LAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO DE MANOS
crítica de la 5ª temporada de Nurse Jackie (2009-)Showtime / 5º temporada: 10 capítulos. | EEUU, 2013. Creadores: Evan Dunsky y Liz Brixius & Linda Wallem. Directores: Randall Einhorn, John Cameron Mitchell, Romeo Tirone, Seith Mann, Jesse Peretz. Guionistas: Clyde Phillips, Tom Straw, Liz Flahive, Michael Davidoff, Bill Rosenthal, Cindy Caponera, Abe Sylvia, Daniel Nathanson, Gina Gold, Aurorae Khoo. Reparto: Edie Falco, Merritt Wever, Paul Schulze, Peter Facinelli, Anna Deavere Smith, Dominic Fumusa, Ruby Jerins, Stephen Wallem, Morris Chesnut, Betty Gilpin, Mackenzie Aladjem, Eve Best. Fotografía: Bill Colleman. Música: Pat Irwin.
Jackie debe lidiar con mantenerse limpia mientras su divorcio se culmina y conoce a un atractivo policía. Gloria empieza a tener olvidos. Cooper se interesa en varios sentidos por una residente. El nuevo jefe de planta llama mucho la atención de Zoey. Grace empieza a desmadrarse.
La quinta temporada de Nurse Jackie presentaba algunos retos interesantes: 1) continuar la línea argumental de la rehabilitación de la protagonista, una historia que de hecho nunca iba a suceder. Fue incorporada a la serie por petición de la extraordinaria Edie Falco, que veía con miedo como el comportamiento de su personaje era aplaudido por la gente -según la actriz, más de una persona le dijo con orgullo por la calle que vivía igual que Jackie-; 2) lidiar con el abandono de las co-creadoras Liz Brixius y Linda Wallem, cuyo testigo tomó Clyde Phillips, y que se antojaba complicado por el particular universo que posee Nurse Jackie; 3) el abandono sorpresa de la estupenda Eve Best, que ha dejado la serie para hacer teatro en Inglaterra pero que tuvo la decencia de despedir a su personaje en el primer capítulo y rodar un par de escenas para ser usadas a lo largo de la temporada -concretamente en La suerte del dibujo (5.2) y un momento clave de Alma (5.10)-, lo que suponía otra dificultad porque el personaje era esencial; y 4) la decisión de Showtime, ya desde la última temporada, de recortar dos episodios para ahorrar. Es una pena porque las tres primeras entregas habían demostrado que la serie funciona perfectamente con 12 capítulos, y éstas dos últimas prueban que con 10 se tienden a apelotonar un poco las tramas. ¿Cómo esos desafíos han sido afrontados?
Phillips ha tomado las riendas de la serie bastante bien. Se nota que es fan del material y no tenía intención de desvirtuar el camino abierto por los 46 capítulos anteriores. Con la excepción de Liz Flahive, toda la sala de guionistas se ha renovado, y lo particular de la serie -un sentido del humor medidísimo, coreografías perfectas, la ferocidad de las discusiones- sigue funcionando, aunque ha habido cambios, momentos de escritura más convencional. En una evidente jugada destinada a oxigenar el grupo de personajes recurrentes, una doctora en prácticas y un nuevo jefe de planta -sustituto de O´Hara- muy peculiares han sido añadidos al hospital. Una inútil de cuidado que folla y usa el móvil más que salva vidas y un seco médico del ejército que no tiene sentido del humor. Sus interacciones romántico-sexuales con miembros de la plantilla apestan a concesión para enganchar al espectador medio y por la ya famosa sugerencia de Showtime por incluir escenas de sexo en sus series, para abanderar su marca de la casa. La temporada sigue cumpliendo al presentar eficaces escenas de quirófano, momentos únicos de humor y de gran profundidad. El divorcio de Jackie y Kevin se formaliza y la enfermera empieza a salir con un policía (adorable Adam Ferrara). Asistimos al ritual de primer contacto, las citas llenas de nervios y como la relación crece a lo largo de la temporada, mientras alrededor de Jackie las cosas se ponen difíciles. Está recuperándose de su adicción a las pastillas y al impulso constante de recaer, de recuperar ese agradable falsa sensación de paz. Lidia con la inmensa pena de un padre sin hijo -Bobby Cannavale vuelve para dos capítulos, pero una simple y poderosa escena le basta para volver a impresionar como Mike Cruz-, los ataques constantes de su ex-marido; la soledad del hogar tras la mudanza de Zoey (la maravillosa Merritt Wever), la falta de su pilar fundamental, su mejor amiga y su hija Grace rebelándose hasta límites insospechados. La dinámica que ambas establecen en Corazón (5.9) recupera el mejor pulso de la serie, además de confirmar a Ruby Jerins como una espléndida y valiente actriz, llena de registros.
Dominic Fumusa recupera protagonismo -en la cuarta temporada no tuvo mucho que hacer- aunque parece ser en detrimento de Paul Schulze, cuyo Eddie sólo tiene una función, y es sufrir por estar enamorado de la protagonista. Nada de tramas. Pero no es que sean desdeñables los múltiples hallazgos de la temporada. Contiene una muy buena historia que disloca las expectativas del espectador -Gloria y sus despistes-, la evolución del personaje de la doctora en prácticas Carrie se sale también del tópico al que parecía destinada, aunque el desenlace no esté a la altura y no hay que preocuparse de haber perdido a la clásica Jackie que desafiaba las normas y hacía perrerías para pasar el día, para acompasar el subidón de las drogas. Su manera de aliviar la presión es dejar mensajes para el más allá. Puede que no sea ya una adicta, pero sus políticamente incorrectas formas y su facilidad para mentir siguen intactas, con el engaño del dibujo de Fiona o el explosivo final de temporada, una recaída que culmina con un plano fijo muy poco tranquilizador. ★★★★★
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.