CUESTIÓN DE GRISES
crítica de Luther (2010-) | Temporada 3BBC / 3ª temporada: 4 capítulos. | Reino Unido, 2013. Creador: Neil Cross. Directores: Sam Miller, Farren Blackburn. Guionista: Neil Cross. Reparto: Idris Elba, Warren Brown, Dermot Crowley, Nikki Amuka-Bird, Michael Smiley, David O´Hara, Sienna Guillory, Ruth Wilson. Fotografía: John Conroy, Stephan Pehrsson. Música: Paul Englishby.
Decía Fernando Navarro en su artículo sobre Luther para el blog Quinta temporada: “La vida de John Luther es la historia de la mano derecha y la mano izquierda. […] Todo el que haya visto La noche del cazador, grandiosa película dirigida por Charles Laughton en 1955, recordará los tatuajes en las manos de Robert Mitchum. En la derecha escrita la palabra LOVE, en la izquierda escrita la palabra HATE. Si el predicador interpretado por Mitchum hablaba del combate entre el bien y el mal, nuestro protagonista, Luther, que camina siempre con las manos en los bolsillos de los pantalones, sobrevive a su manera en mitad de la contienda.” Y un servidor lo suscribe con rotundidad. Tras dos años de espera, vuelve la serie con una estupenda tercera temporada. Otra vez cuatro episodios para cubrir dos grandes casos y narrar las imprevisibles peripecias del atormentado policía. Liderando el asunto está el portentoso Idris Elba, que interpreta a John Luther desbordando energía. Inquieto en todo momento, incómodo en su propia piel. La labor del actor es fundamental para entender el carrusel emocional por el que nuestro protagonista pasará en estas cuatro entregas. Y cómo eso se integra con su complicado carácter.
La temporada se abre con Luther y su compañero Justin Ripley saliendo de un edificio en llamas. Todo un operativo montado para que el creador y único guionista Neil Cross —algo habitual en las series británicas— demuestre que la vida continúa. Pero pronto todo cambia. Cross utiliza uno de los tópicos frecuentes de las series policíacas, la investigación de Asuntos Internos sobre la conducta profesional del protagonista, y le da una vuelta de tuerca. El agente George Stark es puro Neil Cross. De aspecto turbio, intenciones misteriosas, aplastante seguridad en sí mismo y evidente carácter obsesivo, David O´Hara lo interpreta con voz ronca y miradas ambiguas. John está preparado para seguir adelante con su vida. La muerte de Zoe pesa en su alma, pero no le impide volver a amar. Así que Cross crea un encuentro fortuito —un pequeño accidente de coche— para que John conozca a Mary. Y John se enamora de Mary, y Mary se enamora de John. Sienna Guillory y Elba trabajan la relación desde la honestidad, sin forzar la química ni recurrir a tics amorosos. Pero como siempre, Luther hace malabares con mil cosas a la vez y la idílica situación pronto se resiente. Investiga los casos a lo largo de la temporada con Stark acercándose cada vez más, las dudas de Justin sobre sus métodos y su ansia por evitar más muertes. Pero Cross no es simplista. Cada personaje principal cuenta con razones legítimas. Uno de los fuertes de esta serie ha sido siempre la creación de unos villanos de altura. A lo largo de 14 capítulos, el creador ha materializado espeluznantes criaturas, un atajo de desequilibrados de impecable eficacia asesina e impredecibles razonamientos. Son el resultado de ideas de lo más negras, los recovecos más sucios del alma humana. Y a eso se une la labor de directores a los que no les asusta crear composiciones de plano chocantes —destacan especialmente dos planos con muchísimo aire y el objeto de interés casi apoyado en la esquina del encuadre— y ayudar a palpar la tensión. Las situaciones representadas revelan una planificación primorosa. Y un sentido del suspense concienzudo, ya que hay genuino miedo en Luther. Peligra la vida de cualquiera, y hasta el más mínimo elemento es un arma. Cazar o ser cazado, en eso suele convertir Luther los casos. Se expone más allá de lo prudente.
En esta temporada el espectador se va a encontrar con un asesino fetichista que es en realidad un adulto traumatizado que sólo sabe compartir así su afecto y con un justiciero cuya mujer fue asesinada años atrás y que dedica sus días a matar a criminales que cumplieron poca sentencia. El primer caso corre paralelo a la investigación encubierta de Stark y Erin Grey sobre John, pero a la mitad de temporada se da un vuelco y Luther se sabe investigado. Cuando se hace una tanda de episodios tan corta no hay tiempo que perder, así que Cross va a por todas en cada momento. El segundo caso es más interesante por las ramificaciones personales y sociales que tiene, amén de ofrecer grandes momentos —el linchamiento público del pedófilo, con Luther de escudo protector— y desembocar en la vuelta del personaje más delicioso de la serie, Alice Morgan. Aunque sea con un sacrificio monumental. Y es que cuando Neil Cross plantea la historia del justiciero, sabe que está adentrándose en territorio delicado. Porque las verdades que expone Tom Marwood (estupendo Elliot Cowan) son ciertas en gran parte. El sistema judicial no es justo. Asesinos, violadores y demás criminales escapan por un tecnicismo o cumplen menos condena de la debida. Y Marwood difunde sus acciones por internet para asegurarse el apoyo popular. ¿Cómo invalidar entonces las intenciones de Marwood? ¿Cómo hacer que estemos de parte de la policía en este caso? Pues demostrando que Marwood no es mucho mejor que la escoria que está matando. Tiene la opción de elegir, y escoge proseguir la matanza y hacer amenazas —el final del tercer capítulo es muy inquietante—. Eso invalida sus intenciones y le pone una diana en la espalda. Se convierte en algo personal.
El cuarto capítulo es puro disfrute y adrenalina. Alice regresa para “secuestrar” a un acusado Luther de las manos de la justicia y juntos planean el fin de Tom Marwood, ese imparable ángel exterminador. Las charlas entre John y Alice siguen siendo un placer; la dinámica creada por Elba y Ruth Wilson no se ha perdido con el tiempo y la intranquilidad que la actriz imprime a los diálogos y acciones de la psicópata brilla como en el primer capítulo. Stark y Erin protegen a Mary, pero no saben de quién en realidad. Así que todo acaba confluyendo en un edificio, un clímax electrizante donde a Cross se le va un poco la mano al querer salvar a su héroe y atarlo todo bien. Pero eso son minucias al lado del despliegue de talento presente en el final. Un final abierto, unos puntos suspensivos llenos de preguntas sin respuesta. ★★★★★
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.