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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica en Serie | True Blood (6x03)

    True Blood (6x03)

    SANGRE DE HADA

    crítica de No haces ningún bien (You’re no Good) (6x03), tercer episodio de la sexta temporada de True Blood

    HBO | EEUU, 2013. Director: Howard Deutch. Guión: Mark Hudis. Creador: Alan Ball. Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten. Rutina Wesley, Alexander Skarsgård, Chris Bauer, Kristin Bauer Van Straten, Lauren Bowles, Anna Camp, Nelsan Ellis, Lucy Griffiths, Rutger Hauer, Arliss Howard, Rob Kazinsky, Joe Manganiello, Michael McMillian, Kelly Overton, Robert Patrick, Jurnee Smollett-Bell, Deborah Ann Woll, Tara Buck, Dale Dickey, Jamie Gray Hyder. Fotografía: David Klein. Música: Nathan Barr.

    Sookie es protegida de Warlow por Jason y Niall, aunque recibe alguna visita sorprendente. Jessica ayuda a Bill en su plan. Alcide y la manada deben proteger a Emma. El grupo de Nicole se mete en líos. Sam y Lafayette tratan de pensar cómo rescatar a la niña. Eric cambia de planes.

    Se avecinan aires de cambio en Bon Temps. De esos en los que no hay marcha atrás, de los que un huracán arrasa con todo. La amenaza de los humanos, el ataque que están preparando, es muy real, ya se está repartiendo lo último en armas de defensa entre las comisarías. La premonición de Bill así lo demuestra, pero hacen falta más hechos para convencer de esto. Como Eric abandonando Fangtasía, su querido bar; o Bill amenazando a Sookie; o el peligro que supone Warlow, siempre al acecho -esos estragos en el harén de las hadas lo prueban-. Aunque Anna Paquin no le interprete con especial cuidado, el capítulo incluye un pequeño monólogo sobre el estado de constante miedo en que la protagonista vive. Un interesante momento de introspección que conecta con su borrachera de Bebe hasta reventar (5.5), donde confesaba ante Alcide que era consciente de su situación y de cómo parecía atraer el peligro por las decisiones que tomaba. En esa ocasión no aprendió de sus errores. Veremos si ahora sí, aunque los cimientos de la historia de amor con el medio-hada Ben se siguen creando.

    En la que es su tercera incursión en una serie de HBO, tras dirigir en Big love (2006-2011) o Hung (2009-2011), Howard Deutch debuta en el universo de Charlaine Harris, pero con tanta eficacia como impersonalidad. El camino que marcó Alan Ball dirigiendo el piloto es seguido por los directores invitados, sin alardes ni estridencias pero desgraciadamente también regodeándose en la funcionalidad. Aunque a veces lo parezca, el estilo no es capaz de contagiarse de la locura narrativa de la serie, ya más que nada al servicio de los efectos especiales -cada transformación de los hombres lobo se rueda de la misma forma- y los primeros planos para rodar conversaciones. Las peleas entre seres sobrenaturales no contagian ni un ápice del peligro que quieren transmitir, y ese ataque al final que elimina de un plumazo las buenas intenciones de un jóvenes equivocados resulta de lo más aséptico, además de mostrar una torpe carambola de guionista para unir a Sam con Nicole.

    True Blood (6x03)

    La amenazante situación en la que se quedaba el capítulo anterior, con Eric entrando en la habitación de la hija del gobernador Burrell, continúa con un secuestro para obtener información y a la vez una rehén para evitar la muerte. Lo mejor de esta trama está en la dinámica que se establece entre Eric, Pam y Tara -todavía con algún atisbo de humanidad, a tenor de su decisión al final-, un divertido enredo de celos, insultos y complejos sentimientos viciados por la llamada de la sangre. Sumándole además una visita al apartamento de Ginger, ese personaje recurrente que siempre garantiza diversión con sus gritos y su estupidez. Como divertida es la trama de Andy, cuyos bebés hada son ya niñas de 13 años que visten a la moda y tienen “manos de pistola paralizante”. La responsabilidad paternal no ha terminado de aparecer plenamente en el agente, que hasta llama a sus hijas por números. O la aparición de Steve Newlin con sorpresa, un chiste y simple efecto cómico.

    En las series corales de HBO, donde no existe el miedo a perder espectadores por no tener constantemente en pantalla a los protagonistas, se agradece en los guionistas una dedicación -o al menos un intento- de cuidar a los personajes y que todos tengan sus tramas, y en el caso de True blood, que no estén subordinados a las idas y venidas de Sookie y sean capaces de la autonomía. El resultado de esta operación, sin embargo, puede ser el tedio. Que esos secundarios tengan historias interesantes sobre el papel pero nada más. Es el caso de Alcide y su nuevo rol como jefe de la manada. Las ideas están ahí: el hombre-lobo está cambiando de personalidad, el poder corrompe, su padre no es la mejor influencia, deben ocultar a la pequeña Emma y proteger la manada, Nikki es impulsiva... pero las escenas se hacen eternas y previsibles. No así tanto cuando personajes como Lafayette (sensacional Nelsan Ellis) o Jessica están en pantalla, todo dulzura y veneno. Bill ha decidido salvar a los vampiros tratando de sintetizar sangre de hada, por lo que recurre a Sookie, que lo rechaza aunque éste despliegue sus nuevos poderes, y luego envía en una divertida misión a Jessica -seducir a un profesor que puede que sea capaz de hacerlo-; y Sam ha encontrado en el cocinero/brujo un aliado en su particular lucha. Sorprende porque Lafayette es un personaje solitario, pero el agradecimiento a Sam por aceptarlo en todo momento es más fuerte que su individualidad. ★★★★

    Adrián González Viña.
    crítico de cine & series de televisión.

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