KEVIN WILLIAMSON APLICA SU MIRADA META AL POLICÍACO
crítica de The Following | 1ª temporada
FOX / Serie / 1º temporada: 15 capítulos. | EEUU, 2013. Creador: Kevin Williamson.Directores: Marcos Siega, Liz Friedlander, Henry Bronchtein, Phil Abraham, Nick Gomez, Joshua Butler, Adam Davidson, David Von Ancken, Nicole Kassell. Guionistas: Kevin Williamson, Adam Armus, Kay Foster, Rebecca Dameron, Shintaro Shimosawa, Seamus Kevin Fahey, Amanda Kate Shuman, David Wilcox, Vincent Angell. Reparto: Kevin Bacon, James Purefoy, Natalie Zea, Shawn Ashmore, Valorie Curry, Kyle Catlett, Annie Parisse, Nico Tortorella, Chinasa Ogbuagu, Adan Canto. Warren Cole, John Lafayette. Fotografía: David S. Tuttman, Ramsey Nickell. Música: John Frizzell
Joe Carroll, asesino en serie, escapa de la cárcel con la clara intención de terminar con la única superviviente y testigo clave en su encarcelamiento, Sarah Fuller o atacar a su ex–mujer e hijo. El antiguo agente del FBI Ryan Hardy, que atrapó a Carroll, es llamado a filas para ayudar a capturarlo. Pero no todo es tan sencillo como parece cuando Joe ponga en marcha un retorcido plan que lleva 9 años gestando.
Kevin Williamson es un caso digno de estudio. A mediados de los 90 se convirtió en un pequeño dios en la tierra al encadenar éxitos y renovar parcialmente el género de terror. Tras su ingenioso libreto para Scream, Wes Craven (1996) le abrió las puertas y le permitió acuñar un estilo de escritura propio: sus guiones eran referenciales, divertidos, frescos y desprejuiciados. Tras crear Dawson crece (1998–2003) y debutar en la dirección con la comedia negra Secuestrando a la señorita Tingle (2000), vivió unos años de olvido hasta volver a seducir al público con Crónicas vampíricas (2009–) adaptación de las novelas de L.J. Smith. Junto Julie Plec, Williamson trabajó en las tres primeras temporadas de la popular serie hasta que se anunció su nuevo proyecto en solitario, una vuelta a la adultez sin tener que contentar al sector adolescente: The Following. Y lo hace con éxito. Concluida hace unos días, esta irregular pero nada desdeñable primera temporada consiguió el favor de la cadena desde el principio. FOX, pese a no obtener los números prefijados, está satisfecha con el rendimiento de este sorprendente thriller que ha sabido reinventar su trama central un par de veces. Y eso tiene mérito.
Pero The Following tiene un gran problema, todo hay que decirlo, y es aceptar este gigantesco salto de fe para disfrutar de los giros y sorpresas que Williamson y sus guionistas tienen preparados. A saber, el plan de Joe Carroll pasa por haber formado una secta –una idea genial que disloca por primera vez las expectativas del espectador al concluir el notable episodio piloto– durante su estancia en la cárcel. Bien, la enorme pastilla que debemos tragarnos es que la prisión donde Joe estaba no monitoriza con cámaras ni con guardias los encuentros entre presos y visitantes. Cuesta mucho creer que un asesino en serie pueda reunirse con decenas de personas a lo largo de 9 años sin que nadie sospeche nada. Uno de los elementos más interesantes, además de una constante en el trabajo de Williamson, es lo meta de The Following. El creador se las arregla para introducir sus jocosos comentarios sobre narrativa y sus previsibilidades cuando hace que Carroll, antiguo profesor de literatura y escritor fracasado obsesionado por Edgar Allan Poe, escriba las andanzas de Ryan Hardy (al que Kevin Bacon presta su talento para sintonizar todas las emociones) en su investigación sobre la secta. Esto da lugar a simpáticos diálogos donde se reflexiona sobre la condición de héroe/antihéroe, los convencionalismos de las historias criminales y los líos amorosos como motor de avance de las tramas.Lo que empieza como una fuga pasa a ser un secuestro que se reconvierte en otra fuga que da lugar a matanzas y retorcidas ideas sobre el poder y la muerte –la evolución dramática de Jacob es atropellada pero reseñable por las reflexiones que ofrece–. Los guionistas no temen matar personajes para sorprender y dejar claro que el juego puesto en marcha es peligroso. Hasta cinco regulares caen a lo largo de la temporada, siendo sin duda la muerte más dolorosa la que acontece en el capítulo final, puesto que el personaje fallecido no sólo estaba muy bien interpretado sino que tenía un pasado de lo más atractivo.
