DEMASIADO… POCO
crítica de La espuma de los días | L’écume des tours (Mood Indigo), Michel Gondry, 201348º Festival de Karlovy Vary
Nadie sospechaba que el extravagante y mímico payaso Jim Carrey podía ser capaz de componer un personaje tan apagado, tierno y triste como el de Joel en Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004). Tal revelación no puede sino ser en gran parte mérito de un director que confía contra todo pronóstico en dicho actor, y el director de aquella celebrada y maravillosa película era el hasta entonces semi-desconocido galo Michel Gondry, que venía más bien desarrollando su faceta artística con videos y cortos. Desde entonces, quizás con ese repentino éxito subido a la cabeza, Gondry ha querido superarse a sí mismo con cada nuevo proyecto, ir todavía más allá en el grado de inventiva que mostraba Olvídate de mí, aunque el mismo fuese también fruto de la mente del brillante coguionista Charlie Kaufman. Así, La ciencia del sueño (La science des rêves, 2006), su siguiente largometraje, intentaba recuperar la inocencia romántica de su anterior filme pero no lograba mantener su equilibro con la imaginación propia de la ciencia ficción, desbordando del lado de ésta hacia un terreno pantanoso y confuso. Rebobine, por favor (Be Kind Rewind, 2008) era un bienintencionado y extravagante homenaje a la evolución casera del cine que acababa con todo cayendo en lo convencional, lo precipitado y lo olvidable. Tras su trayecto en autobús en The We and the I (2013), ha aterrizado con una adaptación libre, sin que él firme directamente el guion, de una novela de Boris Vian: La espuma de los días (L’écume des jours, 2013).
La misma ha sido la encargada de inaugurar oficialmente el presente festival de Karlovy Vary, aunque ya se haya estrenado hace unos meses en varios países vecinos. Gondry la ha podido defender aquí personalmente, destacando el esfuerzo que ha dedicado a su elaboración, lo cual se nota desde la primera secuencia. Pero se comprueba casi únicamente en el tratamiento de la imagen y de los decorados, con un derroche incesante de detalles creativos, desde objetos que cobran vida, ratas humanas diminutas o alimentos y flores de dibujo; hasta personajes que desafían las leyes de la gravedad, a veces en cámara lenta y a veces en cámara rápida. Tal comportamiento provoca sin embargo que las emociones de estos últimos nos parezcan extrañas y lejanas, cuando en realidad son de lo más básicas y genuinas. En efecto, la historia gira en torno a la relación amorosa entre un millonario tan excéntrico como cariñoso (Romain Duris) y una bella y elegante mujer (Audrey Tautou) que de repente, tras un idílico romance inicial, se traga un nenúfar mientras duerme con su pareja, flor que pasa a alojarse fatalmente en su pulmón. A partir de ahí la trama pasa de la luminosidad a la oscuridad, pero casi todo parece impostado. Gondry y su equipo apuestan pues por una estética cálida y fabulesca, pero una vez transcurrido el asombro inicial, el supuesto dinamismo de la cinta cae en lo repetitivo y en lo pesado: en otras palabras, da la sensación de que el carácter aparatoso y barroco de la puesta en escena trata de ocultar un fondo narrativo poco profundo.
Por otro lado, lo anterior no solo ahoga el drama sino que deja también poco aire para unos actores cuyo talento y carisma se desperdician en interpretaciones funcionales. Los secundarios Sy y Elmaleh intentan a toda costa no pasar desapercibidos y llenar de vigor su presencia en pantalla, pero no resulta siempre fácil entender ni sus motivaciones ni sus actos. Los principales Duris y Tautou tienen cierta química entre ellos, aunque también cuesta imaginarlos juntos, quizás no tanto por culpa de un entregado y sensible Duris sino por la construcción y fisonomía algo evasivas de Tautou. En definitiva, lo que esto nos indica es que Gondry descuida en cierto modo una dirección de actores que tan responsable era del éxito único de Olvídate de mí. La espuma de los días es visualmente única, sí, más que aquella, pero también es caótica y al mismo tiempo ya no sorprende todo lo que pretende. Más bien acaba cansando, tanto que, aunque ello fuese también debido a la hora y la actividad acumulada durante el día de su proyección en el certamen checo, en su último tramo tuve que hacer esfuerzos para no sucumbir al sueño… luchando para que el mismo no me transportase a un trance similar a ese enredado mundo del cineasta francés. ★★★★★
Ignacio Navarro.
enviado especial a la República Checa | director & crítico cinematográfico.
Francia, Bélgica, 2013, L’écume des tours. Director: Michel Gondry. Guion: Luc Bossy. Productora: Brio Films / StudioCanal / Scope Pictures / France 2 Cinéma / Hérodiade / RTBF / Belgacom. Fotografía: Christophe Beaucarne. Montaje: Marie-Charlotte Moreau. Música: Étienne Charry. Intérpretes: Audrey Tautou, Romain Duris, Gad Elmaleh, Omar Sy. Presentación: Karlovy Vary 2013.