FRESCURA NARRATIVA, TROPIEZO TÉCNICO
crítica de Los reflejos de Lola | cortometraje de David Hidalgo, 2013Los reflejos de Lola es el tercer cortometraje de David Hidalgo. Graduado en Comunicación audiovisual el director comenta en su blog que la creación del largometraje empezó con el guión de Tania Palomar, un guión alejado del género y de las películas que solía hacer David. Tal y como él escribe: “[…]desde que leí el guión de Tania Palomar, supe que me iba a encantar dirigir esta farsa de tintes almodovarianos: ¡nada podría alejarme más de mis "pistolitas" y de mi amor por el cine de género que una historia así!”. Los reflejos de Lola es una tragicomedia rodada en 48 horas intensivas de trabajo. El cortometraje nos cuenta como una noche Lola y su amiga cubana deciden salir de fiesta y pasárselo en grande. Mientras se están arreglando y se preparan aparece Takeshi, un japonés que les trae la cena a domicilio a menudo. La amiga cubana al ver la atracción que siente Takeshi por Lola lo invita a cenar y a ir con ellas de fiesta. A medida que pasa la noche Takeshi y Lola descubrirán la verdad del uno al otro. El reparto está protagonizado por Beatriu Castelló como Lola, Andy Fukutome como Takeshi y Yaneys Cabrera como la amiga cubana.
Crítica| A diferencia de otros cortos anteriormente reseñados, estamos delante de un producto audiovisual hecho con pocos recursos pero mucha ilusión. Como cada uno de los que queremos entrar en el mundo del Séptimo Arte, Hidalgo se las ingenia para hacer con un mínimo presupuesto lo máximo posible. Un cortometraje que comienza con un desparpajo y comicidad que nos recuerda mucho a películas de Almodóvar. Una influencia que no esconden en ningún momento, con un claro guiño en forma de un cartel de Tacones lejanos que tiene la protagonista en su habitación o algún primer plano a un crucifijo de su habitación. ¿Hasta que punto es bueno este homenaje? Lo cierto es que te ayuda a situarte, y rápidamente te sientes cómodo con lo que ves, lo malo es que se pierde un poco de frescura. Aunque siendo justos, la segunda mitad del cortometraje, más dramática, se desmarca haciendo una breve reflexión de las apariencias, de quién somos, y sobre la necesidad de ser queridos. Un tema bastante tópico, pero que siempre funciona y más en este tipo de creaciones. En el apartado técnico encontramos una calidad aceptable. La escasez de recursos hace mella y logra que se posicione a medio camino entre lo amateur y la calidad cinematográfica. Algunos errores con la iluminación y de cámara en algunos planos deslucen un poco el producto final. Además, en el montaje cometen un fallo de principiante —que lo cometemos todos los que nos dedicamos a esto (incluso el montador de Alex de la Iglesia en La chispa de la vida o A Single Man de Tom Ford)—: el abuso de los primeros planos para construir una acción de un personaje. Lo cierto es que aunque el montaje de los cortes están bien enlazado, parece que falta algo de valentía para realizar planos más grandes, buscando no complicarse la vida con el raccord y los movimientos de continuidad. Aunque tenga algunas taras técnicas que lo acercan irremisiblemente al amateurismo, Los reflejos de Lola es un buen intento, uno más, de seguir creciendo en el mundo audiovisual. Una notable manera de aprender mientras encuentras la llave maestra que abre esos portones donde se esconden los sueños de un cineasta.
Ginebra Bricollé Nadal.
Redacción Barcelona.