fecha| septiembre, San Sebastián 2013.
texto| redacción.
Fernando Franco se ha convertido, por derecho propio, en uno de los directores del año dentro de la industria española. El gran éxito de 'La herida' nos desvela un nuevo modelo de cine, más cerca de la autoría europea y que se aleja de los cánones habituales del cine patrio. Aprovechando la promoción del filme en San Sebastián dialogamos de forma distendida con el realizador sevillano.
Después de dirigir algunos cortos y de ser el montador de películas como Blancanieves o No tengas miedo, Fernando Franco se ha estrenado en el largometraje con una película discreta en cuanto a su producción pero que ha conseguido despertar admiración tras su paso por San Sebastián a finales de septiembre. La herida no sólo ha supuesto una sorpresa por haber participado en la Sección Oficial de la 61ª edición del Zinemaldia siendo la ópera prima del director, sino que además se ha llevado el Premio Especial del Jurado y la Concha de Plata a la mejor actriz para Marian Álvarez —y un mes después en Toulouse—. La herida es la historia de una chica que debe lidiar, sin saberlo, con un trastorno límite de la personalidad cuyas consecuencias se dejan ver en su relación afectiva hacia los demás. Ésta es la entrevista realizada en San Sebastián al director Fernando Franco.
■ La manera en que se narra La herida es muy realista: cámara en mano, se persigue sin cesar a la protagonista… Al estilo, quizás, de los hermanos Dardenne. ¿Por qué escogiste esta manera de filmar?
Este proyecto en su origen iba a ser un documental. Pero por una serie de motivos decidí que no era una buena idea, digamos casi a nivel de ética cinematográfica, y decidí trasplantarlo a la ficción. Entonces yo creo que de alguna manera esa idea inicial que yo tenía de un documental como retrato de un personaje muy cercano se ha acabado filtrando a la puesta en escena de la película. Referentes que podían ser para mí en su momento como el cinéma vérité, acaban por convertirse en ficción y asumen la forma de cineastas que están influidos por eso mismo, como son los Dardenne o los Kerrigan… Entonces, yo de alguna manera mamo de las dos tetas, por un lado del cine documental de los 60 y 70 y por otro lado de las películas de las que hablabas tú.
■ La información que tenemos de Ana la vamos conociendo a lo largo de la película. Llegamos a conocer al padre, pero no sabemos cuál es el problema que tiene con él. ¿Por qué?
Tiene que ver con el punto de vista. La película está construida desde el punto de vista de ella. Nosotros vamos donde ella va, miramos donde ella mira… y al final sabemos lo que ella sabe. Si por un lado este tipo de trastornos son producidos por lastres del pasado, y que es a lo que alude el título de la película, la herida, no son realmente claros aquí. Son difusos. Hay una mezcla de elementos a los que no puedes ponerle nombre y apellidos, pero sí que hay un sentimiento que es como un lastre que va gangrenando. Por esta cuestión de respetar el punto de vista, decidí que tampoco nosotros entendiésemos que algo de su relación a la que aludías con el padre le pudiera generar una reacción concreta, pero me interesa más esa reacción que el nombre y los apellidos de lo que es exactamente.
■ Entonces, ¿cuál es el papel que le das al espectador si prescindes de esas explicaciones?
Siempre le doy un papel activo. Yo pienso que al espectador de una película hay que tratarlo como un ser inteligente y que pueda sacar diferentes interpretaciones de las cosas. En la vida las cosas no son unívocas, no son blancas o negras. Tú puedes haber interpretado el episodio con el padre de una manera, que seguramente es tan válida como la interprete otro. A mí lo que me interesa son las películas que me plantean más cuestiones que a que me den respuestas. Películas que te plantean cuestiones y que calan como una resonancia después en ti, son las que me interesan, porque hacen que la película tenga más vida y no sólo la experiencia instantánea de ver la película para saber si la he disfrutado o no, sino que te deje un poso que pueda tener un recorrido. Yo no digo que lo consiga, pero lo intento. A la hora de hacer la película hay un intento de aportar unas cuestiones que el espectador se plantee.
■ Volviendo a la escena con el padre, vemos cómo, sin saber por qué, Ana insulta a su padre y justo después sangra por la nariz. ¿Esto podría funcionar como una metáfora (la herida psíquica del pasado que no conocemos se convierte en herida física)?
