NO HAY EDAD PARA LA MÚSICA
crítica de El cuarteto | Quartet, Dustin Hoffman, 2012Está ampliamente constatado que los grandes actores que terminan dando el salto a la dirección saben cómo conseguir sacar lo mejor de los intérpretes que se ponen bajo sus órdenes. Paul Newman, Robert Redford, Clint Eastwood o George Clooney han conseguido, en mayor o menor medida, labrarse unas interesantes carreras como realizadores. A este club se vendría a unir el genial Dustin Hoffman que, a sus 75 años, demuestra que nunca es tarde para explorar nuevos terrenos. El inolvidable protagonista de cintas tan míticas como El graduado (1967), Cowboy de medianoche (1969) o Rain Man (1988) realiza con El cuarteto (2012) un divertido y agridulce homenaje a la tercera edad y, a la postre, el mundo de la ópera. En unos tiempos en que los actores más veteranos de Hollywood se quejan de que los papeles más interesantes dejan de llegar después de los 40, parece que están empezando a aparecer estupendas ofertas protagonizadas por estrellas que superan con creces los 70 años. Tal es el caso de la británica El exótico Hotel Marigold (2011), de John Madden, amable comedia sobre un grupo de jubilados ingleses de vacaciones en la India. Aquella modesta producción logró recaudar en todo el mundo la friolera de más de 130 millones de dólares, haciendo ver a los grandes estudios que también hay un público que quiere ver cercanas historias sobre la vejez. La ópera prima de Hoffman guarda no pocas similitudes con aquel éxito tanto en el tono como en el retrato vitalista y positivo de nuestros mayores. Comparten, incluso, a una de sus actrices, la siempre enorme Maggie Smith.
El cuarteto es una obra de carácter casi teatral, que se desarrolla entre las paredes de la Beecham House, una residencia de ancianos exclusivamente destinada para que viejas glorias del mundo de la ópera vivan relajadamente los últimos años de sus existencias. Dentro de su plácido día a día, lo más emocionante que les suele ocurrir es la celebración anual del aniversario de Giuseppe Verdi, para la cual organizan un concierto con el que se recaudan los fondos necesarios para seguir manteniendo abierto el centro. Entre los residentes de esta variopinta fauna humana están el deslenguado Wilf Bond (hilarante Billy Connolly), que desde que sufrió un ictus tomó la decisión de decir siempre lo que piensa por muy políticamente incorrecto que pueda sonar; la ingenua Cissy Robson (encantadora Pauline Collins), que comienza a sufrir las primeras lagunas mentales propias del Alzheimer; y el orgulloso Reginald Paget (Tom Courtenay), que vive anclado en el recuerdo de un fugaz matrimonio –solo estuvieron casados unas horas– con una gran diva muchas décadas atrás. Cuando esta mujer, Jean Horton (magnífica Maggie Smith), llegue nueva a vivir a la residencia, las viejas rencillas, envidias y choques de egos volverán a la vida de todos. Pese a que en los primeros días, parece imposible que Reginald y Jean puedan ser capaces de compartir techo, rápidamente comienzan a florecer tiernos sentimientos entre el ex matrimonio, que se verán agudizados gracias al proyecto de realizar un cuarteto para el concierto junto a Wilf y Cissy.
Impecablemente interpretada por todo el reparto, incluidos los integrantes más secundarios –auténticas figuras de la ópera–, El cuarteto es uno de esos filmes que saben tocar con gran facilidad la fibra sensible del espectador. Con un humor sutil y elegante, muy british, la película esquiva en lo posible los elementos más dramáticos, pese a que consigue conmover en los momentos en que se nos muestra el deterioro psicológico de Cissy. Al igual que en nuestra magnífica cinta animada Arrugas (2011), temas tan serios como la vejez y la enfermedad están tratados con respeto pero con un incisivo sentido del humor. Se agradece que Dustin Hoffman y el guionista Ronald Harwood opten por transmitir gran optimismo en su visión de la tercera edad. Los personajes no se muestran como pobres ancianos que esperan acostados en sus camas la llegada de la muerte, sino como unas personas entusiastas y con ganas de seguir dando mucha guerra. Las momentos más divertidos se los lleva, sin duda, Billy Connolly. Se revela como un auténtico ladrón de escenas en sus continuos (e infructuosos) intentos de ligarse a la joven y atractiva directora del centro. Maggie Smith consiguió una merecida nominación al Globo de Oro como mejor actriz de comedia por su deliciosa encarnación de Jean, de lejos el mayor puntal de la película. No es este debut en la dirección de Hoffman, sin embargo, una obra destinada a perdurar en la memoria. Se trata de ese tipo de productos agradables y complacientes que son capaces de mantener al espectador durante todo el metraje con una sonrisa imborrable en los labios, pero que se olvidan con la misma facilidad. Fuera del apartado interpretativo, intachable como ya señalé, no hay elemento cinematográfico alguno en El cuarteto que pueda considerarse brillante. La puesta en escena es bonita y funcional, sí. La música está sabiamente utilizada, también. Pero el resultado final peca de la intrascendencia y ligereza propias de esas películas que solo buscan el entretenimiento (mucho más digno y distinguido que la media del género, eso sí), con cierta carga de emotividad y nostalgia para camuflar las posibles debilidades de una historia previsible de principio a fin. ★★★★★
José Antonio Martín.
crítico de cine.
Reino Unido. 2012. Título original: Quartet. Director: Dustin Hoffman. Guión: Ronald Harwood (Obra: Ronald Harwood). Productora: Headline Pictures/ BBC Films/ DCM Productions/ Finola Dwyer Productions. Localización principal: Buckinghamshire. Recaudación: 59.520.298 dólares. Fotografía: John de Borman. Música: Dario Marianelli. Montaje: Barney Pilling. Intérpretes: Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly, Pauline Collins, Michael Gambon, Sheridan Smith, Luke Newberry, Jumayn Hunter. Presentación: Toronto 2012.