Extraterrestre (Nacho Vigalondo, 2011)
Personaje polifacético donde los haya, Nacho Vigalondo puede presumir de tener uno de los universos propios más originales, inteligentes y, por qué no decirlo, incomprendidos. Ya desde sus primeros trabajos como cortometrajista, Una lección de cine (1999) y Código 7 (2002), deja constancia de un humor marciano e inclasificable que alcanza su madurez con esa inolvidable pieza nominada al Óscar que fue 7:35 de la mañana (2003). Recogió premios en varios festivales y su nombre comenzó a sonar con fuerza como una de las grandes esperanzas de nuestro cine. Tras dos estupendos cortos más, Domingo (2005) y Choque (2005), donde los elementos fantásticos o surrealistas servían para mostrar los conflictos de pareja, Vigalondo dio el salto al largometraje con la imprescindible Los Cronocrímenes (2007), personalísima vuelta de tuerca al subgénero de viajes temporales que confirmaba lo que muchos ya sospechábamos viendo sus cortos: que estábamos ante un creador a contracorriente, valiente y que evita caer en cualquier tópico sea cual sea el género que toque. Por eso, quienes esperaban de Extraterrestre (2011) una comedia de ciencia ficción convencional o, lo que es lo mismo, que el director hubiera vendido su alma a la industria, sacrificando su particular estilo en favor de una mayor comercialidad, están muy equivocados.
En esta ocasión, Vigalondo se limita a las labores de director y guionista, dejando el protagonismo en manos de uno de esos actores que llenan la pantalla a golpe de talento, pero que rara vez tienen la ocasión de encabezar un reparto: Julián Villagrán. Nominado al Goya a mejor actor revelación en 2008 por Bajo las estrellas, Villagrán es el álter ego perfecto del director en la pantalla. Junto a él brillan con luz propia la frescura y el encanto de la guapísima Michelle Jenner (en un año redondo, completado con su nominación al Goya por No tengas miedo), el constatado talento para la comedia del genial Carlos Areces (cada día más consolidado en pantalla grande) y dos descubrimientos para el gran público como Raúl Cimas y el canario Miguel Noguera. Cinco únicos personajes en una historia de amor adúltero enmarcada en las inoportunas vísperas de una “invasión” extraterrestre.
No hay que engañarse. Lo que el realizador nos ofrece no es la versión cañí de Señales (2002) de M. Night Shyamalan, donde también se mostraba una invasión alienígena desde el interior de cuatro paredes. La respuesta minimalista a La Guerra de los Mundos, por llamarlo de alguna manera. La presencia de una nave nodriza, de diseño casi clónico a las de la serie V (en su versión de los 80, que Vigalondo es de mi quinta), es meramente la anécdota, un mcguffin que simplemente sirve para precipitar las alteraciones sentimentales de sus protagonistas.
Julio y Julia (Villagrán y Jenner) son dos extraños que han pasado una “noche loca” y se han despertado en el piso de ella, víctimas de la consiguiente resaca. Pronto se darán cuenta de que televisión, radio, teléfonos y cualquier forma de comunicación no funcionan, que un OVNI se encuentra flotando sobre la ciudad (algo que se repite en otras ciudades por toda la Tierra) y que la gente ha sido evacuada por los militares. Lejos de alarmarse por estas especiales circunstancias, la mayor preocupación de la pareja es ocultar su desliz al novio de Julia, Carlos (Raúl Cimas). Para ello tienen que lidiar con la auténtica “mosca cojonera” que es Ángel (Carlos Areces), el entrometido vecino de la chica, obsesivamente enamorado de ella y que ha sido testigo de este affaire.
Raúl Cimas y Julián Villagrán en 'Extraterrestre', de Nacho Vigalondo |
Vigalondo esquiva cualquier elemento de ciencia ficción, centrándose en el comportamiento de estos cuatro personajes ante la situación de adulterio y amores no correspondidos. Los esfuerzos de Julio y Julia por desacreditar a Ángel, haciéndole creer a Carlos que es una especie de alienígena que ha suplantado su personalidad (muy a lo La invasión de los ladrones de cuerpos), son muy divertidos y en ellos se basa el verdadero suspense de la historia. Mientras que la pareja de amantes presenta un comportamiento más lógico, los mejores momentos de humor absurdo quedan a cargo de los más histriónicos secundarios. Carlos Areces roba cada escena donde aparece con su envidioso y despechado personaje, que me recuerda bastante al Rick Moranis de la ya clásica Los cazafantasmas (1984). Un tipo que prefiere aferrarse a su piso, donde puede controlar los movimientos de la chica que ama (pero no le corresponde) antes que huir de un inminente ataque extraterrestre. Raúl Cimas no se queda atrás en cuanto a personaje friki. Carlos es un pardillo, un pobre diablo que va de héroe y de ser el cerebro de la operación de enfrentarse contra los invasores, mientras no es capaz de descubrir el engaño al que está siendo sometido por su novia y el amante de ésta. Es el único personaje que, en su ignorancia de la relación entre Julio y Julia, parece darle importancia al peligro que, teóricamente, se cierne contra la humanidad.
En definitiva, Extraterrestre es una atípica comedia romántica, con toques vodevilescos. Una historia sencilla, casi sin efectos especiales ni acción. La mayor parte de la trama se desarrolla en el interior de un piso, los invasores espaciales no aparecen por ninguna parte (ni se les echa de menos) y el verdadero interés del espectador se convierte, ya desde los primeros minutos de visionado, en saber qué pasará con estos dos entrañables amantes furtivos. Una vez acabada la película, la sorpresa es mayúscula cuando, por encima de la ligereza de la historia y lo cómico de sus personajes y situaciones (un humor más irónico que disparatado, eso es verdad), percibimos que Vigalondo ha dejado con su historia de amor un poso de amargura en el espectador que nos remite a aquel final antológico de Casablanca (1943). Mucho más de lo que se podría esperar de una comedia de ciencia ficción al uso, sin duda.
José Antonio Martín.
España. 2011. Título original: Extraterrestre. Director: Nacho Vigalondo. Guión: Nacho Vigalondo. Productora: Arsénico Producciones/Sayaka Producciones audiovisuales. Música: Jorge Magaz. Fotografía: Jon D. Domínguez. Montaje: Jon D. Domínguez. Intérpretes: Julián Villagrán, Michelle Jenner, Raúl Cimas, Carlos Areces, Miguel Noguera.