NO SIN MI JIRAFA
crítica de Zarafa | Rémi Bezançon & Jean-Christophe Lie, 2012En Thai Dragon (Tom yum goong, Prachya Pinkaew, 2005), el entonces emergente Tony Jaa interpretaba a Kham, un joven criado en una pequeña aldea de la jungla tailandesa que debía embarcarse en una aventura cuando, de manera cruel, unos piratas del marfil le robaban sus elefantes y se los llevaban a Sidney, Australia. El muchacho emprendía entonces un viaje cargado de peligros para poder devolver los paquidermos a su hogar, luchando contra quien hiciera falta para conseguirlo, aunque su vida corriera verdadero peligro en el intento. Con un carácter mucho menos violento pero igualmente primario, ahora nos llega una película animada que parte de una situación similar para acabar convirtiéndose en una bella oda a sentimientos como la amistad, la solidaridad, la constancia, la libertad, el amor o la superación de barreras. Se trata de Zarafa, el primer trabajo conjunto de Rémi Bezançon y Jean-Christophe Lie (este más versado en el campo de los dibujos animados que el primero), que nos presenta la historia del joven Maki, un niño africano de 10 años que huye de unos esclavistas y se encuentra con Zarafa, una jirafa que, como él, escapa de la muerte por los pelos. En su trayecto de huída ambos van a parar a Egipto, que está sufriendo la invasión de los turcos; el pachá entonces decide ofrecer a Zarafa como regalo a Carlos X, Rey de Francia, para que le ayude a expulsar a los turcos. Demostrando su amistad inquebrantable, Maki escapa con los encargados de proteger a la jirafa, comenzando el largo trayecto hacia París y viéndose envuelto en una peripecia en la que tendrá que enfrentarse al peligro en más de una ocasión. Por si todo eso fuera poco, Maki debe ayudar también a Soula, la niña que conoció en el campamento de esclavos y con la que surgió un amor inocente y puro (algo que constituye otra de las bases más importantes del relato).
Puede que alguno no entienda del todo bien a qué venía la mención inicial a Thai Dragon, pero supongo que ya os habrá quedado más claro al leer el argumento de Zarafa (inspirado, por cierto, en los hechos reales sobre la primera jirafa que se vio en Europa). Al fin y al cabo, ambas construyen su discurso a partir de ideas similares: las dos presentan a protagonistas capaces de remover cielo y tierra con tal de no separarse de sus animales, yendo más allá del concepto que tenemos en occidente de ellos como mascotas para abrazarlos como amigos insustituibles, incluso hermanos de sangre que hay que proteger con nuestra propia vida, sin importar que pertenezcamos a especies distintas (y sí, ese es otro de los mensajes del largometraje). La diferencia es que, premisa e intenciones aparte, si en la película tailandesa el máximo reclamo para el público residía en las artes marciales, en Zarafa el mayor atractivo es el arte pictórico. Esta co-producción franco-belga es la cinta de animación más cara que se ha filmado en Europa (8 millones de euros de presupuesto y un equipo de más de 250 personas trabajando en ella). Y eso se nota, y mucho, en el mimo que se ha puesto en todos y cada uno de sus planos, que aportan una belleza y serenidad que se aleja considerablemente de la sobreexplotación digital a la que parece condenado el cine animado por culpa de (y, a veces, gracias a) el éxito de Pixar, DreamWorks Animation o Blue Sky Studios. Es esa exuberancia visual y auditiva (magnifica partitura de Laurent Perez) el verdadero atractivo de la película, más incluso que su historia, tan cargada de valores y buenos sentimientos como de tópicos (los indígenas bondadosos, los aristócratas perversos y de dientes amarillos, los piratas simpaticos, etc.). Dicho eso, hay que reconocer que funciona bastante bien en su intento de resultar interesante para los adultos y para los niños al mismo tiempo, si bien es cierto que posiblemente resulte demasiado pausada para los más pequeños (a los que se intenta animar con algunos running gags facilones y que, a veces, tienen que ver con la escatología… que eso siempre hace gracia). Así que, en resumen, podríamos decir que si bien Zarafa no es una película memorable, sí que es recomendable. Y eso es más de lo que se puede decir de muchos de los títulos que adornan las carteleras. ★★★★★
Pedro José Tena.
crítico de cine.
Francia / Bélgica, 2012. Director: Rémi Bezançon, Jean-Christophe Lie. Guion: Alexander Abela & Rémi Bezançon. Productora: Prima Linea Productions / Pathé / France 3 Cinéma / Chaocorp / Scope Pictures. Música: Laurent Perez. Montaje: Sophie Reine. Intérpretes (voces): Max Renaudin, Simon Abkarian, François-Xavier Demaison, Vernon Dobtcheff, Roger Dumas, Ronit Elkabetz, Mohamed Fellag, Déborah François, Thierry Frémont, Phillippe Morier-Genoud, Clara Quilichini, Mostéfa Stiti. Duración: 78 minutos.