LÁGRIMAS EN LOS GEMELOS
crítica de Las lluvias de Castamere (The Rains of Castamere) (3x09) | noveno capítulo de la tercera temporada de Juego de tronos
HBO | EEUU, 2013. Director: David Nutter. Guión: David Benioff & D.B. Weiss. Creadores: David Benioff & D.B. Weiss. Reparto: Emilia Clarke, Iain Glen, Richard Madden, Michelle Fairley, Kit Harington, Oona Chaplin, Maisie Williams, Isaac Hempstead Wright, Rose Leslie, John Bradley, Rory McCann, Natalia Tena. Fotografía: Robert McLachlan. Música: Ramin Djawadi.
Mientras Daenerys prepara el ataque sobre Yukai, tiene lugar la boda entre la familia Frey y los Stark. Arya se acerca al enlace mientras Bran cruza sus caminos con Jon Nieve.
Uno de esos momentos que hacen historia televisiva. Así se recordará el desenlace, cruel y valiente, de este Las lluvias de Castamare. Ya se huele uno la sospecha de que algo raro va a pasar cuando los créditos revelan que Desembarco del Rey y sus tramas no van a tener presencia, que casi todos los Stark y Daenerys van a ser los máximos protagonistas. La segunda ausencia de Peter Dinklage en 29 capítulos, pero no se echa de menos, porque el episodio es fascinante. Cómo se construye el desenlace, cociéndose a fuego lento desde la temporada pasada, y cómo el estallido final llega de repente, dejando huella con un baño de sangre. Pero antes de llegar a la Boda Roja, pasan muchas cosas de las que hay que hablar. Daenerys planea tomar Yunkai con su nuevo aliado Daario Naharis, con el que parece le están formando una tensión sexual más propia de otras series que de la carnal Juego de tronos, donde los personajes se enamoran tras el sexo, o durante el mismo. La digna viudedad de la joven Khaleesi ha sido siempre uno de sus rasgos más interesantes, así que un servidor espera que el posible amorío escape a los tópicos, en caso de que finalmente suceda. Naharis, Jorah y el líder de los Inmaculados tratarán de dominar la ciudad aprovechando una entrada menos protegida. ¿El resultado? Un combate donde los tres se lucen como guerreros y una victoria en off, que intensifica la sensación de atracción entre Naharis y Daenerys mientras con sangre el plan libertador de la mujer funciona.
Y de mujer fuerte a mujer fuerte cuando Arya no baja la guardia ni por un segundo junto a el Perro Clegane, que prosigue su camino para llevarla al enlace Stark/Frey. La joven casi puede saborear el reencuentro, y reacciona con su habitual fuerza y temperamento al amenazar al corpulento Clegane. Su determinación es admirable y su capacidad de adaptarse a las circunstancias también, ya que aunque técnicamente vive un cautiverio, tiene una relación con el Perro tan extraña como cautivadora, hecha de violencia y ternura -ese final-, donde ambos se ven como son en realidad, y se parecen más de lo que quieren admitir. Niños asustados disfrazados de bestias pardas. Casi lo contrario que el simpar Sam Tarly, cuya trama avanza muy despacio pero con paso firme. El denso discurrir de las múltiples tramas ha tenido en esta 3º temporada ejemplos álgidos con la todavía inconclusa y misteriosa historia de Theon Greyjoy y el devenir de Sam y Gilly, que en este episodio contemplan la majestuosidad del Muro de Hielo. Sin rastro del puñal de los Primeros Hombres, o eso parece.
El resto de los Stark que no estaban en la boda eran Bran y Rickon, que casi cruzan sus caminos directamente con Jon Nieve y los hombres de Mance Rayder, incluyendo a su amada Ygritte y al warg que casi les mata en el muro de hielo. David Benioff y D.B. Weiss han encadenado en estas escenas un par de momentos climáticos y sembrado interesantes ideas para el futuro. En acción paralela, se muestra cómo Bran, Rickon, Jojen y compañía se refugiaban en un antiguo castillo durante una tormenta y cómo Jon y sus compañeros se enfrentaban cuando Nieve revelaba que todavía era un honorable miembro de la Guardia, al negarse a matar a un hombre inocente. Lo interesante viene cuando Jon escapa y se plantea un dilema: ¿un miembro de la Guardia que ha sucumbido al amor y los placeres de la carne? Y el otro momento climático e inesperado cuando Bran se revela más poderoso de lo esperado al controlar la mente del bruto Hodor, asustado ante los truenos de la tormenta. ¿Están sembrando los guionistas un gran poder por parte de los Stark que sobreviven? Sería interesante porque tras este capítulo, las esperanzas en el resurgir de la familia están bastante perdidas. La coda a esta historia, una triste conversación entre hermanos, es genuinamente emotiva. Y Walder Frey, insultado tras el rechazo de Robb Stark a su hija, decide vengarse. Una venganza descomunal, que se manifiesta tras cerrar otro “acuerdo” -un Stark se ha casado con una Frey- y que hiela la sangre por la barbarie de la escena. Desde el guión a la dirección y la interpretación, la masacre se siente real. Es valiente porque comienza con la muerte del bebé de Robb y Talisa y esta brutal escena activa una lluvia de flechas, varias amenazas y explícitos golpes mortales para que no quepa duda de nada. Nada es implícito. El desgarrador grito de Michelle Fairley, la fuerza de Catelyn Stark al arrastrar a la joven esposa de Frey y el vientre ensangrentado de Talisa son las imágenes más perdurables del desgarrador final, que lanza un claro mensaje: nadie está a salvo. ★★★★★
Adrián González Viña.
crítico de cine & series de televisión.