REVISIÓN DE LAS NORMAS
crítica de La cabaña en el bosque (The Cabin in the Woods, Drew Goddard, 2012)Está claro que dentro del cine de terror podría decirse que, o está todo inventado, o existe una gran crisis creativa para ofrecer propuestas diferentes a cualquier cosa que ya hayamos visto antes. Consciente de ello, cada cierto tiempo aparece una película que subvierte las normas de este género para, sin alejarse demasiado de lo establecido, insuflar un poco de originalidad. Fue el caso de Scream (1996) de Wes Craven, que empleó de manera muy inteligente todos los tópicos de los filmes de psicópatas que hicieron furor en los 70 y 80 - con La noche de Halloween (1978) como principal referente - para homenajear sanamente a este subgénero. La fórmula del éxito residió en un estupendo guión de Kevin Williamson -responsable de los libretos de Dawson crece-, cargado de humor negro (sin caer en la parodia) y referencias cinéfilas para los más fanáticos. Las secuelas posteriores que originó fueron perdiendo fuelle, preocupándose más en recaudar millones que en complacer a los fans u ofrecer alguna novedad digna de mención. Pues bien, este 2012 hemos conocido al equivalente de Scream para el subgénero de monstruos y fantasmas. The Cabin in the Woods (La cabaña en el bosque en España) puede presumir de una absoluta falta de complejos a la hora de mezclar ingredientes de muchos clásicos del terror, pero siempre dentro de un ingeniosísimo guión de Drew Goddard –también director de la cinta- y de otro afamado nombre de la televisión, Joss Whedon - artífice de series de culto como Buffy y Firefly y reciente realizador de Los Vengadores -, nominado para algunos premios de Sociedades de Críticos de Cine como los de San Diego, Detroit o St. Louis.
Desde los primeros minutos de metraje, donde se nos presenta al grupo de jóvenes amigos que vivirán la pesadilla, advertimos los primeros síntomas de subversión de los clichés. El rubio y fuerte Chris Hemsworth – mundialmente famoso por su papel de Thor (2011) - no interpreta al típico capitán del equipo de fútbol gallito y descerebrado, sino a un aplicado estudiante de Sociología. Su novia es una rubia teñida, de físico espectacular, cuya personalidad dista bastante de ser la animadora con encefalograma plano acostumbrada. Un empollón de cuerpo atlético, una virgen que no lo es tanto y el graciosillo fumador de hierba de turno que resulta no ser el pardillo de la función, sino el único personaje que en realidad se percata de todo lo que ocurre a su alrededor, completan el quinteto protagonista. Los arquetipos quedan totalmente trastocados en el guión de Whedon. El fin de semana en una cabaña del bosque -sospechosamente parecida a la de Posesión infernal (1983), el clásico de Sam Raimi- es el típico punto de partida de esta aventura de terror en el que no podía faltar el lugareño rarito que avisa a los muchachos del peligro que les espera si se empeñan en ir a ese lugar. Homenaje a Viernes 13 (1980), sin duda. Los títulos de crédito ya nos transportan a aquellos slashers que hicieron furor en los 80. Pero rápidamente, la historia comienza a dar pequeñas muestras de alejarse de las normas establecidas con la aparición de unos técnicos que vigilan a los chicos con cámaras ocultas instaladas por toda la cabaña. Una especie de reality show al más puro estilo de Gran Hermano, donde los “concursantes”, ajenos a las manipulaciones a las que son sometidos por estos “titiriteros”, verán como sus vidas corren peligro, víctimas de una horda de zombis. El programa juega con sus emociones, les “motiva” con estímulos químicos (niebla de feromonas incluida) para que se comporten como verdaderos protagonistas de las antiguas películas de terror, dejando que elijan inconscientemente el tipo de horror en el que se verán envueltos (la variedad de peligros abarca desde muertos vivientes a fantasmas, pasando por monstruos de todo tipo). Una propuesta ciertamente original que sirve, no solo para ofrecernos el habitual festín de gore (se agradece que Goddard no escatime en momentos de violencia explícita, muy alejado de la ligereza del terror actual), sino que aprovecha para apuntar certeras críticas al poder de manipulación de los programas de televisión. En este sentido, destacan las estupendas creaciones de Bradley Whitford y Richard Jenkins como los mezquinos controladores del programa, destinado a ofrecer sacrificios humanos a nuestros “ancestros”, una especie de dioses gigantes que viven aplacados bajo nuestros pies. El humor macabro de sus diálogos y situaciones, donde llegan a apostar dinero sobre qué destino tendrán los muchachos, sin importarle lo más mínimo su sufrimiento, es el mayor acierto del habilidoso guión.
