VENGANZAS MILENARIAS
crítica de Al fin (At Last) (6x04), cuarto episodio de la sexta temporada de True BloodHBO | EEUU, 2013. Director: Anthony Hemingway. Guión: Alexander Woo. Creador: Alan Ball. Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten. Rutina Wesley, Alexander Skarsgård, Chris Bauer, Kristin Bauer Van Straten, Anna Camp, Nelsan Ellis, Lucy Griffiths, Rutger Hauer, Arliss Howard, Rob Kazinsky, Todd Lowe, Joe Manganiello, Kelly Overton, Robert Patrick, Carrie Preston, Jurnee Smollett-Bell, Deborah Ann Woll, Tara Buck, Dale Dickey, Chloe Noelle, Jamie Gray Hyder, Amelia Rose Blaire. Fotografía: Romeo Tirone. Música: Nathan Barr.
Ben revela sus secretos. Sookie se prepara contra Warlow. Jessica y Bill consiguen sangre de hada. Tara y Pam continúan su discusión. Eric tiene un plan para Willa. Sam pone a salvo a Emma. Nicole sufre por sus amigos muertos.
Esta temporada de True blood será más corta de lo habitual. Por una parte para ahorrar y por otra para que Anna Paquin y Stephen Moyer puedan compaginar su trabajo con la reciente paternidad de gemelos, dos capítulos han sido recortados de la habitual orden de 12 episodios por temporada. Eso explica la cantidad de hechos relevantes que suceden en este episodio, el mejor de la temporada por el momento, y es que nos acercamos a la mitad de la tanda. Las tramas deben estar más claras. Los pequeños misterios o sutilezas sembrados en ediciones anteriores se ponen de manifiesto. Y existe un tema común: la inmortalidad. Antes de entrar los créditos asistimos asombrados a Ben revelando sus colmillos de vampiro. Eric va a convertir a Willa para vengarse del gobernador. Por una serie de circunstancias fortuitas, Pam y Nora acabarán en manos de los agentes especiales. Niall es drenado casi del todo y transportado a otra dimensión. Alexander Woo, que lleva en la serie desde el comienzo, usa estos 55 minutos para hacer avanzar la serie de un golpe, que no bruscamente, y cierra el episodio con un cliffhanger de los buenos. En la mejor línea de True blood.
Una venganza retorcida y trágica. Convertir a Willa en vampira, mostrar el ritual desde el comienzo hasta el fin. Similar al nacimiento de Jessica en Amar es enterrar (1.11), la nueva Willa es una bomba de relojería, un amenaza de doble filo. ¿Será capaz el gobernador de perdonar a la especie por amor? ¿O será Willa una víctima más de la Solución Final de Burrell? Hacía un tiempo que la serie no suscitaba tan interesantes reflexiones sobre la carga que conlleva ser un vampiro. La eternidad para disfrutar del mundo con una nueva perspectiva se une al rechazo y las limitaciones del género. Otra sorpresa en la continuación de esta trama viene cuando Willa vuelve a casa y descubrimos que Sarah Newlin está muy presente en el plan del gobernador. Comparten lecho e intereses ideológicos, así que lo que sea que le están haciendo a Steve, es probable que les pase a Pam y a Nora.
La parte más rutinaria del episodio recae en Sam y Nicole. Sucumben al sexo para paliar con el dolor de haber perdido a sus seres queridos. Sam no se ha recuperado ni un poco de la muerte de Luna, y Nicole acaba de ver cómo su novio y sus amigos hipsters eran devorados por la manada de lobos. Emma está a salvo por el momento con Lafayette, y así una nueva e insípida historia de amor puede surgir en la serie. Como insípida sigue siendo la trama de Alcide. Joe Manganiello se está viendo limitado a gritar para imponer su orden y poner cara de enfado ante la volcánica Nikki, todo esto bajo la atenta mirada de su padre, un Robert Patrick que en cuatros episodio no ha dicho más de cinco frases. Bill continúa su misión de sintetizar sangre de hada como sustituta de la True blood, pero al secuestrado doctor Takahashi le cuesta crear artificialmente los componentes mágicos de las criaturas. ¿De dónde vienen las muestras analizadas? De las hijas de Andy, chicas de 18 años ya, que son atraídas por Jessica.
El siempre bienvenido humor de la serie está presente en varios momentos. Ginger grita, como siempre, cuando los agentes de Burrell atacan su casa en busca de Eric y Willa. Las hadas huelen de maravilla para los vampiros. Como graciosas son también las excusas de Arlene y Terry para justificar lo que las hijas de Andy han sustraído de los pensamientos del cocinero. Jason siempre es una buena válvula de escape, y aquí protagoniza un importante -porque levanta las sospechas de Niall- sueño erótico con Ben. Y ese sueño lleva a pensar que Ben es Warlow. Una poderosa mutación de hada-vampiro que existe desde hace milenios. Este giro le confiere mucho interés al personaje de Ben, hasta ahora un simple interés amoroso para nuestra protagonista. El mutante hechiza a Jason, ataca y debilita a Niall y va a cenar a la residencia Stackhouse. Lo que no sabe es que Sookie también sospecha que es Warlow, así que prepara una cena con aliño de plata -que no hace efecto- y se pone guapa como buen cebo. El final del episodio reúne varios momentos intrigantes: las hijas de Andy caen ante la ferocidad de Jessica. Willa es sometida por los agentes de su padre. Andy corre a buscar a su progenie a casa de Bill. Y Sookie deja creer a Ben que baja la guardia cuando se ponen románticos en el sofá. La imagen final es reseñable: Sookie empuñando una bola de energía que en teoría puede derrotar al malvado vampiro. A ver cómo salen de esta los guionistas. ★★★★★
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.