BRUJAS MODERNAS
crítica de Bitchcraft (3x01) | American Horror Story: Coven (Temporada 3)FX | EEUU, 2013. Director: Alfonso Gomez-Rejon. Guión: Ryan Murphy & Brad Falchuk. Creadores: Ryan Murphy & Brad Falchuk. Reparto: Sarah Paulson, Taissa Farmiga, Frances Conroy, Evan Peters, Lily Rabe, Emma Roberts, Denis O´Hare, Kathy Bates, Jessica Lange, Gabourey Sidibe, Jamie Brewer, Angela Bassett, Raeden Greer. Fotografía: Michael Goi. Música: James S. Levine.
Zoe descubre que es una bruja al matar accidentalmente a un chico. Es mandada a una escuela donde pueda aprender sobre sus poderes, y allí se encuentra con otras chicas es similares circunstancias. La directora del sitio tiene una difícil relación con su madre, parte ambas de la realeza mágica. En el pasado, Madame Delphine LaLaurie llevaba una retorcida vida, que incluía tortura, sangre y miedo a envejecer.
El problema de empezar tan arriba como lo hace este primer capítulo de American horror story: Coven es que es difícil mantener ese nivel durante 40 minutos más. Y eso es lo que le pasa a este Bitchcraft –cachondo juego de palabras–, que arranca de manera similar a las dos entregas anteriores de este diabólico y placentero juguete que es la saga American horror story. Una escena de otro tiempo que deja más preguntas que respuestas y concluye con un crudo arrebato de violencia. En este caso comenzamos en el Nueva Orleans de 1876, en casa de Madame Delphine LaLaurie, personaje real al que Kathy Bates imprime no sólo un evidente disfrute sino inquietud constante. La alocada cámara de Alfonso Gomez-Rejon (ascendido a co-productor ejecutivo tras su excelente labor en Asylum) empieza a escupir planos con mucho aire, angulares extremos y primeros planos peligrosamente cercanos para crear el ambiente de pesadilla que Coven quiere transmitir. No falta de nada en el comienzo: sangre, torturas varias y una imagen chocante, la creación de un minotauro. La gran instantánea icónica de la temporada. Los creadores Ryan Murphy y Brad Falchuk saben lo que funciona.
El resto del episodio, aun siendo de lo más sugerente y lleno de ideas maravillosas, no logra sostener tamaña locura. Hay que aclarar de entrada que American horror story proporciona un placer epidérmico, no intelectual. Es decir, que el entusiasmo de un servidor hacia ella reside en la cantidad de estímulos de entretenimiento que dispara a mansalva, y no en la solidez de las tramas, que no podrían resistir un análisis riguroso. A lo largo de estos 13 capítulos veremos giros de guión imposibles, lagunas argumentales y caprichosas decisiones que son impuestas a los personajes. En muchas ocasiones son la naturalidad, la credibilidad, lo plausible y demás sinónimos las características que determinan la calidad del cine/televisión. Y se desprecia aquello forzado, compuesto, muy calculado. Pero existen cineastas como Brian De Palma, Gaspar Noé o el mismo Alfred Hitchcock que demuestran cómo “lo malo” puede ser lo mejor. Pensando en estos términos es como se disfruta American horror story.
Y a disfrutar con esta entrega porque las brujas son las nuevas protagonistas. Zoe (Taissa Farmiga con nuevo personaje) descubre que es una bruja con la aparente habilidad de follar hasta matar. El descubrimiento de su don/maldición la lleva a una escuela donde comparte estancia con una lectora de mentes (otro bienvenido regreso con Jamie Brewer), una muñeca de vudú humana y una telequinésica estrella de Hollywood. La jefa del lugar es la seria y rigurosa Cordelia (la maravillosa Sarah Paulson con otro registro), que les habla de su situación. Los guionistas usan a Cordelia para introducir una trama general y algo tonta: existe la Bruja Suprema, cuyo poder es muy grande. Y puede que surja una nueva para destronar al personaje de Jessica Lange: Fiona. El amuleto de la suerte de la serie –o viceversa– es esta formidable actriz. Su función esta vez es divertirse, soltar envenenadas pullas contra todo y todos y enfocar la enseñanza de las brujas de otra forma.
El desarrollo del capítulo flojea porque Murphy y Falchuk quieren establecer todas las historias desde el principio para no perder más tiempo, dando lugar así a una estructura mecánica. Pero nunca aburrida porque los deliciosos disparates comienzan enseguida: Frances Conroy lleva un look imposible, Fiona bebe y se mete coca al ritmo de la música, Madison es violada en grupo y se venga cual “Carrie”, Queenie demuestra sus poderes en una enemiga, hay un criado de misterioso aspecto y mudo (otro regreso con Denis O´Hare) y Cordelia intenta envenenar a su madre en un santiamén. Las grandes sorpresas del episodio vienen con la aparente muerte de dos personajes regulares y la puesta en escena del hechizo del personaje de Angela Bassett, una placentera adquisición para este psicótico universo. Con todo en marcha, sólo queda sentarse y disfrutar del paseo. ★★★★★
Adrián González Viña
redacción Sevilla