ALMAS TORTURADAS E INFELICES
crítica de The Killing (2011-) | Temporada 3AMC / 3º temporada: 12 capítulos. | EEUU, 2013. Creadora: Veena Sud. Directores: Ed Bianchi, Lodge Kerrigan, Kari Skogland, Michael Rymer, Dan Attias, Keith Gordon, Tricia Brock, Jonathan Demme, Nicole Kassell, Phil Abraham. Guionistas: Veena Sud, Dan Nowak, Eliza Clark, Nicole Yorkin, Dawn Prestwich, Coleman Herbert, David Wiener, Brett Conrad, Nic Sheff, Aaron Slavick. Reparto: Mireille Enos, Joel Kinnaman, Elias Koteas, Peter Sarsgaard, Hugh Dillon, Bex Taylor-Klaus, Julia Sarah Stone, Amy Seimetz, Max Fowler, Gregg Henry, Aaron Douglas. Fotografía: Gregory Middleton. Música: Frans Bak.
La historia ya es de sobra conocida: AMC canceló The killing tras una segunda temporada discreta respecto a las audiencias. Castigo por un atrevimiento narrativo: contar el crimen de Rosie Larsen en dos temporadas sin avisar previamente a la audiencia. La sorpresa llegó unos meses después cuando la cadena resucitó la serie, entre otras cosas gracias a la ayuda financiera de Netflix, y comenzaron las grabaciones de una nueva tanda en febrero. Un nuevo caso que debía ser resuelto a lo largo de la temporada y una nueva colección de personajes con los que la pareja de policías protagonista se iba a relacionar. La creadora Veena Sud ha dicho en múltiples ocasiones que Sarah Linden y Steven Holder son su interés principal. Observar cómo el caso de la temporada influye en sus vidas, pero siendo el caso en sí algo circunstancial. Se desvían de la serie danesa original para crear una trama nueva. Como curiosidad, destacar la presencia en el plantel de directores de Lodge Kerrigan –por partida doble- y Jonathan Demme, que siguen la pauta estilística marcada por Patty Jenkins en el piloto. Aunque la renovara, AMC no tenía mucha fe en esta temporada –a tenor del hecho de recortar un capítulo y que los dos primeros y dos últimos episodios se emitieran seguidos, aun no siendo capítulos dobles- pero artísticamente el resultado ha sido satisfactorio. Han creado una gran temporada, y eso es lo importante.
La acción comienza un año después de la resolución del caso Larsen. Sarah trabaja en el ferry y Holder es un detective trajeado. Pero el cadáver de una joven y la cuenta atrás para la ejecución de un hombre que Sarah ayudó a condenar hacen que la pareja vuelva a trabajar juntos. De hecho, y esto es un punto a favor para los guionistas, el susodicho caso fue nombrado en 72 horas (2.10), memorable capítulo que explicaba un poco el pasado de la detective en su absoluta y egoísta inmersión en una investigación. Como ya hicieran en las temporadas anteriores, la investigación sobre la muerte de un numeroso grupo de chicas se combina con otras tramas. La tercera temporada ofrece una cruda mirada al mundo de la prostitución adolescente en pleno Seattle; la desesperada toma de conciencia de una madre respecto a su hija y las semanas previas a la ejecución de Ray Seward, condenado por matar a su esposa. Uno de los platos fuertes de la temporada era el fichaje del versátil Peter Sarsgaard para dar vida a Seward. Como era de esperar, Sarsgaard hace un trabajo grandioso en la montaña rusa emocional por la que Sud y sus guionistas le hacen pasar. Ray es amenazante, patético, cruel, tierno… y mil cosas más. Para cuando las luces se apagan, antes de lo previsto, ya no sabemos qué pensar respecto a él. Cada una de las tramas ha estado bien tratada, con equilibrio y sin tremendismos, dando lugar a grandiosos, valientes y tristes momentos. La serie sigue contando con tonos oscuros para reflejar un mundo negro, acorde con el interior de los personajes.
Uno de sus principales problemas, sin embargo, continúa. La sensación de que se toman rodeos argumentales para rellenar algunas subtramas y dilatar el avance del caso. Aunque se proporcionan muy bien las dinámicas personales con las policiacas, siempre se ha acusado una tendencia a las pistas falsas y los escurridizos culpables para que la investigación alcance el punto culminante cuando los responsables lo deseen. No tanto como mecanismo de entretenimiento sino para prorrogar la resolución. A destacar, eso sí, que dicha resolución viene con un giro muy inteligente que rompe una asunción de la audiencia y los personajes, similar a la revelación de que Tía Terry tiró el coche al lago sin saber quién estaba en el maletero. En esta ocasión lo mejor está fuera de la comisaría. En las idas y venidas de algunos de estos adolescentes sin hogar, sus relaciones y sueños –la desaparición de una de ellas pondrá en marcha la pesquisa- y las últimas semanas de vida de Ray Seward, que proporcionan una mirada nada complaciente al sistema penitenciario estadounidense. Tensión, maldad y sorpresas –ya que no vamos a saber más de estos personajes, bien se puede ir a por todas con ellos- en unas historias donde los buenos y malos difuminan su distinción (los compañeros de bloque de Ray). Donde crueldad y bondad se encuentran en inesperados lugares.
Capitaneados por los excelsos Mireille Enos y Joel Kinnaman, las nuevas incorporaciones al reparto cumplen estupendamente. En la trama de los jóvenes sin hogar residen unas interpretaciones vulnerables y nada afectadas. Aunque Hugh Dillon y Elias Koteas tengan que bregar con personajes peor cincelados que los del resto y con unos traumas de manual de guionista. El policía que interpreta Koteas sólo levanta el vuelo en los últimos episodios, cuando el personaje y sus acciones cobran más sentido. Para cuando llega el desenlace, nuestros protagonistas están ya marcados personalmente. Nunca serán los mismos después del caso. El final es desafiante y algo irresponsable de cara a los fans. Unos puntos suspensivos de inquieta calma, signo de que un personaje ha logrado la paz interior. ★★★★★
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.