de Krysztof Kieslowski
Liberté, Égalité, Fraternité ou la mort! o, establecido de manera oficial por la Segunda República Francesa, Liberté, Égalité, Fraternité (Libertad, Igualdad, Fraternidad) son las tres palabras que representan al país galo. Como todos sabemos, la bandera francesa -drapeau bleu-blanc-rouge, drapeau français- está compuesta de tres franjas verticales de color azul, blanco y rojo. El director polaco Krysztof Kieslowski quiso incorporar estos valores a través de los colores señalados con una trilogía: ‘Trois Couleurs’.
Juliette Binoche (Julie) es la protagonista de la primera parte de esta obra, ‘Trois Couleurs: Blue’ (1993). El color azul simboliza, fuera del contexto social, la libertad. Ser uno mismo sin impedimento alguno. Es decir, vivir sin ataduras. Algunas de sus escenas están iluminadas con tonalidad azulada gracias al recurso de los filtros de colores ‘luz coloreada’. Los filtros evocan efectos a través de la luz transmitida. El resultado en esta trama es la sensibilidad, la melancolía, el confinamiento. Situaciones o sentimientos humanos que presiden sobre toda comunicación verbal. Quizás, la escena que más ilustre los pensamientos del personaje sea cuando Julie se acerca a la lámpara de su hija y en su rostro se dibuja los reflejos añiles de las virutas de cristal. Kieslowski repitió colaboración con el director de fotografía polaco Sławomir "Slawek" Idziak (1945) tras ‘La double vie de Veronique’ en 1991. A pesar de tener poco reconocimiento comparado con otros cinematógrafos, ha participado en películas de renombre como ‘Gattaca’ (1997), ‘King Arthur’ (2004) o ‘Harry Potter and the Order of the Phoenix’ (2007), siendo nominado a un Bafta y a un Oscar por ‘Black Hawk Down’ en 2001.
La siguiente película es ‘Trois Couleurs: Blanc’ (1994). Las gélidas calles de París, los campos vestidos de nieve en Varsovia, un matrimonio que se separa, el triste destino de un hombre abatido. El mundo al completo descolorido. Blanco. En ‘Blanc’ lo importante no es la iluminación sino aquello que rodea a los personajes. La nieve, el día de la boda, el busto de una mujer de época, el armonioso peine, la cola sobre una pieza de cerámica, el mismo invierno con sus respectivos tonos tenues y grises. Todo unido nos exhibe con una fotografía ajada, marchita. El valor a destacar es la igualdad. En busca del respeto y la felicidad. Una joven francesa llamada Dominique (Julie Delpy) se divorcia de su marido Karol (Zbigniew Zamachowski) -un polaco que comprende apenas el idioma- debido a sus problemas de impotencia. Decide abandonarlo para siempre, echándolo literalmente de su vida. A partir de ahí el personaje necesita enderezar su camino. Se va de Francia, un país que le ha sido insólito durante años y decide volver a su ciudad natal, a Varsovia para rehacerse a sí mismo. Edward Kłosiński (1943-2008), fue el encargado de la fotografía. Solo mencionar de este cineasta polaco que desde su participación en ‘The Promise Land’ (1975) de Andrzej Wajda, tuvo un gran reconocimiento internacional. En 1999 ganó un Premio Bavaria a Mejor Fotografía. En la escena que aparece Dominique tras la verja, observamos que todos aquellos tonos grises se funden en tonos cálidos, rojizos. Ella le envía un mensaje a Karol mediante el lenguaje de signos.
"Cuando salga de la cárcel, tú y yo, vamos a salir juntos ¿De acuerdo? ¿O nos quedaremos aquí y nos casaremos de nuevo?"
Con ello damos paso a ‘Trois Couleurs: Rouge’ (1994). En esta ocasión colaboró con el director de fotografía Piotr Sobocinsk (1958-2001) nominado al Oscar a Mejor Director de Fotografía en 1995 por dicha película. Se le consideró en su género uno de los más importantes de su país. Con Kieslowski participó a finales de los ochenta en ‘El Decálogo’ una serie de episodios para la TV. En cuanto a cine; ‘Marvin's Room’ (1996) ‘Twilight’ (1998) y ‘Hearts in Atlantis’ (2001). En pleno rodaje de ‘Trapped’ falleció mientras dormía en Vancouver. Su hija dijo en una ocasión:
"Mi padre me enseñó que el lenguaje cinematográfico es su propia interpretación de la realidad. Tienes que seleccionar lo que es importante desde el embrollo de imágenes que vemos en nuestra vida cotidiana. Puedes hablar sin usar palabras por las decisiones que tomes sobre el movimiento y la composición”
El color rojo hace referencia a la fraternidad. Un vínculo entre dos personas que en principio parecen no tener nada en común. Interpretados por Irène Jacob (Valentine) y Jean-Louis Trintignant (el ex juez Kern). Los objetos que los envuelven son rojos. La casa de Valentine, la sesión de fotos, el extenso cartel, el coche del vecino de Valentine, los asientos del desfile... Existe un matiz a destacar muy curioso. Iluminar un escenario con el rojo es perjudicial para el cámara. El ojo humano no distingue bien si una escena está enfocada o desenfocada. De ahí, que se evite el uso de este color en la iluminación. Una maestría sobre el manejo de la luz, es el momento en que Kern realiza el cambio de bombilla, presenciando el espectador la variación de matices en el rostro de la joven Valentine. Krysztof Kieslowski termina con ‘Rouge’ esta grandiosa trilogía tan llena de sentimientos.
“Tengo un creciente presentimiento de que todo lo que realmente nos importa somos nosotros mismos. Incluso cuando descubrimos a los demás, seguimos pensando en nosotros mismos. Este es un de los temas de “Rojo”- la Fraternidad. […] La cuestión es la siguiente: Incluso cuando nos damos a los demás, ¿acaso no lo hacemos porque queremos tener una opinión mejor sobre nosotros mismos? Es algo a lo que nunca le conoceremos respuesta. Los filósofos no la han encontrado en 2.000 años y nadie lo hará.” (Krysztof Kieslowski).
Inés Lendínez.
cinematography.