entrevista | Staff.
Cuando se quiere castigar a alguien por haber desobedecido las leyes la máxima condena que imponen los tribunales es la privación de libertad. Hadijatou Mani, y otras 43.000 personas en Níger tienen esta condena desde su nacimiento, sin haber delinquido. Han nacido esclavos. ¡Si señores, la esclavitud todavía existe en nuestros días! La esclavitud en el sentido más literal y dramático del término. Personas que compran a otras personas y se convierten en sus propietarias. Hadijatou Mani, denunció a su Estado, Níger, por no haberla protegido contra la esclavitud. Y ganó, consiguiendo una sentencia sin precedentes hasta el momento. Tuvo que reclamar porque aunque la constitución nigerina prohíbe la esclavitud, la tradición está todavía muy arraigada en la sociedad, hasta el punto que algunos tribunales hacen prevalecer la tradición por encima de las leyes. Lala Gomà y yo conocimos su historia a través de una noticia publicada en un periódico donde se daba cuenta del hito conseguido por Hadijatou Mani. Y decidimos indagar más acerca de ella y de la persistencia de la esclavitud en pleno siglo XXI. A medida que nos íbamos sumergiendo en el tema, nuestra indignación e impotencia iba en aumento. Por este motivo decidimos viajar a Níger para hacer un documental donde se contara la historia completa de esta mujer valiente, que con su ejemplo puede hacer retroceder esta situación tan compleja, injusta e inhumana. La lucha de Hadijatou es singular desde el principio. La vendieron a los 12 años y durante los 9 que fue esclava huyó en infinitas ocasiones, poniendo en peligro su integridad y la de su familia. La última vez escapó desnuda y embarazada, después de haber recibido una paliza de su amo que, siendo el padre del hijo que ella esperaba, la acusó de haberse acostado con otros esclavos. Su caso corrió como la pólvora por su zona, hasta que llegó a oídos de la ONG Timidria. Un responsable de la oficina acudió en su ayuda porque pensaron que la vida de la joven corría peligro. Le ofrecieron la posibilidad de denunciar, y ya nunca ha dejado de hacerlo. Aunque algunos tribunales sentenciaran en contra suya, ella apelaba. Inasequible al desaliento, incluso pasó por prisión y cuando la liberaron continuó luchando. Nosotras la dejamos en plena lucha por la custodia de los dos hijos que tuvo con su ex amo, a los que prácticamente no conoce porque siempre le estuvo vetada la relación con ellos. Ahora tendrá lugar el último juicio, el que parece ser que pondrá fin a la vía legal, y a través del cual, Hadijatou puede finalizar su cruzada personal.
Hadijatou J'accuse, explicado por sus directoras
Es ahora cuando tenemos que volver a Níger a cumplir nuestra promesa de acabar el documental cuando Hadijatou tuviera la resolución sobre sus hijos. Además, queremos ver cómo su lucha ha animado a otras mujeres a tomar su mismo camino. En nuestro primer viaje vimos como se gestaba esta pequeña revolución. Ahora, nos consta que Timidria tiene muchas peticiones de denuncia sobre la mesa. La rebelión está servida. Lenta, pero esperamos que sea imparable. Palizas, vejaciones físicas y morales, trabajo duro, violaciones sistemáticas. Éste era el día a día de Hadijatou y es el de los cientos de miles de esclavos –mujeres en su mayoría- que todavía hay en el mundo. A través del documental y de la historia de Hadijatou, queremos aportar nuestro grano de arena a que esta situación se conozca y remueva conciencias. Como seres humanos, como mujeres no nos podemos permitir mirar para otro lado ante esta situación.
Rosa Cornet.
cineasta.