NO SIN MI HIJA
crítica de For Ellen | So Yong Kim, 2012Resulta curioso el caso de la directora So Yong Kim. Nacida en Corea del Sur y afincada en Estados Unidos, puede presumir de una filmografía aún corta pero de lo más exótica, que la ha llevado a trabajar a países tan diversos como España o Japón. Con su debut In Between Days (2006), ganó el Premio Especial del jurado en Cannes y el de la Asociación de Críticos de Los Ángeles a la Mejor película experimental. Tras un drama sobre la infancia rodado en su país natal, Treeless Mountain (2009), la realizadora sorprende con una pequeña película independiente americana, de esas que pasan por las carteleras de cine sin hacer ruido pero que dejan un buen sabor de boca entre los que tienen la suerte de disfrutarlas en los distintos festivales donde son proyectadas. En esta ocasión, For Ellen (2012) fue presentada en Sundance para posteriormente ser exhibida en el Festival Internacional de Berlín. No despertó grandes pasiones, pero sí hubo unanimidad a la hora de considerar el trabajo de su actor protagonista como uno de los mejores del año. Sucede en multitud de ocasiones que algunos filmes parecen montados para el exclusivo lucimiento personal de su estrella. Este sería uno de ellos. Paul Dano, uno de los actores jóvenes más interesantes del panorama actual desde que le descubrimos en la provocadora L.I.E. (2001) y plenamente confirmado tras sus trabajos en Pequeña Miss Sunshine (2006) y Pozos de ambición (2007), tiene en el personaje de Joby Tylor una oportunidad de oro para demostrar su gran versatilidad.
For Ellen nos presenta a un músico bastante desastroso, con serios problemas con el alcohol, que emprende un viaje en coche desde Nueva York a Canadá para luchar contra su ex esposa por la custodia de una hija pequeña a la que ni siquiera conoce. Joby Taylor no lo tendrá fácil, ya que la mujer pretende por todos los medios que renuncie a su paternidad y a la casa que tuvieron en común. Ni el propio abogado del músico se muestra optimista con los resultados que espera lograr del acto de conciliación. Sin embargo, el viaje no será en vano, ya que significará una oportunidad única de autodescubrimiento y un paso de gigante hacia la madurez. El género de las road movies (películas de carretera) siempre se ha caracterizado por retratar como pocos, el viaje interior de sus personajes a golpe de volante. Ésta no es una excepción. En su aventura vital, Joby encontrará la amistad de su inexperto abogado (sorprendente Jon Heder, alejado por una vez de las comedias que le hicieran popular del tipo Napoleon Dynamite o Patinazo a la gloria), un hombre que vive como un adolescente bajo las faldas de su absorvente madre, y dispondrá de dos horas en compañía de la pequeña Ellen para que ambos puedan conocerse.
El ritmo del relato es pausado, recreándose en la interiorizada actuación del gran Dano. Los helados paisajes canadienses acentúan el carácter gélido y triste de la película, que adquiere unos niveles de sensibilidad y ternura nada fingida en las escenas que comparten padre e hija. La niña Shaylena Mandigo es el gran descubrimiento de For Ellen, reflejando una gran madurez tras esa expresiva mirada azul que posee. Los esfuerzos de Joby por agradar a la pequeña en esta breve cita, sus intentos de crear una conversación y la desesperación por ver cómo se van consumiendo los minutos que tienen para estar juntos, consiguen emocionar al espectador hasta el extremo de ponerle un nudo en la garganta. En este sentido, la relación entre un artista que nunca ha ejercido el papel de padre y su hija que aparece de la nada, recuerda un poco a Somewhere (2010), de Sofía Coppola, que también se apoyaba en un recital interpretativo de Stephen Dorff y Elle Fanning. La diferencia es que la directora coreana se muestra menos preocupada en la estética de su propuesta –a pesar del excelente trabajo de fotografía– y más en extraer auténticos sentimientos de sus criaturas. También tiene algo del halo de tristeza y minimalismo narrativo de la obra maestra de Wim Wenders París Texas (1984), aquella en la que el inolvidable Harry Dean Stanton emprendía un viaje con su hijo, en busca de la madre que los abandonó años atrás.
Las historias de perdedores suelen generar simpatías entre el público y Joby es, sin duda, uno de los perdedores más creíbles del reciente cine independiente americano. Tras su desaliñado aspecto de roquero trasnochado, se esconde un corazoncito que se negará a dejar atrás a la hija con quien se acaba de reencontrar, dándose cuenta de todo lo que ha dejado en el camino por darle prioridad al materialismo de su carrera musical. For Ellen deja una escena para el recuerdo, la de nuestro protagonista bailando borracho en el bar, poseído por los acordes de una canción de rock. También un final redondo, que deja, inteligentemente, una puerta abierta a la esperanza de un futuro mejor. La cinta, tristemente, no ha tenido la repercusión comercial que merece, pero debería ser descubierta por los amantes de historias sobre personas de carne y hueso, que rebosan autenticidad en cada línea de diálogo, en cada mirada, en cada silencio. ★★★★★
José Antonio Martín.
crítico de cine.
Estados Unidos. 2012. Título original: For Ellen. Director: So Yong Kim. Guión: So Yong Kim. Productora: Deerjen Films/ RCR Media Group. Localización principal: Ontario (Canadá). Recaudación en USA: 12.396 dólares. Fotografía: Reed Morano. Música: Jóhann Jóhannsson. Montaje: Bradley Rust Gray, So Yong Kim. Intérpretes: Paul Dano, Jon Heder, Jena Malone, Margarita Levieva, Shaylena Mandigo, Julian Gamble, Ronald Walter Mandigo, Dakota Johnson, Mara Pelifian. Presentación: Sundance 2012.