Hay algo de eso y también hay un elemento de explotar físicamente. Cuando ella dice lo que dice, eso viene de tan de detrás que me interesaba que reventara literalmente. La manera que me pareció óptima fue que sangrara por la nariz. Pero también hay algo de lo que dices tú, no es completamente ingenuo.
■ En la película hay varios elementos que se repiten: la madre que llega a casa y pregunta a Ana si ha cenado, los momentos de frustración seguidos por las automutilaciones y a las que finalmente les sigue el llanto y la desesperación… ¿Es todo ello una manera de mostrarnos que su problema psicológico, el trastorno que padece, no va a tener solución? ¿Que se va a repetir una y otra vez?
No necesariamente, porque yo creo que la película apunta a esperanza… por lo menos yo así lo veo. Tú no, ¿no? (Risas)
(Risas) Creo que no.
De hecho tú has dado una clave ahora hablando de la que mucha gente no se ha dado cuenta. (El director me advierte de no anotar lo siguiente por contener spoiler) Cuando has hablado de los cortes a los que le sigue el llanto, eso es algo que tiene que ver con el trastorno en sí mismo, es decir, una persona que está incapacitada para articular la emoción per se, y necesita una mediación, en este caso cortarse o quemarse, para llegar al llanto. Al final de la película ella llega al llanto por sí misma. Yo con Marian esto lo trabajé desde como una catarsis, que ese llanto fuera diferente al resto, un llanto al que por fin llega sola sin necesidad de cortarse. Por eso digo que, aunque es abierto, el final apunta a la esperanza. Pero hay diferentes lecturas, hay gente que seguramente lo lea como si se dejara al personaje en la mierda tirada en medio de la carretera. Pero no era mi intención.
En cuanto a las repeticiones… Ya es casi una cuestión rítmica el serialismo. Las estructuras que se repiten con pequeñas modificaciones. Me interesa en la música, me interesa en la literatura, porque al final son las estructuras que tienen que ver con nuestro día a día. El día a día es repetitivo. Me gusta retratar a una persona que se ducha, que se lava los dientes… incorporar en la propia trama el día a día más rutinario, y precisamente por ser rutinario tiene esa cosa más repetitiva. Pero también lo que dices tiene un sentido. Aunque la película está estructurada claramente en dos partes, los elementos de la primera parte resuenan en la segunda y se repiten literales. Forma parte de esa repetición con variación. Los patrones son los mismos pero las cosas no son tan iguales como eran. Hay películas que también me han influido mucho para ésta aunque formalmente no sean tan claras, como Mouchette, o Cleo de 5 a 7, Sin techo ni ley…
■ Los únicos momentos en que Ana parece estar distraída, incluso alegre, es cuando trata con los enfermos. ¿Tiene esto algún significado?
Sí, es completamente deliberado. Es muy habitual en gente que padece este tipo de trastorno utilizar sus trabajos como un balón de oxígeno frente al resto de su vida. Es decir, gente que tiene mucha necesidad de cariño, de afecto, etc. y que en su entorno no lo tienen porque no lo pueden gestionar bien. Buscan trabajos que son servicios a la comunidad, trabajos para la sociedad, de manera que se sienten útiles, y sienten que tienen una devolución de cariño, de afecto, por lo que ellos hacen, y les sirve como balón de oxígeno, como decía, para contrarrestar toda la carga pesada que hay de malestar y agresividad por el otro lado.
■ ¿Contaste desde el principio con Marian Álvarez para el papel de Ana?
Sí. No escribí la película pensando en ella, pero una vez que lo tenía escrito y empecé a plantearme qué actriz podría hacerlo, pensé en Marian. Le envié el guión. Hablamos, le gustó, le interesó, y a partir de ahí le involucré en el proceso. Cada versión del guión que escribía se lo pasaba, ella lo leía, me pasaba sus comentarios… y se involucró tanto en el proceso que ya era inevitable. Decidí no hacer pruebas, ni casting, ni nada. Yo la había visto y sabía que era una estupenda actriz.
■ ¿Qué problemas has encontrado para hacer la película?
Hemos podido contar con los recursos que necesitábamos. La colaboración del equipo ha sido fundamental, todos son técnicos de primera fila e igual no han cobrado su sueldo de primera fila por hacer la película. Pero se han involucrado en ella de manera personal y eso ha permitido sacarla adelante. Hubiera sido ideal haber tenido más medios. No se han podido tener pero aún así hemos podido hacer la película como queríamos. En ese sentido estamos contentos. Pienso que la película no se ha resentido, y estoy muy agradecido a la gente que se ha involucrado.