"Las aristas más heterodoxas y de mayor calidad vienen de las tramas menos serializadas."
Pero The Following tiene un gran problema, todo hay que decirlo, y es aceptar este gigantesco salto de fe para disfrutar de los giros y sorpresas que Williamson y sus guionistas tienen preparados. A saber, el plan de Joe Carroll pasa por haber formado una secta –una idea genial que disloca por primera vez las expectativas del espectador al concluir el notable episodio piloto– durante su estancia en la cárcel. Bien, la enorme pastilla que debemos tragarnos es que la prisión donde Joe estaba no monitoriza con cámaras ni con guardias los encuentros entre presos y visitantes. Cuesta mucho creer que un asesino en serie pueda reunirse con decenas de personas a lo largo de 9 años sin que nadie sospeche nada. Uno de los elementos más interesantes, además de una constante en el trabajo de Williamson, es lo meta de The Following. El creador se las arregla para introducir sus jocosos comentarios sobre narrativa y sus previsibilidades cuando hace que Carroll, antiguo profesor de literatura y escritor fracasado obsesionado por Edgar Allan Poe, escriba las andanzas de Ryan Hardy (al que Kevin Bacon presta su talento para sintonizar todas las emociones) en su investigación sobre la secta. Esto da lugar a simpáticos diálogos donde se reflexiona sobre la condición de héroe/antihéroe, los convencionalismos de las historias criminales y los líos amorosos como motor de avance de las tramas.Lo que empieza como una fuga pasa a ser un secuestro que se reconvierte en otra fuga que da lugar a matanzas y retorcidas ideas sobre el poder y la muerte –la evolución dramática de Jacob es atropellada pero reseñable por las reflexiones que ofrece–. Los guionistas no temen matar personajes para sorprender y dejar claro que el juego puesto en marcha es peligroso. Hasta cinco regulares caen a lo largo de la temporada, siendo sin duda la muerte más dolorosa la que acontece en el capítulo final, puesto que el personaje fallecido no sólo estaba muy bien interpretado sino que tenía un pasado de lo más atractivo.
The Following avanza con flashbacks que revelan las intenciones de los personajes pero que también son tramposos, ya que en su afán por entretener al espectador ofrece algunos sustos previsibles y demasiado efectistas. Hay personajes que no pasan de la unidimensionalidad –esa experta en informática del FBI– y el brusco cambio de personalidad del agente Weston se torna capricho de guión. El problema de hacer una serie en abierto es que aún teniendo una poderosa trama central, cada episodio debe resolver un caso antes del minuto 40. Con la excusa argumental de la secta, los guionistas se sacan personajes de la manga y los sacrifican o arrestan en cada episodio para contentar al público. Las aristas más heterodoxas y de mayor calidad vienen de las tramas menos serializadas, como el trío amoroso/sexual entre Jacob, Paul y Emma, el juguetón cautiverio de Claire en la última tanda de episodios o las imperfecciones de Ryan. James Purefoy sobreactúa en ocasiones pero sabe disfrutar de los ángulos de Joe Carroll y sus careos con Bacon siempre proporcionan escenas memorables. La relación Ryan/Joe es lo más importante para Kevin Williamson, y por eso la cuida con mimo. Respecto a la conclusión, el final de la temporada es decepcionante, ya que Williamson no respeta como suele la inteligencia del espectador y recurre a varios tópicos de cajón, especialmente un barato susto de último momento para hacer de cliffhanger con la ya otorgada 2º temporada. Indigno de un guionista talentoso, pero parece que necesario para enganchar a la audiencia. ★★★★★
Adrián González Viña.