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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Al final todos mueren

    Al final todos mueren

    CUATRO JINETES ENTRE LLAMAS

    crítica de Al final todos mueren | Javier Botet, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara, David Galán Galindo & Javier Fesser, 2013

    Las películas antológicas son cada vez más frecuentes aunque a menudo no gocen del favor de la prensa y pasen casi desapercibidas por taquilla, probablemente por una falta de cohesión artística y por dificultades promocionales pese a que, precisamente, una de las razones que lleva a realizar tales proyectos es a menudo la de unir nombres tan dispares como visibles y reconocidos en el mundo del cine. Ejemplos recientes que cabe citar de esta categoría son Eros (Michelangelo Antonioni, Steven Soderbergh & Wong Kar wai, 2004), Tokyo! (Bong Joon-ho, Leos Carax & Michel Gondry, 2008) o el culmen que representa Paris, je t’aime (Olivier Assayas, Frédéric Auburtin, Emmanuel Benbihy, Gurinder Chadha, Sylvain Chomet, Joel Coen, Ethan Coen, Isabel Coixet, Wes Craven, Alfonso Cuarón, Gérard Depardieu, Christopher Doyle, Richard LaGravenese, Vincenzo Natali, Alexander Payne, Bruno Podalydès, Walter Salles, Oliver Schmitz, Nobuhiro Suwa, Daniela Thomas, Tom Tykwer & Gus Van Sant, 2006). Esta retahíla de nombres conlleva una obviedad, cual es la dificultad de unificar mínimamente el largometraje en cuestión para evitar su fragmentación excesiva y la pérdida progresiva de interés. Como vemos, ello suele orquestarse en torno a un tema o a una localización concreta, pero no suele ser suficiente y tales películas acaban pecando de irregularidad y de superficialidad, pues el hecho de tocar algo desde distintos puntos de vista no asegura un análisis más complejo y sí puede conllevar un tratamiento insatisfactorio y poco profundo.

    Al final todos mueren

    Al ver Al final todos mueren (2013), presentada con entusiasmo en el pasado festival de Málaga, cabe vislumbrar la misma crítica, aunque un elemento relevante la separa de los anteriores ejemplos: su escasísimo presupuesto y falta de directores de renombre, salvo el de Javier Fesser a cargo del prólogo y el epílogo. Por tanto, a priori, el interés ya de por sí escaso que suelen generar estas propuestas sería aquí incluso menor, aunque, como contrapartida, estos cineastas se han reunido para contarnos algo con llamativo y poderoso efecto dramático entre el gran público: el fin del mundo. En este sentido, pese a que ya conocemos el desenlace de la historia, la misma atrapa fácilmente por esa angustia extrema que padecen sus personajes, y también gracias a la colocación estratégica de los dos breves episodios escritos y dirigidos con brillantez por Fesser: al principio para enganchar y al final para recordar. En efecto, ambos son lo mejor de una película que, como hemos adelantado, es inevitablemente irregular, y que invita a un análisis de la misma por separado. Aunque este efecto es parcialmente intencionado, pues se pretende ofrecernos distintas visiones del apocalipsis a través de distintos géneros cinematográficos, no es excusa para que la calidad de algunos fragmentos sea un tanto cuestionable. En concreto, al humorístico prólogo centrado en dos astronautas que presencian esa llegada del fatal asteroide, por así decir desde fuera, le siguen los episodios ideados por Javier Botet y Roberto Pérez Toledo respectivamente, el primero reducido a la habitación de un siniestro piso ocupada por un esquelético y barbudo psicópata (interpretado por el propio Botet), y el segundo ambientado en una piscina municipal donde se reúnen varios jóvenes enamoradizos. Pero ambos son bastante estereotipados, tratando temas del amor, el destino y la muerte con escasa inspiración, sin contar con el estilo mareante del primero y los diálogos risibles del segundo. Ambos están además torpemente fragmentados dentro de sus propios límites, por lo que la partición global del filme se multiplica y nos trastoca en demasía.

    Al final todos mueren

    Afortunadamente, el siguiente episodio, a cargo de Pablo Vara, levanta un poco el vuelo, mostrándonos ahora la interacción entre un grupo de amigos reunidos en una casa de campo para una última velada juntos. La trama propia a este capítulo sigue siendo poco original, introduciendo enseguida a una chica herida que tiene cinco entradas (el mismo número que el de protagonistas de este segmento) para refugiarse en un supuesto búnker. La falta de cohesión también empieza a acusarse en mayor medida, incluso cuando se supone que la narrativa busca cierta continuidad, como en el reencuentro con el psicópata del principio, que persigue ahora a la citada chica pese a que en ese inicio, cronológicamente anterior, se daba a entender que ya no iba a tener más víctimas. Pero este capítulo es a su vez más satisfactorio en tanto que está narrado con mayor solvencia y serenidad; en tanto que cuenta con caras conocidas (las de Manuela Vellés o Miguel Ángel Muñoz) interpretando sus papeles con oficio y convicción; y en tanto que reúne a otros personajes de la película para hilarla un poco más, como son el citado psicópata y el protagonista del siguiente y último capítulo. En lo que a éste respecta, elaborado por David Galán Galindo, es el que alcanza verdaderamente las cualidades que los anteriores apenas tienen: coherencia, dinamismo e inventiva. El cada vez más cercano fin del mundo se comparte por el dueño friki de una tienda de cómics y por una mujer a punto de dar a luz. El improbable encuentro entre los dos da lugar a una sucesión de momentos tan hilarantes como entrañables, únicamente entorpecidos por una mala edición de sonido. Pese a todo ello, Al final todos mueren es una película orgullosa de su marginalidad, rodada en apenas dos semanas y consciente de sus decepcionantes limitaciones, revertiendo así el pesimismo inherente a su contenido por un necesario optimismo externo ante las dificultades de distribución y exhibición que efectivamente va a tener que sobrepasar. ★★★★

    Ignacio Navarro.
    director & crítico cinematográfico.

    España, 2013. Directores: Javier Botet, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara, David Galán Galindo & Javier Fesser. Guión: Javier Botet, Roberto Pérez Toledo, Pablo Vara, David Galán Galindo & Javier Fesser. Productora: Meteorito Films. Presentación: Festival de Málaga 2013. Música: Marc Jovani. Intérpretes: Javier Botet, Juan Blanco, Ismael Fritschi, Elisa Mouliaá, Manuela Vellés, Teresa Soria Ruano, Laura Díaz.

    Al final todos mueren póster
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