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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Mundo injusto

    Adikos kosmos
    Concha de Plata a la mejor dirección e interpretación masculina en Donostia Zinemaldia 2011.
    crítica de Mundo Injusto | Adikos kosmos | άδικοσ κοσμος | Unfair World, Filippos Tsitos, 2011.

    El crudo azar, el destino irremediable, la inminente desgracia. Tres componentes que rara vez faltan en algunas de las más grandes tragedias griegas de la literatura antigua, tres componentes esenciales de los que se desprenden, de manera muy usual, las virtudes y los defectos de la humanidad. En tiempos en los que el cine griego busca crear un lenguaje cinematográfico novedoso, efectivo y propio, nunca evadiendo la realidad social, política y económica que atraviesa el país, parece que la tragedia ha de ser el trasfondo sobre el cual se montan, aunque minuciosamente, las más deliciosas comedias. “Mundo injusto” (Adikos kosmos, 2011), esta producción de Filippos Tsitos, es el resultado de ese magnífico interjuego, donde la comedia y el drama se eclipsan alternadamente a lo largo de la historia. Si revisamos muy rápidamente los últimos trabajos provenientes de este país, nos encontraremos con argumentos complejos, sumamente enfocados en la dicción cinematográfica. “Dogtooth”, de Yorgos Lanthimos, conjuga dos realidades paralelas a partir de una selección de palabras a las que se les atribuyen nuevos significados. “Attenberg” parte de un título deformado para tratar el tema de la comunicación. “Alps”, juega con las realidades encubiertas, y sobre todo, con lo mimético. En ese sentido, tal vez sea la película de hoy un tanto diferente, pues su autor no toma como punto de apoyo lo que pasa en un primer plano, o lo que en él se dice, sino el modo en que repercute en un contexto más general.

    “Mundo injusto” habla sobre un oficial de policía con un sentido de la justicia tan particular como cuestionable: su intuición, inteligencia, experiencia o lógica, le dan autoridad para juzgar a quienes han sido detenidos. Los perdona, si lo considera adecuado a su criterio, que siempre es subjetivo e imperfecto, pues la perfección está encadenada a una verdad inaccesible. Es un hombre pequeño, que arrastra una vida gris. La rutina le pesa, y las caminatas que lo conducen como un vagabundo del parque a la comisaría, extienden su pesar diario. Sin embargo, finalmente reconoce que detenta un poder mucho mayor al que cree: no sólo puede asentir o negar, sino que puede (con ello) hacer algo realmente grande. Cuando ve que un hombre al que él ha creído inocente, ha sido encerrado, pondrá en marcha un plan para demostrar lo contrario. Para ello, se unirá a su compañero de trabajo, un profesional a punto de retirarse. Pero hundir la cabeza en los pantanos de la incertidumbre puede ser peligroso, y más cuando no todos los hombres comparten un mismo criterio de verdad.

    Adikos kosmos

    Esta película, en sí, es un sencillo cuento sobre la ética. Gira en torno a este protagonista, que como Wiesler en “La vida de los otros” (para nombrar a uno de los personajes más emblemáticos del cine europeo contemporáneo), tiene un poder que nunca ha usado con el objetivo de concretar algo grande. En sí, la grandeza de salvar a un hombre inocente, no se mide en términos materiales, sino en cuán significativo puede tornarse (en este momento determinado) para el personaje. De hecho, la acción de emitir una opinión, un juicio, o en otras palabras “su trabajo”, es algo grande. Pero el acostumbramiento lo convierte en algo característico y muy poco especial de su vida monocorde y amarga. Tsitos intenta que el público encuentre en su mirada un toque de familiaridad. Aunque dudo que la audiencia sienta demasiada simpatía por un ser que prácticamente no evoluciona, y que preserva ese color grisáceo durante las casi dos horas de metraje. Gran interpretación para un personaje que no funciona, dentro de una película que básicamente depende de él.

    Luego está, sí, la historia de amor. Una subtrama que cojea hasta desplomarse en el final. El director, y también responsable del guión, intenta guardar frases reveladoras en las escenas que comparten los dos protagonistas, de un modo estratégico e inconveniente. El romance, y todo lo relativo a él, no es el fuerte de “Mundo injusto”. Si bien una de las máximas virtudes del film es precisamente la interpretación de ambos, la misma estructura de los personajes no es compatible con el, si se quiere, enamoramiento. El impacto debe estar centrado en la dureza, en la manera de retratar los espacios, de jugar con la iluminación, y de darle una fuerza a todo lo que se dice. Tiene un libreto muy denso, disparando continuamente sentencias en torno a los equilibrios de la justicia, a la equivalencia, al orden natural. “Mundo injusto” habla mucho, dice poco, y muestra sólo lo suficiente. Pone los acentos donde no debe, se obsesiona por generar contrastes entre un trasfondo realista y momentos de cierto ridículo, cuando más puede valerse por la brillante pero esporádica honestidad de sus errantes individuos, desesperados por encontrar en el cosmos un criterio de justicia infalible que los salve del abismo. ★★★★★

    Rodrigo Moral.
    crítico de cine.

    Grecia, Alemania, 2011, Adikos kosmos (Unfair World). Dirección: Filippos Tsitos. Guión: Dora Masklavanou, Filippos Tsitos. Productora: Greek Film Center / Neue Road Movies / Wrong Men. Presentación: Sección Oficial Donostia Zinemaldia 2011 (Concha de Plato al mejor director y actor). Fotografía: Polidefkis Kyrlidis. Música: Jose Van der Schoot. Intérpretes: Antonis Kafetzopoulos, Christos Stergioglou, Theodora Tzimou, Minas Hatzisavvas, Yorgos Souxes, Laya Yourgou.

    Adikos kosmos poster
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