a un segundo plano en la mayoría de países asiáticos, cuando en realidad se merece la exaltación por todo lo que es y representa. A través de la extraordinaria interpretación que nos ofrece Bin Won percibimos la impotencia que ella concibe, sentimos su dolor y desesperación recorriendo en su atestado cuerpo, la fragilidad en la soledad de su habitación, la humillación a la que es sumergida, el miedo a lo desconocido, arriesgando incluso su dignidad y su propia vida sin medir los resultados. Todo esto en un collage de géneros que van desde el drama al thriller llegando inclusive a tocar algo de comedia negra. El enfoque que se le da a la investigación, tratando a los policías como unos tarados, y que es liderado por la madre del acusado hace el juego interesante y efectivo captando la atención del espectador, haciéndolo parte de esta apabullante intriga.
En la película presenciamos la hostilidad de una comunidad marcada por la mezquindad; allí los que se compartan como buena gente son los más propensos a caer en las redes del salvajismo y a ser usados como chivos expiatorios; los más listos superan las pruebas; otros se limitan a aprovecharse de dicha bondad para obtener beneficios. Y es allí, en medio de tal mundo contradictorio en el que una madre bondadosa se verá en la más dura encrucijada, convirtiéndose incluso en un monstruo para defender lo que le pertenece. Porque en el fondo, el director nos dice que todos, absolutamente todos llevamos algo horrendo dentro, un monstruo, que sale a relucir en los momentos apremiantes, cuando vemos caer nuestras posibilidades de triunfo; usa la representación de un ser angelical, como una madre, para advertirnos del animal que cargamos en nuestro ser. Sí, la perversidad en algo turbio, en algo despreciable, ese siempre ha sido uno de los temas del cine de Joon-ho; los héroes rara vez obtienen su objetivo, y para hacerlo hace falta algo más que coraje. Mother es poderosa visualmente y técnicamente no se le encuentra pero. Quizás su guión deja ciertas cosas sin resolver, ofrece pistas que a la final quedan colgadas y sin resolución. Quizás ciertos momentos puedan resultar complicados de comprender. Sí, a lo mejor no es perfecta; pero no lo pretende. Dentro de su imperfección radican un cúmulo de sensaciones y pensamientos universales que calan profundamente. Basta contemplar su exquisito y desgarrador desenlace para comprender dichas sensaciones. Son como un balde de agua fría que lleva en su interior poesía y encanto mezclado con sudor y lágrimas, pero sazonado con amor, porque al fin y al cabo como rezaba una canción, el amor de madre es solo comparable al de Dios. ★★★★★
Daniel Bermeo
Redacción Ecuador
Corea del Sur, 2009, Madeo. Director: Bong Joon-ho. Guion: Bong Joon-ho, Park Eun-kyo, Park Wun-kyo. Productoras: Barunson / CJ Entertainment. Presentación oficial: Un cierta mirada de Cannes 2009. Fotografía: Kyung-Pyo Hong. Intérpretes: Bin Won, Hye-ja Kim, Ku Jin.