Un joven Chris Hemsworth encabeza el reparto de 'La cabaña en el bosque', de Drew Goddard |
La primera mitad de The Cabin in the Woods es toda una carta de amor a Posesión infernal, no sólo por los ambientes donde se desarrolla la acción o los movimientos de cámara a ras del suelo, sino por ese diario encontrado en el sótano, que aparentemente despierta el mal que se oculta en el bosque. ¿No les suena mucho al mítico Necronomicón de la obra maestra de Sam Raimi? Desde el momento que comienza la carnicería, lo hace sin concesiones. Decapitaciones, zombis con letales ganchos al más puro estilo de La matanza de Texas (1974)… el cine de terror sórdido y sucio de los primeros 80 ha vuelto con más fuerza que nunca. Y sí, aquí las chicas rubias y guapas enseñan carne sin que el guión lo exija, a la manera tradicional (para regocijo del vouyerista grupo de técnicos que les vigila desde su sala de mandos). Nada que ver con el recato de heroínas como Neve Campbell en la saga Scream. Un primer acto, como he dicho, bastante convencional (dentro de su original variante) que, sin embargo, alcanza su punto álgido en los veinte excitantes minutos finales, donde los enamorados del cine fantástico rozaremos el orgasmo ante las cantidades industriales de referencias cinéfilas y criaturas de todo tipo que invadirán la pantalla. ¡Si hasta podemos ver a un enigmático ser muy parecido a los cenobitas de Hellraiser! (1987) Otra de las agradables sorpresas que nos encontramos en este generoso filme es la breve (pero decisiva) aparición de todo un icono de la ciencia ficción moderna. Nada más y nada menos que Sigourney Weaver, la genuina Teniente Ripley de la saga Alien, en un personaje muy al estilo del que encarnó en la reciente Paul (2011).
The Cabin in the Woods debe ser tomada como un inteligente y astuto juego de nostálgica cinefilia para ser disfrutada en toda su magnitud. Es como un circo de los horrores de la vieja escuela puesto en imágenes con las últimas técnicas en efectos digitales, salpicado de una ironía más propia del cine del nuevo milenio, que obliga a que no nos tomemos demasiado en serio lo que vemos en pantalla. Sin duda, una de las experiencias más jugosas que nos ha ofrecido el apagado panorama fantástico actual que, injustamente, aún no hemos tenido el placer de ver estrenada en los cines de España. Todo un enigma, teniendo en cuenta que viene precedida de unas excelentes críticas allá donde se ha proyectado y un notable éxito comercial en Estados Unidos. ★★★★★
José Antonio Martín.
redacción Canarias
Estados Unidos. 2012. Título original: The Cabin in the Woods. Director: Drew Goddard. Guión: Drew Goddard y Joss Whedon. Productora: MGM. Presupuesto: 30.000.000 dólares. Recaudación: 65.902.967 dólares. Localizaciones: Vancouver. Fotografía: Peter Deming. Música: David Julyan. Montaje: Lisa Lassek. Intérpretes: Kristen Connolly, Chris Hemsworth, Anna Hutchison, Fran Kranz, Jesse Williams, Jodelle Ferland, Richard Jenkins, Bradley Whitford.