Algo olía a podrido en Dinamarca. Tras ese período de “Siglos Oscuros”, de incertidumbre y tenebrosidad que vivió el país durante el Antiguo Régimen, el año 1768 marcará un antes y un después, una transición en la historia de Dinamarca, y traerá el comienzo del cambio. Si bien el Siglo de las Luces ya había empezado a urdirse en otros países europeos, no fue hasta que, según afirma la tradición danesa, el monarca absoluto de Noruega y Dinamarca Christian VII nombró a un médico de origen alemán, Johann Friedrich Struensee, consejero de estado cuando buena parte de la geografía escandinava empezó a atisbar una cada vez mayor “iluminación” en lo que se refiere al aspecto intelectual, cultural y social. Y es que este encuentro marca el punto y aparte en la cinta de Nikolaj Arcel. Un asunto real (En Kongelig Affære, 2012) se centra en el triángulo amoroso compuesto por el histriónico, enfermo y pueril rey —en la piel de un desconocido pero espléndido Mikkel Boe Folsgaard, no muy alejado de aquel estupendo Mozart que nos regaló Tom Hulce en Amadeus —, su médico ya mencionado y la joven pero madura y fuerte reina Carolina Matilde de Hanóver (una Alicia Vikander en estado de gracia), víctimas de un período de oscurantismo y tinieblas propios del medievo. Sin embargo, es seguramente el contexto político-social lo que en realidad deberíamos destacar —de hecho, el mismo Nikolaj Arcel aseguró que eso es precisamente lo que más le interesaba contar —. Y es que este cinta es también un ejercicio de didáctica, pues lo narrado en ella se acerca fielmente a lo ocurrido en aquel período. En este sentido, Struensee, el médico del monarca, no sólo actúa como tal, sino que se nos presenta como un docente adelantado a su época, como un ilustrado abriendo las cortinas de la vieja Dinamarca para dejar que el sol irradie y su luz despierte las conciencias de los más reaccionarios. Parece ser que tanto Struensee (interpretado por un muy contenido Mads Mikkelsen) como el escritor y director del film nos hacen una vibrante apología al “sapere aude” (“atrévete a saber”), incluso al “atrévete a cambiar” el curso de las cosas. Me atrevería a afirmar que, tras el visionado de la película, sería lícito establecer ciertos paralelismos con respecto a la situación social actual, pues, al fin y al cabo, y a pesar de la distancia en el tiempo, ni la política, ni la sociedad, ni siquiera la naturaleza humana han cambiado tanto, pero sí existe todavía una voluntad de rebeldía, de cambio ante esta constante lucha de clases, siempre plagada de incongruencias y corrupción a partes iguales.
Bajo una apariencia de mastodóntica producción, estamos en realidad ante una película de corte independiente de bajo presupuesto, eso sí, con un equipo a sus espaldas de auténticos profesionales. Se trata, pues, de una película que tardó varios años en fraguarse. De ahí que este tan milimétricamente cuidada (un trabajo de fotografía, maquillaje, dirección artística y vestuario excelentes) y sea tan sofisticada como cualquier otro trabajo de época firmado por otros directores, llámense Forman o Frears. Podríamos dejarnos llevar por ese abrumador espacio en que el realizador y guionista de Un asunto real sitúa a sus personajes para complementar, de alguna forma, el sentimiento que impregna a la cinta. Incluso por la pausada melodía de Yared & Auford que acompaña de manera armoniosa a cada uno de los fotogramas del filme. Si bien la mayoría de estas 'period pieces' suelen representar una puesta en escena más “objetiva”, más clásica, aquí el director parece optar por unas formas más contemporáneas, más intimistas, poniendo especial énfasis en los personajes y sus actitudes. Podemos decir pues que Arcel lleva a cabo un estudio del detalle frente al casi inabarcable escenario que nos sugiere, analizando minuciosamente las acciones/reacciones de este plantel de individuos que por caprichos del destino son los designados para cambiar (o no) el estado de las cosas.
Julio Mogollón.
crítico de cine.
Dinamarca, 2012. Título original: “En Kongelig Affære”. Director: Nikolaj Arcel. Guión: Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg, Lars von Trier. Productora: Zentropa Entertainments. Música: Gabriel Yared, Cyrille Aufort. Fotografía: Rasmus Videbæk. Presentada en Festival de Berlín 2012 (mejor actor y guión). Intérpretes: Mads Mikkelsen, Alicia Vikander, Mikkel Boe Følsgaard, Trine Dyrholm, David Dencik.