NO CONFÍES EN NADIE
crítica de Todo irá bien | Alting bliver godt igen (Everything Will Be Fine), Christoffer Boe, 2010Desde que el cine es cine, Hollywood ha utilizado para sus thrillers y películas de acción la infalible fórmula de colocar a ciudadanos normales y corrientes ante los mayores peligros por circunstancias casuales. Como diría el John McClane de la saga Jungla de cristal, simplemente es “estar en el momento justo y en el lugar equivocado”. El maestro Hitchcock fue un experto en este tipo de personajes, los “falsos culpables” perseguidos por espías, organizaciones criminales o policías en un buen puñado de maravillosas obras. El Cary Grant confundido con un espía en la vibrante Con la muerte en los talones (1959), James Stewart involucrado en una trama internacional de asesinato junto a su familia en El hombre que sabía demasiado (1956) o Henry Fonda confundido con un ladrón en la angustiosa Falso culpable (1956), son algunos de sus ejemplos más representativos. Roman Polanski fue un alumno aventajado con la excelente Frenético (1988) donde el doctor interpretado por Harrison Ford veía como su esposa desaparecía sin dejar rastro de la habitación de su hotel durante su estancia en París, viéndose involucrado en una delirante trama de terrorismo. Todas estas películas tienen en común un marcado clima de paranoia y la sensación de estar ante una conspiración en toda regla donde el protagonista no se puede fiar de absolutamente nadie. En esta corriente del cine de suspense vendría a inscribirse la cinta danesa Todo irá bien (2010), de Christoffer Boe.
El autor de las aclamadas Reconstruction (2003) –Cámara de Oro a la primera mejor película en Cannes– y Allegro (2005) –presentada con éxito en Sitges–, escribe y dirige la historia de Falk, un director de cine inmerso en el rodaje de su última película y en los trámites, junto a su esposa, de la adopción de un niño. Los caprichos del destino hacen que una noche atropelle con su coche a Ali, un joven que trabajó como intérprete para los militares daneses. Asustado ante la situación, huye del lugar dejando el cuerpo de la víctima en medio de la carretera y llevándose su bolso, que contiene unas fotos que mucha gente no querría que vieran la luz. Desde ese momento no sabrá en quien confiar, viéndose involucrado en una compleja trama en donde el ejército, la policía y la gente que le rodea parece tener mucho que esconder. Boe maneja la intriga con excelente pulso narrativo, valiéndose de los saltos en el tiempo para ir dosificando la información y mostrándonos de forma paralela las historias de Falk y Ali y las circunstancias que les llevaron hasta el momento del accidente. Todo irá bien sabe acaparar la atención del espectador desde los primeros minutos, embaucándolo en una pesadilla, a ratos onírica y surrealista, de la que no se podrá despegar hasta sus últimos y sorprendentes compases. El director danés vuelve a dar muestras de su habilidad para jugar con el público y sabe ofrecernos una propuesta que poco o nada tiene que ver con lo que parecía en un primer momento. Pese a los constantes cambios de género que va sufriendo su película –salta de la intriga militar al melodrama romántico con singular desparpajo–, el resultado final no se resiente en absoluto, resultando una obra compacta y bien ensamblada. También es cierto que el espectador tiene que poner de su parte para perdonar alguna que otra concesión tramposa y no entrar en valoraciones sobre la credibilidad de la historia, bastante cogida por pinzas. Aun así, este inteligente y muy dinámico juego del gato y el ratón vendría a elevar a Boe como un digno sucesor del Christopher Nolan de Memento (2000), donde aquel tatuado Leonard –magníficamente interpretado por Guy Pearce– también se veía inmerso en un alucinógeno viaje plagado de personajes con oscuras intenciones y sorpresas argumentales. Jens Albinus, actor fetiche de los filmes de Lars von Trier –protagonizó El jefe de todo esto (2006)– soporta sobre sus hombros el emocionalmente inestable personaje de Falk, en un trabajo que bordea peligrosamente la sobreactuación, pero sin caer en ella. El resto de los actores también está a la altura de las circunstancias, con especial mención de la siempre estupenda Paprika Steen, en el secundario rol de la hermana de Falk.
Todo irá bien viene a ratificar que en Europa también se puede facturar un magnífico cine de género –que se lo digan a Nicolas Winding Refn, que tras su trilogía de Pusher fue adoptado por Hollywood con su obra maestra Drive (2011)–, con una puesta en escena que en nada tiene que envidiar al cine americano. El excelente trabajo de fotografía de Manuel Alberto Claro –habitual en el cine de Boe y al que le debemos el precioso look de Melancolía (2011), de Lars von Trier– y la climática banda sonora del francés Sylvain Chauveau, aclamado artista de música instrumental y electrónica, contribuyen a dotar a la cinta de un estilo elegante y nada vulgar. Todo irá bien es un notable ejercicio de estilo, endiabladamente entretenido, que pasará sin pena ni gloria en medio de una cartelera copada por las secuelas de Resacón en las Vegas, Iron Man, A todo gas y demás artefactos diseñados para llenar las arcas de los grandes estudios. Sin embargo, quien tenga el buen gusto de acudir a alguna de las escasas salas donde se proyecte Todo irá bien, puede verse gratificantemente sorprendido por su original propuesta, a medio camino entre lo comercial y las ambiciones artísticas. Ojo: su historia es carne de remake hollywoodiense, Tiempo al tiempo. ★★★★★
José Antonio Martín.
crítico de cine.
Dinamarca. 2010. Título original: Alting bliver godt igen. Director: Christoffer Boe. Guión: Christoffer Boe. Productora: Coproducción Dinamarca-Suecia-Francia; AlphaVille Pintures Copenhagen/Sirena Film. Localización principal: Copenhague. Fotografía: Manuel Alberto Claro. Música: Sylvain Chauveau, Peder Pedersen. Montaje: Peter Brandt. Intérpretes: Jens Albinus, Marijana Jankovic, Igor Radosavljevic, Özlen Saglanmak, Paprika Steen, Nicolas Bro, Olaf Johannessen.