crítica de La extraña | Die Fremde | When we Leave, Feo Aladag, 2010
"No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos".
Friedrich von Schiller.
La idea de La extraña, elegida como representante de su país para el camino hacia el Oscar 2011, surge cuando la realizadora, guionista y actriz austríaca Feo Aladag participa dirigiendo unos spots para una campaña de violencia contra las mujeres para Amnistía Internacional. Fue ahí donde se propuso indagar de una manera más profunda sobre la situación de la mujer en el Islam y los crímenes de honor. Quizá La extraña (Die Fremde, 2010) no sea por su temática una cinta original, sino que realmente sigue un camino ya marcado por muchos otros que retrataron el complejo asunto de las tradiciones y los valores musulmanes siempre contenidos en esa religión. El debut en la dirección cinematográfica de Feo Aladag, premiado en el festival de cine de Tribeca y en la Berlinale, continúa la estela trazada por cineastas como Fatih Akin en su estupenda Contra la pared (Gegen Die Band, 2004) o Jasmila Žbanić y su En el camino (Na putu, 2010) para hablarnos de individuos que quieren resarcirse de la sociedad, de esos barrotes de carne y hueso que los mantiene muertos en vida. En La extraña, Umay, una alemana de origen turco decide volver con su hijo a Berlín a la casa de sus padres, luego de abandonar a su cónyuge que la maltrata constantemente, desafiando así las leyes musulmanas. Sin embargo, Alemania no será precisamente un jardín del Edén para nuestra protagonista, pues sufrirá un destierro familiar como consecuencia de su negativa de someterse a los dictámenes retrógrados que le son impuestos. La cinta de Aladag es una oda a la mujer y a su lucha por encontrar un lugar en el mundo, colmado de asfixiantes intransigencias. Ella misma, en una entrevista afirmaba que la idea del film era hacer un drama universal sobre el deseo de ser amado por lo que uno es. Desde otra lectura, La extraña nos habla del choque frontal de dos civilizaciones en constante lucha desde tiempos inmemoriales y no ya de tradiciones establecidas, sino de cual es nuestra percepción de ellas, de cómo las interpretamos y cómo podríamos encontrar rasgos en común para salvar esa divergencia tan acuciante. Así mismo, Umay y la misma Alemania y sus gentes se nos presentan como la esperanza del cambio, mientras que la familia de la emigrante turco-alemana refleja el pasado del que, parecer ser, no podemos escapar.
Sibel Kekilli es la estupenda actriz que encarna a ésta apátrida rebelde en busca de dignidad y que parece esforzarse una y otra vez por cortar por lo sano con las tradiciones de la Turquía más conservadora y retrograda. Quizá no sea casualidad que la misma actriz interprete roles con connotaciones similares, abrazando siempre la modernidad e intentando dejar atrás la tradición (o quizás buscando una aceptación, tanto en la cinta de Akin como en el primer trabajo de Aladag. En lo que se refiere a los secundarios, el trabajo actoral es sencillamente soberbio (fruto de la magnífica dirección de actores que lleva a cabo Aladag, que ya había trabajado delante de las cámaras), interpretando a personajes arrastrados por la deriva fundamentalista. Y es que estamos asistiendo a un verdadero calvario, y no ya por parte de Umay, sino también en lo que respecta a la familia, esclava de un arraigo para con sus valores y tradiciones. De hecho, no se pretende maniqueísmo alguno, sino un interés por mostrar individuos marcados por razones culturales y sociales. En cuanto al ritmo narrativo, si bien la cinta adquiere un tono cada vez más dramático, realmente todo lo que sucede en el metraje es mostrado paulatinamente, combinando momentos de extrema angustia con otros ciertamente esperanzadores, donde la empatía entre Umay y sus familiares parece asomar, no sabemos si con intención de quedarse o de abandonar para siempre. Mención especial merece la preciosa fotografía a cargo de Judith Kaufmann que embellece (al igual que ocurre con la partitura de Stepháne Moucha) de manera poética el vía crucis de esta mártir. Aunque la película tenga para un servidor un final un tanto efectista que no hace sino presagiar un desenlace fatal, sí es cierto que la realizadora sabe manejar a la perfección los recursos técnicos. La extraña es un filme muy duro, pero al final nos deja una puerta abierta, quizá a la controversia, pero también y sobre todo, a la reflexión sobre cómo liberarnos de nuestras ataduras, o si de verdad debemos hacerlo. ★★★★★
Julio Mogollón.
crítico de cine.
Alemania, 2010, Die Fremde. Director: Feo Aladag. Guión: Feo Aladag. Productora: Westdeutscher Rundfunk / Rundfunk Berlin-Brandenburg / ARTE / Independent Artists Filmproduktion. Presentación: Festival de Valladolid 2010. Fotografía: Judith Kaufmann. Música: Stéphane Moucha, Max Richter. Intérpretes: Sibel Kekilli, Nizam Schiller, Derya Alabora, Settar Tanriogen, Serhad Can, Almila Bagriacik, Tamer Yigit, Alwara Höfels, Florian Lukas, Blanca Apilanez Fernandez, Mustafa Jouni.